En EE.UU. creen que el ascenso de Massa da un poco de aire, pero persisten las mismas dudas de siempre
Inversores y analistas de Wall Street y Washington creen que el futuro “superministro” puede implementar las medidas necesarias para contener la crisis y evitar un mayor deterioro de la economía, pero desconfían de si logrará concretarlo
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WASHINGTON.- Cambian los nombres, pero el escepticismo perdura. La coronación de Sergio Massa como “superministro” con el control de casi toda la botonera de la economía, que le puso un punto final a una gestión de apenas 24 días de Silvina Batakis en el Palacio de Hacienda, fue tomada en Estados Unidos como un reacomodamiento político desesperado y necesario –más allá de las desprolijidades– para ordenar la gestión, ganar un poco de aire y tratar de domar la crisis y evitar que la economía se estrelle. Pero aún así recicló las mismas dudas, ya añejas, que han acompañado a toda la presidencia de Alberto Fernández sobre el rumbo del país.
Durante años, Massa cultivó vínculos en Wall Street y en Washington, donde ven un político hábil con claras aspiraciones presidenciales, capaz de hacer lo que hay que hacer para evitar que la crisis se desmadre. La inquietud es si efectivamente lo hará.
Su llegada al gabinete nacional cierra otra semana tumultuosa que había comenzado con la visita de Batakis a Washington, donde vio a altos funcionarios del Departamento del Tesoro –incluido David Lipton, una figura clave–, el Banco Mundial, inversores y analistas de Wall Street y ejecutivos de empresas norteamericanas. Batakis prometió cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y dijo que tenía un “apoyo fuerte” del Frente de Todos. Se enteró de su salida mientras regresaba a Buenos Aires.
Tras el ascenso de Massa a “superministro”, un informe del banco de inversión JP Morgan al que accedió LA NACION indicó que la coordinación política era “fundamental” para timonear la economía, y “la necesidad de articular y alinear el apoyo político” también era una condición necesaria para sostener un compromiso creíble con un ajuste fiscal, o al menos para obtener el beneficio de la duda. “La formalización de Sergio Massa al frente de un Ministerio de Economía ampliado, que incluye Economía, Producción y Agricultura, puede ofrecer esa capacidad de coordinación, amplificada con astucia política.”, señaló el informe.
Pero, en la mirada del banco, “si el comando político de Massa en su papel ampliado es capaz de estabilizar la economía dependerá de sus decisiones macrofinancieras iniciales”. Y añade: “En nuestra evaluación, se necesita un plan de estabilización ortodoxo. Ahora esperamos el anuncio de medidas económicas en los próximos días y más nombramientos del gabinete para reevaluar nuestro escenario base, si es necesario”.
Un ejecutivo de un fondo de inversión mostraba una mirada similar. “Como estabas tan mal y te estrellabas, esto te da aire. Hay que ver el equipo completo y el plan”, sintetizó, ofreciendo una luz de moderado optimismo. “La probabilidad ya no es 100 a que se caigan. Estabas a un paso del abismo, ahora lo tenés a 100 metros con la posibilidad de que no te caigas. Eso ya es mucho”, cerró.
Un analista de otro banco de Wall Street coincidía en que el ascenso de Massa era mejor que cualquier otra alternativa disponible ahora para el Gobierno, y veía detrás de su ingreso al gabinete de Alberto Fernández un acuerdo político en el peronismo para que “lo dejen hacer algo”.
“Si le dieron ese cheque en blanco, es porque hay algún deseo en la política de que la política económica tiene que cambiar. Ven que se van a dar de frente contra la pared, y tienen que encarrilar esto con políticas coherentes”, evaluó la fuete, que después completó su análisis con un matiz fulminante: “El problema de Massa es que el quilombo es mayúsculo”.
Razones contra el pesimismo
Diego Ferro, de M2M Capital, comparó la llegada de Massa con la designación del actual jefe de gabinete, Juan Luis Manzur, luego de la durísima derrota del peronismo en las últimas elecciones legislativas.
“La medida, en sí misma, si refleja que hay una intención política de hacer ajustes que son políticamente complicados, puede llegar a ser útil para ser salir de esta situación crítica. Pero hay un problema político objetivo. Si Massa puede hacer la mínima cantidad de cosas que hay que hacer para evitar una crisis de corto plazo, hay que ver, pero es lógico que el mercado elimine el riesgo país que se veía venir después de la salida de Guzmán”, señaló. “Hay razones para ser menos pesimista, pero depende de qué puede llegar a hacer Massa. Había similares razones con Manzur, y así terminó todo”, remarcó Ferro.
Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital Partners, volvió a poner énfasis en las divisiones políticas dentro del Frente de Todos, y, más pesimista, le dio a Massa una “baja probabilidad de éxito”.
“Veo, por un lado, a un Presidente desesperado con fuertes limitaciones de la propia coalición gobernante, quienes han tomado la decisión de buscar un mesías que evite la aceleración de la crisis y estabilice de cara a las próximas presidenciales. Sin embargo, algunos están en la verada opuesta, como Grabois. Cristina tiene un perfil público muy modesto como precaución por si el experimento Massa no sale, los gobernados te dicen que no bajarán el gasto, Aníbal Fernández te dice que se debe profundizar el modelo. Es todo utópicamente disfuncional”, sintetizó. “Creo que Massa tiene una baja probabilidad de éxito más allá de lo que indica la suba de las ultimas 48 horas”, cerró.
Benjamin Gedan, subdirector del Programa para América latina del Centro Wilson, invitó a Massa varias veces a Washington y lo conoce personalmente, y dijo que tiene las habilidades políticas para cerrar las filas en el Frente de Todos. Pero puso en duda su compromiso con la austeridad fiscal, ahora ineludible para contener la crisis.
“Sergio Massa, un peso pesado del peronismo, tiene las habilidades políticas para arrear gatos en el díscolo gobierno de coalición de la Argentina. Pero a medida que se acercan las elecciones de 2023, sus habilidades serán puestas a prueba por los llamados para un gasto aún mayor y una política monetaria aún más laxa”, señaló Gedan en Twitter.