En Donald confiamos
En gran medida, el vínculo de Milei con Trump, el presidente de los Estados Unidos, ha sido clave para conseguir que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional se aceleren
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La ansiedad del mercado por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es palpable. Pero habrá que esperar un poco más para tener definiciones. “Todavía no está el acuerdo a nivel técnico [Staff Level agreement, en la jerga]”, reconoce una fuente con acceso al board (directorio) del organismo de crédito. Sin embargo, no faltaría mucho para que sea un hecho. Al menos, según confirmaron a LA NACION, está previsto que el board tenga una reunión informal la semana que viene para debatir ya el borrador del acuerdo con la Argentina. “Normalmente, circula el acuerdo y el board suele tomarse una o dos semanas para revisarlo”, explica. Luego, de contar con el visto bueno general, da lugar a la votación formal. Este jueves, en declaraciones a la agencia Bloomberg, el presidente Javier Milei dijo que preveía tener aprobado el acuerdo “a mitad de abril”.
Habiéndose garantizado ya la venia del gobierno norteamericano, que tiene 16% de los votos dentro del directorio, en el Gobierno creen que los votos del board estarán eventualmente garantizados. Según fuentes diplomáticas al tanto de las conversaciones informales que se vinieron dando en las últimas semanas, la mayoría de los países que forman parte del Grupo de los 7 estaría alineada con la posición norteamericana. “Hay vocación de acompañar”, sugirieron. En la agenda del directorio del FMI, sin embargo, todavía no se fijó una fecha formal para la votación del acuerdo con la Argentina. El board tiene previstas reuniones el 21, el 24 y el 26 de marzo, en las que piensa tratar, por ejemplo, el programa de Facilidades Extendidas con Surinam o la revisión de las cuentas –artículo IV del FMI– de países como Azerbaiyán, Maldivas o Japón. No está aún publicada la agenda de abril.
Los detalles del borrador técnico se mantienen bajo estricta reserva –nada es definitivo hasta no pasar por el filtro del board del FMI–, pero fuentes cercanas al Gobierno admiten algo que el mercado pareciera haber comenzado a descontar a partir de esta semana: “¿Hay alguien que piensa que vas a entrar al acuerdo con el mismo tipo de cambio oficial de hoy? Nadie lo piensa en serio. Hay que conquistar más espacio”, deslizó una fuente. “No hay en puerta una devaluación en todo su alcance, pero sí un ajuste”. El acuerdo, en principio, contemplaría un cronograma para poder llevar a la Argentina hacia una flotación, aunque, en el interín, la idea es más bien una flotación sucia con una intervención del Banco Central (BCRA) en el mercado de cambios.
Para ello, aseguran que el equipo económico habría logrado la autorización del FMI para que parte del dinero que se desembolse y se use para capitalizar el BCRA pueda ser usado para acotar la volatilidad del mercado de cambios. “Que te den plata que no puedas usar no sirve para nada –se sinceró una fuente al tanto de las negociaciones–. Para eso no vas al FMI y es lo mismo pedir un préstamo al Banco de Basilea”. En su exposición esta semana en la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo, Marcelo Griffi, director del BCRA, justificó el DNU que habilitó el endeudamiento con el FMI en la necesidad de fortalecer el patrimonio del BCRA. “También –dijo– es evidente que el fortalecimiento de la situación del banco permite operar de otra manera también en el mercado de cambios, que está necesitado de seguir adelante con el proceso de levantamiento de las restricciones”.
No habría, sin embargo, una idea de levantar por completo el cepo cambiario. Algunas restricciones cambiarias, admiten, son necesarias para sortear los ruidos típicos de un año electoral. El gobierno de Milei será liberal libertario, pero ante todo probó también ser extremadamente pragmático. “Ya estábamos con la idea desde hace algunos meses de que la unificación cambiaria no va a ser en plena campaña”, reconocieron.
Además, el acuerdo contemplaría mantener el ancla monetaria. Así como sucedió hasta ahora, que se mantuvo fija una meta de base monetaria amplia, la idea hacia adelante sería sostener una meta de cantidad de dinero. Siempre bajo la consigna de tener limitada la cantidad de pesos que pueden llegar a correr contra el dólar, entre otros precios. No está claro si será o no la misma meta que rige hoy de $ 47,7 billones.
No sería la primera vez que el FMI avala un ancla de este este tipo. Ya lo había hecho en tiempos macristas, cuando la presidencia del BCRA estaba a cargo de Guido Sandleris y el ministro de Economía era Nicolás Dujovne. A diferencia de aquella experiencia, que finalmente sucumbió ante el resultado de las primarias que dieron por ganador al espacio de Alberto Fernández y Cristina Kirchner –la Bolsa porteña cayó ese fatídico lunes 12 de agosto de 2019 casi 50% en dólares, y el tipo de cambio saltó 19%–, en el Gobierno señalan que ahora el programa con el FMI estará acompañado en todo momento por un ancla fiscal innegociable. “Macri no tenía superávit fiscal; nosotros ya partimos de un resultado fiscal favorable”, esgrimieron. Tras anotarse superávit financiero en enero y en febrero, en el equipo económico ya adelantan que en marzo volverán a mostrar cuentas superavitarias.
La escasez de pesos en gran medida está haciendo que los bancos suban en estos días las tasas de interés que pagan por los depósitos. No tanto por la volatilidad cambiaria de la última semana, sino porque no dan abasto para acompañar el crecimiento de la demanda de crédito. Por un plazo fijo minorista a 30 días, estaban pagando ya cerca del 30% anual -una tasa real positiva si se considera que la inflación proyectada para este año es inferior-, esto es, dependiendo del banco, entre 1,5 y 2 puntos porcentuales más que hace apenas una semana. Para empresas, la tasa es todavía más alta: algunos bancos pagaban entre 32 y 33% anual para que dejen sus pesos a un mes.
En gran medida, el vínculo de Milei con Donald Trump ha sido clave para conseguir que las negociaciones se aceleren. Es posible que el acuerdo con el FMI se corone en mayo con una reunión bilateral entre el presidente libertario y su par norteamericano. La semana que viene, el canciller, Gerardo Werthein, tendría previsto viajar a Washington D.C. para preparar un posible viaje de Milei a los Estados Unidos, confiaron las fuentes. Aunque tanto el Canciller como en Casa de Gobierno no dieron definiciones. “Se habla de que ya sería una reunión con el gabinete; algo completo”, adelantaron las fuentes.
El vínculo con Trump, sin embargo, podría ser más fructífero en las conversaciones con el FMI que en materia comercial. Cada vez parece más lejana la idea de que el presidente republicano, que ha iniciado una guerra comercial global, vaya a avanzar en un acuerdo de libre comercio con la Argentina. Al menos ahora las expectativas se han reducido a un “acuerdo de promoción de inversiones”. Así lo reconoció el lunes Kevin Roberts, el presidente de la Heritage Foundation, una ONG muy cercana a Trump, en una cena privada en el tradicional Círculo de Armas de la que participaron representantes diplomáticos, algunos miembros de los partidos conservadores de la región que viajaron especialmente –como el jefe de gabinete del ex candidato presidencial chileno José Antonio Kast– y unos pocos empresarios locales.
“Lo de Estados Unidos termina en algo llamado TIFA [por Trade and Investment Framework Agreement], que ya lo tenemos”, especula una fuente del mundo diplomático. “Pero te reunís, le decís que necesitás soluciones para el limón, el biodiésel, el acero, el aluminio, y ellos te dicen que respetes la propiedad intelectual y controles la Salada. Puede que se avance en algo de esto”, consideró.
Roberts, que habló de Milei como “el héroe de nuestros tiempos”, en todo momento se mostró muy optimista con la Argentina, además de ser admirador del líder libertario. En su estadía en Buenos Aires, el norteamericano fue recibido por el Presidente, quien presta especial atención al índice de libertad económica que elabora la fundación. Este año, según el informe que se publicó en febrero, la Argentina trepó 21 posiciones en el ranking, y se ubicó en el puesto 124 (de 175 países). Todavía le queda un largo recorrido. Sería bueno que el Gobierno tome nota: los logros económicos hasta ahora han sido importantes, pero el camino es muy largo. No hay mucho margen para errores como los de la cripto $LIBRA, el polémico nombramiento de los ministros de la Corte Suprema por decreto o los discursos de barricada improvisados. La Argentina volvió al mundo, pero eso significa también que ahora nos miran más de cerca.

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