Empresarios. Quiénes fueron los ganadores y los perdedores de la era Macri
En conversaciones privadas, Nicolás Caputo habla sobre la marcha de sus negocios con una rara mezcla de tranquilidad y molestia. Dice que el gobierno de Mauricio Macri, su hermano del alma, según lo definió el propio Presidente, estuvo ensañado con los sectores en los que él invierte. El sentimiento dual de este empresario es comprensible: lo que fue malo para sus cuentas quizás sea bueno si alguien le pregunta en el futuro sobre supuestos favoritismos a su favor por parte de la administración que se va.
Mirgor es una de las empresas en las que participa Caputo, que tiene como regla sostener inversiones minoritarias en varias firmas al mismo tiempo. La compañía se dedica a la fabricación de sistemas de climatización y de entretenimiento para autos, entre otras cosas. Sus cuentas justifican la afirmación del hombre de negocios. En el tercer trimestre del año perdió $245 millones (unos US$4 millones), contra los casi $95 millones (unos US$10 millones) que había ganado en el mismo período de 2015, cuando gobernaba Cristina Kirchner. Los números están en los balances de la empresa (la cuenta en dólares toma como referencia la cotización de venta del último día hábil de septiembre en cada año).
Las coordenadas geográficas pueden ser esclarecedoras para entender la contabilidad. Mirgor está en Einstein 1111, Río Grande, Tierra del Fuego, y forma parte de la industria electrónica situada en esa provincia, uno de los sectores a los que el macrismo miró con desconfianza y sufrió los embates de cierta apertura comercial promovida por la Casa Rosada para que los consumidores paguen menos por computadoras y celulares."Las ventas de autos en Argentina continúan muy afectadas por la caída de confianza de los consumidores. Si bien la disminución que se ha producido en el tercer trimestre del año es bastante menor a la baja acumulada en el primer semestre", reconoció la empresa en sus libros.
Por suerte para Caputo, también invierte en Central Puerto, la compañía de generación de energía eléctrica que maneja Guillermo Reca y de la que participa la familia Miguens. Cerró el tercer trimestre con una ganancia de $3.525 millones (unos US$59 millones), una mejora del 33% en dólares en comparación con el mismo período de 2015.
LA NACION recopiló los resultados trimestrales de nueve empresas representativas de diversos sectores y uno anual de otra que cerró en junio pasado, todas relacionadas con empresarios destacados del entorno comercial argentino. Antes que una película, es la foto de su situación en un momento determinado, que puede en ciertos casos no contemplar vaivenes puntuales del negocio. Pero también se trata de una manera de comparar la situación de actual de las compañías con el mismo período de 2015, en el epílogo del gobierno de Cristina Kirchner.
La primera conclusión gruesa es que entre las ganadoras de la gestión de Mauricio Macri están las empresas de servicios públicos, en especial las distribuidoras de gas y electricidad, beneficiadas con los aumentos de tarifas y la recomposición de su ecuación económica financiera.
Además de odiosa, la comparación puede llevar a una confusión si no se toma en cuenta otro elemento determinante. Es que el retraso de tarifas en el kirchnerismo hizo que esas compañías tuvieran resultados deplorables. Comparados con aquellos años, los números actuales sobresalen.Una de las caras visibles de ese grupo es Marcelo Mindlin, creador de Pampa Energía, fuerte en el rubro eléctrico, dueña de Edenor y también con participación en hidrocarburos. La empresa tuvo una mejora superior al 700% en dólares, en parte por la mejora de su situación y en parte por la exigua base de comparación.
Los analistas dicen que su bonanza, al igual que el del resto de las empresas de servicios públicos, comenzó a perder brillo por el congelamiento de tarifas dispuesto en el último año de gestión de Macri. Su temor es que Alberto Fernández profundice esa línea.
Eduardo Costantini es el creador de Nordelta. Una parte sustancial de su negocio se articula a través de Consultatio, que también tiene intereses en el real estate del centro porteño y en Estados Unidos. Entre el tercer trimestre de 2015 y el mismo período de este año tuvo una mejora cercana al 47% en moneda dura.
Tanto con el kirchnerismo como con el macrismo, los bancos mantienen la tradición de arrojar ganancias. Ocurrió en la gestión de Cristina Kirchner, cuando eran un engranaje clave del modelo basado en el consumo, y se repitió en los últimos cuatro años mediante el aprovechamiento financiero de las altas tasas de interés propuestas por el Banco Central como mecanismo para combatir la inflación.
Un ejemplo de esa estirpe puede ser el Banco Macro, cuya cara visible es Jorge Brito, que tuvo cercanía con el gobierno anterior, algo que le valió ser uno de los investigados en la causa Ciccone, y tiene conocidos en el próximo, como Sergio Massa (Frente de Todos), titular de la Cámara de Diputados. En el tercer trimestre del año anotó un resultado de $27.534 millones. Traducido a dólares, implica una mejora superior al 40% en comparación con sus números de 2015. Otros bancos privados de la argentina son el Santander y el Galicia, por caso.Al igual que en el caso de Mirgor, la industria tuvo una pobre performance en la gestión de Macri. Lo muestran los grandes números del Indec y también los balances individuales de las compañías.
Ternium, la compañía dedicada a la fabricación de aceros planos (chapa) del grupo Techint, bajo la conducción de Paolo Rocca, anotó una ganancia de $2.418 millones en el tercer trimestre del año. Pasados a dólares, son unos US$40 millones, que representan una caída del 23% en comparación con el mismo período bajo gestión kirchnerista.
Una tendencia similar repitió Aluar, el mayor fabricante de aluminio del país, con una utilidad que cayó en dólares en torno al 20% (se toma en cuenta el balance anual, que cierra cada junio). Su dueño, Javier Madanes Quintanilla, se quejó del gobierno de Macri en el último contacto con LA NACION. "Desde hace mucho tiempo se nos llevó a un desmantelamiento de políticas de reintegros y se nos aplicaron retenciones generales. Ha habido cantidad de sanciones de tipo económico que no condicen con las dificultades que este sector tiene que enfrentar con el escenario de la guerra comercial", cuestionó cuando se lo consultó por la imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump al acero y al aluminio.
La posible lista de perdedores en la gestión de Macri se cierra con dos casos paradójicos. Por un lado, el de la petrolera YPF (su presidente es Miguel Gutiérrez). Víctima del congelamiento del precio de los combustibles, en el período que se compara pasó de ganancias a pérdidas por una decisión de su mayor accionista, el Estado. Y el de Arcor, la compañía alimenticia más grande del país y el mayor fabricante de caramelos del mundo, de los Pagani.
En línea con la tradición familiar, Luis Pagani es un defensor del liberalismo. Aunque los más entusiastas promotores de esas ideas dicen que Macri no cumplió con esa agenda, reconocen que fue un cambio drástico con respecto al intervencionismo kirchnerista. Sin embargo, los negocios de Arcor empeoraron de la mano de la devaluación y la caída del consumo. En la comparación, cambió las ganancias del penúltimo trimestre de 2015 por pérdidas por $3.347 millones en el mismo período de este año.
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