En Disney, un ‘clon’ de Robert Iger se perfila para asumir las riendas
Cuando era el principal trompetista de su secundaria a fines de los años 70, Tom Staggs tenía un "sonido fuerte y seguro" que dictaba la pauta de la banda de jazz, recuerda Dan Geldert, un ex profesor de música de la Escuela Secundaria de Minnetonka, en los suburbios de Minneapolis.
Staggs, sin embargo, "no era un improvisador de jazz", agrega Geldert. "Lideraba con el ejemplo".
Casi 40 años más tarde, Staggs acaba de ser nombrado director de operaciones de Walt Disney Co. y es el principal candidato interno para suceder al presidente ejecutivo, Robert Iger, cuando se retire a fines de 2018.
En entrevistas con más de una decena de personas que han trabajado con Staggs durante sus 25 años de carrera en Disney, el ejecutivo es descrito como una persona analítica, inteligente, sumamente afable y, además, alguien que se guarda sus convicciones. Es una descripción que, según muchos, también encaja bien con el jefe de Staggs. "Es como un clon de Bob", dice un ex empleado de Disney.
"Bob tiene un nivel de presencia y encanto que cuesta igualar, pero Tom es el que más se le acerca", señala Steve Wadsworth, ex presidente del Grupo de Internet de Disney.
Ser el sucesor de Iger, sin embargo, no será fácil. Los 10 años que lleva al frente del conglomerado de entretenimiento se consideran tanto en Wall Street como en Hollywood como un éxito, un lapso durante el cual el precio de las acciones de Disney casi se quintuplicó. Una vocera de Disney dijo que ni Staggs ni Iger estaban disponibles para hacer comentarios.
Staggs se graduó de la Universidad de Minnesota, donde comenzó a estudiar música pero en poco tiempo se pasó a la facultad de negocios. Luego obtuvo un MBA en la Universidad de Stanford y trabajó brevemente en el banco de inversión Morgan Stanley & Co. antes de sumarse al grupo de planificación estratégica de Disney en 1990. Allí trabajó en varias compras importantes, como las de Capital Cities/ ABC y el equipo de hockey sobre hielo Anaheim Ducks, así como el ingreso de la empresa al negocio de los cruceros.
"Tom era diferente, porque la gente en los grupos operativos no lo veía con desdeño", afirma Jeff Shell, un ex empleado de Disney y amigo de Staggs desde hace muchos años que hoy preside la junta de Universal Filmed Entertainment Group, de Comcast Corp.
"En Disney, la cultura es que debes conocer a la gente, y Tom tiene un don para eso", señala un ex empleado cercano al ejecutivo. "Tom es la clase de persona que siempre te pregunta cómo estás en el ascensor, nunca se olvida de tu nombre y se toma el tiempo de preguntarte por tus hijos", agrega.
Su personalidad afable causó preocupaciones al inicio de su carrera. Luego de una reunión interna en la que Staggs hizo una presentación sobre la compra de los Ducks, el entonces presidente ejecutivo, Michael Eisner, se preguntó en voz alta si el joven sería lo suficientemente osado para ascender en la empresa, según dos personas presentes. A través de un vocero, Eisner negó haber hecho el comentario.
Staggs superó esas preocupaciones y en 1998 Eisner lo nombró director financiero a los 37 años, un puesto que ocupó durante 12 años. Cuando asistía a evaluaciones de productos y otras reuniones en las unidades de negocios, Staggs parecía ser tanto un socio estratégico de Eisner y, posteriormente, de Iger como el contador jefe. "No se dedicaba sólo a gestionar los números", recuerda Wadsworth.
Staggs fue clave en la estrategia digital de Disney durante el primer auge de las empresas puntocom, incluida la decisión de establecer una acción separada en parte para comprar activos de Internet sin ceder acciones de la compañía. Luego participó en la gestión de relaciones con Wall Street durante una revuelta de accionistas contra Eisner en 2004, y en las compras de Pixar y Marvel.
Cuando Iger asumió las riendas de Disney, en 2005, Staggs pasó a ser un aliado cercano del presidente ejecutivo. Entre sus tareas estaba ayudar a hacer de la sede central un lugar más acogedor para los jóvenes ejecutivos creativos. Staggs, un apasionado del ejercicio, supervisó la construcción de un gimnasio, entre otros proyectos.
Aunque al ejecutivo le encantan el vino y la cocina —supervisa la preparación de la cena del Día de Acción de Gracias para más de 50 personas en su casa todos los años— su disciplina para cuidar su salud ha alcanzado un estatus casi legendario. "Nunca lo vi comer un carbohidrato", dice un ejecutivo que trabajó de cerca con él.
Iger intercambió en 2010 los empleos de Staggs y Jay Rasulo, entonces director de la división de parques y hoteles de Disney. El cambio le dio a Staggs su primera experiencia operativa y lo puso en competencia con Rasulo, quien antes del reciente ascenso de Staggs era considerado otro candidato a la presidencia ejecutiva. El contrato de Rasulo como director financiero venció en enero y aún no lo ha renovado ni ha hecho comentarios en público sobre sus planes.
Entre los cambios que Staggs realizó en la división de parques figura un proceso llamado "incomodidad constructiva", con el que alentaba a los empleados a desafiar sus propios hábitos y métodos, cuenta Meg Crofton, presidenta de operaciones de parques y hoteles de EE.UU. y Francia. Staggs conquistó aliados rápidamente tras pasar meses explorando los cinco parques temáticos de la empresa y comenzar a pasar un día por semana con los Imagineers, el equipo que diseña y construye los juegos, indica Crofton.
Sus proyectos más importantes han incluido el lanzamiento de My Magic Plus, una tecnología que se desarrolló durante mucho tiempo y tuvo varios problemas, que les permite a los visitantes de Walt Disney World planear su viaje y hacer compras con una pulsera con conexión inalámbrica; supervisar la construcción de un ambicioso parque temático de US$5.500 millones en Shanghai en sociedad con el gobierno chino, y un acuerdo para construir juegos basados en el éxito de taquilla de 2009 Avatar en el parque Animal Kingdom.
Estos cambios le han permitido a Staggs demostrar sus aptitudes en la toma de decisiones creativas, una potencial deficiencia para un ejecutivo que ha pasado la mayor parte de su carrera como director financiero pero que pronto podría ascender al puesto más alto de la mayor empresa de entretenimiento del mundo.
"Tiene el equilibrio adecuado para saber cuándo intervenir y cuándo no", asevera el director de Avatar, James Cameron. "Y francamente eso es lo principal para liderar cualquiera de estas compañías de contenidos creativos".