En busca de un respiro, BP suspende su dividendo y crea un fondo para víctimas
Los inversionistas de BP PLC expresaron alivio ante la decisión de la petrolera de suspender este año el pago de dividendos con la esperanza de que la decisión reduzca la presión política sobre la empresa y su manejo del derrame de petróleo en el Golfo de México.
Pero también hubo sorpresa luego de que BP cediera tan fácilmente ante las exigencias de la Casa Blanca, al acordar la suspensión de los pagos por tres trimestres, la reducción del gasto de capital, la venta de activos y la asignación de US$20.000 millones a un fondo para cubrir los reclamos por daños y perjuicios que surjan del desastre. Con todo, la petrolera no obtuvo una garantía del gobierno estadounidense de que sus responsabilidades financieras se limitarían al monto del fondo.
Carl-Henric Svanberg, presidente de la junta directiva de BP, defendió el acuerdo como una medida necesaria para reparar las relaciones de la empresa con las autoridades de Estados Unidos. "Estamos ganando al afianzar la confianza de los estadouniden¬ses", dijo Svanberg en una entrevista. "Fue un paso importante para reparar nuestra reputación".
Los mercados recibieron con cautela el acuerdo, con la esperanza de que disminuya la intensidad de las críticas que han contribuido a que la acción de BP caiga 48% desde que empezó el derrame.
Las acciones de BP subieron ligeramente en Nueva York y el costo de asegurar anualmente US$10 millones de deuda de la compañía a cinco años cayó de US$620.300 a comienzos del día a US$574.900. La cifra aún es significativamente más alta que la registrada antes de la explosión de la plataforma petrolera el 20 de abril.
Svanberg dijo que BP había suspendido los pagos de dividendo en parte para conservar efectivo y para proteger su balance financiero. "El mercado de crédito no está abierto para nosotros para préstamos a corto plazo, así que tenemos que asumir una posición prudente", dijo.
Otros directivos de la petrolera dijeron que esperaban que el acuerdo despejara algo de la incertidumbre sobre la responsabilidad total que tendrá que asumir BP sobre el derrame y la cual ha causado una mayor volatilidad en el precio de la acción de la compañía en las últimas semanas.
"Les estamos dando claridad a los accionistas, claridad al gobierno (de EE.UU.) y claridad a BP", dijo Byron Grote, director general de finanzas de BP, en una conferencia telefónica con accionistas.
Algunos recibieron la noticia del dividendo con ecuanimidad. "Somos inversionistas a largo plazo y creemos que BP puede y sobrevivirá como compañía", afirmó Will Riley, cogerente de Guinness Atkinson Global Energy Fund. "Estamos concentrados en lo fundamental".
BP espera generar este año más de US$30.000 millones en flujo de capi¬tal, tiene US$5.000 millones en efectivo en sus libros y US$10.500 millones en líneas de crédito.
Después de que BP anunció el plan de suspender su dividendo, el comité de inversión de Sheaff Brock Investment Advisors LLC, en Indiánopolis, sostuvo una reunión para saber cómo reaccionar. La firma gestora de dinero, que posee 700.000 acciones de BP en cuentas de clientes, decidió mantener las acciones de la petrolera porque considera que BP tiene una fortaleza financiera significativa. "Nos quedamos", dijo Dave Gilreath, director gerente de la firma, que supervisa unos US$220 millones en activos. "Creemos que reanudarán el pago de dividendos cuando el humo se disipe".
Pero algunos analistas consideran que BP realizó demasiadas concesiones ante el gobierno del presidente Barack Obama sin recibir mucho a cambio. "La posición del gobierno estadounidense fue bastante agresiva", dijo en una conferencia telefónica Jon Rigby, analista de UBS Bank.
Es probable que la suspensión temporal del dividendo de BP, que es considerado sacrosanto por los inversionistas británicos, tenga efectos en cadena sobre la actual cúpula gerencial de la petrolera. La última vez que BP suspendió el pago de su dividendo, una fuente crucial de financiación para los fondos de pensiones británicos, fue en 1992, después de un período de agitación en la empresa que llevó a la salida del entonces presidente ejecutivo Bob Horton. El actual presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward, ha dicho en repetidas ocasiones a los accionistas que si en algún momento tenía que suspender el pago de dividendos tendría que renunciar. Pero en general, muchos inversionistas se mostraron simplemente complacidos de que BP hubiera puesto punto final a la incertidumbre y pasaron el trago amargo de saber que no recibirán pago de dividendos por el resto del año, una decisión que de alguna forma esperaban.
"Desde el punto de vista financiero, BP no necesitaba adoptar esa medida, pero todo se redujo a una decisión política y esperamos que alivie algo de la presión", dijo Brian Lanni, estratega de portafolio en Nollenberger Capital Partners, que es accionista de BP. "Espero que la acción haya tocado fondo y que la empresa empiece a cotizar ahora con base en sus fundamentos".