En China, a veces hasta las redadas son falsificadas
HONG KONG—Mientras versiones falsificadas de sus costosas gafas de sol inundaban China, Gucci presentó a principios de año una demanda contra una empresa de ese país a la que acusó de estar detrás de algunas imitaciones.
El caso de Gucci parecía sólido. La marca de lujo italiana había obtenido documentos de un investigador externo según los cuales más de 2.000 anteojos falsificados habían sido hallados en una redada de la fábrica de la empresa china unos años antes. Los documentos también indicaban que el gobierno chino había multado al fabricante por infracción de marca.
Unos meses más tarde, sin embargo, un tribunal chino desestimó el caso, diciendo que algunos de los documentos podrían haber sido falsificados y otros eran parte de un caso no relacionado contra un fabricante de accesorios de autos. Gucci dijo que estaba "plenamente comprometida" con la protección de sus derechos de propiedad intelectual en todo el mundo y no quiso hacer más comentarios.
El caso resalta un gran reto que las marcas extranjeras enfrentan cuando buscan llevar a los presuntos falsificadores a la justicia: las redadas en que las empresas confían para atrapar a los defraudadores pueden estar contaminadas, escenificadas o fabricadas.
A nivel mundial, las falsificaciones generan ventas anuales de entre US$250.000 millones y US$600.000 millones, la mayoría de las cuales probablemente se producen en China, según organismos de la industria y de gobiernos. Las marcas globales gastan millones de dólares al año tratando de erradicar el problema.
Las redadas e incautaciones de productos falsificados han sido tradicionalmente pasos clave para las empresas que buscan sacar del negocio a oscuros fabricantes. Muchas marcas contratan bufetes de abogados o especialistas en propiedad intelectual, que a su vez dependen de investigadores o informantes locales para reunir pruebas.
Las marcas y los expertos de la industria, sin embargo, están preocupados por la frecuencia con que estos esfuerzos son empañados por una serie de circunstancias, desde investigadores o autoridades que alertan a los falsificadores a documentación fraudulenta, un problema en China y otros países en desarrollo de Asia.
Hay pocas estadísticas sobre el porcentaje de redadas afectadas por esas situaciones. No obstante, más de una decena de expertos e investigadores en propiedad intelectual entrevistados por The Wall Street Journal, que han supervisado en total decenas de miles de operativos, dicen que la corrupción es un problema importante en los casos de falsificación.
En muchos de los casos que ha manejado, "las cifras se falsifican, los documentos se falsifican o hay algo raro", señala Alexander Theil, un investigador que dice haber supervisado desde 1996 miles de operativos en busca de imitaciones, la mayoría en China, para marcas mundiales.
Las redadas frustradas son una "preocupación constante" para las compañías que buscan acabar con las falsificaciones, reconoce Juanita Duggan, presidenta ejecutiva de la Asociación de Ropa y Calzado de Estados Unidos, que representa a más de 1.000 marcas.
China, la fuente de casi dos tercios de los aproximadamente US$1.200 millones en mercadería falsificada que las autoridades estadounidenses incautaron en el año fiscal 2014, está haciendo un gran esfuerzo para combatir la corrupción, así como la imitación, incluyendo tribunales especiales creados en tres ciudades el año pasado para atender el creciente número de casos de propiedad intelectual. El país todavía figura en la mitad inferior del índice de Transparencia Internacional sobre cómo se percibe la corrupción en el sector público.
Consultores de propiedad intelectual señalan que si los fabricantes de falsificaciones son alertados sobre los operativos, las autoridades sólo encontrarán poca mercadería, si es que alguna. Eso significa que las confiscaciones podrían no ser suficientes para justificar penas más severas bajo el sistema legal de China.
Los investigadores corruptos también pueden hacer su propio negocio al encargar a las fábricas que produzcan falsificaciones, para luego cobrarles a las marcas para organizar la incautación de esos productos, señala Dan Plane, director de la consultora Simone IP Services, de Hong Kong, quien dice haber supervisado miles de redadas para marcas importantes en Asia, Europa, Medio Oriente y África.
En Corea del Sur, cuatro investigadores fueron acusados el año pasado de delitos que incluyen fabricar los informes de las mercancías falsificadas, aceptar sobornos de los vendedores de estos bienes y tratar de vender más de US$700.000 en artículos incautados, como bolsos de diseñador.
Bob Barchiesi, presidente de la Coalición Internacional contra las Falsificaciones, recuerda un operativo al que fue hace unos años en el delta del río de las Perlas, un centro manufacturero de China, donde las autoridades incautaron 3.000 pares de jeans. Los seis agentes dejaron sin tocar otras posibles falsificaciones de dénim, además de la maquinaria y los patrones para hacer los pantalones, y se dedicaron a mirar mientras los empleados de la planta salían con los registros de fabricación, dice.
"No se parecía a ninguna otra acción policial en la que haya participado", cuenta Barchiesi, un ex oficial de policía de Nueva York.
Plane dice que recientemente negoció un acuerdo con un investigador en China que admitió haber fabricado informes acerca de las redadas e incautaciones de bienes falsificados. Su cliente, una empresa de accesorios, se enteró de los falsos reportes cuando envió un abogado chino al departamento de policía que, según el investigador, había realizado el operativo. La policía no tenía conocimiento de la redada, dice Plane.
Pese a todo, muchas marcas siguen confiando en las redadas como método para reunir pruebas y demostrar la seriedad de su lucha contra las falsificaciones, señalan los investigadores. Doug Clark, un experto en protección de la propiedad intelectual en Hong Kong, cuenta que le dijo a un cliente que las redadas eran "tonterías", pero que la respuesta que recibió fue que la junta de la empresa quería "ver estos números".
—In-Soo Nam en Seúl, Anjie Zheng y Kathy Ho Kwai Laam en Hong Kong, y Yang Jie en Beijing contribuyeron a este artículo.
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