Emprendedores al desnudo: el sueño (y el desvelo) de tener la empresa propia
Destacar las bondades y la creatividad de la cultura local entrepreneur es un clásico, pero cuánto hay de cierto y cuáles son las dificultades que enfrentan quienes quieren desarrollar sus proyectos personales
Las noticias sobre emprendedores (muchas de exitosos y otras tantas sobre cómo evitar caer en el fracaso) inundan los medios de comunicación. Lo cierto es que pocas entran en el fenómeno para conocer cómo está compuesto este colectivo de trabajadores y cuáles son los retos que enfrentan a diario. En la Argentina más del 80% son varones, y tiene mayormente entre 26 y 36 años (42,8%), mientras que las mujeres que se animan a su propio negocio tienden a hacerlo después de los 37 y antes de los 41 (41,9%).
Así lo describe el estudio realizado por Samsung, a través de Interbrand. Hasta acá los números derriban uno de los mitos más grandes: que el terreno de los emprendimientos es dominado por los millennials. "La madurez profesional, la trayectoria académica y la experiencias propias son todos factores de enorme relevancia a la hora de pensar en el perfil de los y las emprendedores", dice la encuesta, pues los mayores de 36 años representan el 53%. Además, agrega que el 77% de los hacedores tecnológicos tienen entre 26 y 47 años, un dato que está en sintonía con los proporcionados por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en su último informe, que señala que el promedio de edad de los locales es de entre 24 a 44 años.
El tema de la edad impacta en la experiencia ganada, pero también en el acceso a la educación que tuvieron estos hacedores. Así lo determina la encuesta, que observa que el 54% tiene un alto nivel educativo, sobre todo vinculado a una formación relacionada con las ciencias duras y lo empresarial (ingeniería y ciencias económicas suman el 62%, sistemas representa el 19%).
Además, el 61% de los participantes considera que estudió una carrera relacionada con su emprendimiento. En los hombres, el 66% están vinculados a la tecnología e informática. En el segmento femenino, el rubro educación es el más representativo (21%), seguido por tecnología y telecomunicaciones (18%).
Otro aspecto que vale la pena resaltar es cómo influye la ciudad en el gen de los emprendedores, pues solo el 20% de los consultados no reside en alguno de los principales aglomerados urbanos del país. El gran impedimento es que los recursos necesarios para el desarrollo del rubro tecnológico (capacitación, infraestructura, talentos y más) está concentrado justamente allí. Haciendo doble clic en el tema, el estudio resalta que el distrito con mayor presencia es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que, si se le suma el Gran Buenos Aires, reúne el 53% de la muestra.
Puntos de vista
Marcelo Dutra es coach de proyectos desde hace 20 años y no duda al señalar cuál es el primer mito a derribar: ser dueño de mí tiempo. "El creer que cuando uno emprende va a vivir una vida más plena, con más tiempo libre y con menos presiones es falso, y totalmente inverso. La media de desarrollo de un emprendimiento, o sea, hasta que este pueda no solo iniciar sino establecerse y mantenerse es de por lo menos 5 años o más. Durante este primer período, el que logra llegar es porque vivió prácticamente pensando en su proyecto y ninguna otra cosa más", describe el asesor.
"Eso es tal cual: cuando no pude ponerle todo no me fue bien. Por ejemplo, con el nacimiento de mi primer hijo hice que el proyecto sea más chico, pero eso también repercutía en los ingresos. Lo que tiene de bueno es que tiene un respeto por tus momentos de vida", señala Luz Ballestero, que le puso su nombre y apellido a su marca.
Para esta diseñadora de indumentaria el emprendimiento es prácticamente 24x7. "Claro que está buenísimo hacer te proyecto, pero trabajás más horas, no existe ponerle al mail el out of office. Estas vacaciones, estaba en la playa y llamó mi contador para decirme que había que pagar el IVA, y así te pasan mil cosas", dice Ballestero.
Un mito que es preciso desmentir es que sin dinero no es posible iniciar un proyecto, pues, según este coach, al comienzo se trata del desarrollo de un idea y su testeo. "La mayoría de los emprendimientos se inician con capitales propios o pequeñas sumas obtenidas de familiares, amigos o socios inversores que también son parte del equipo de implementación", dice Dutra.
En este punto, los emprendedores se las ingenian para conseguir los valores que les posibiliten hacer crecer sus ideas. En el caso de Wabee, por ejemplo, recurrieron a un inversor privado, pero también se capitalizaron con los recursos ganados en premios y reconocimientos, como los que accedieron participando en el programa "Poné tu energía para cuidar el ambiente", de la CAME; Proesus 2017, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y Samsung Innova 2018, donde fueron finalistas. Este último certamen ya anunció su tercera edición para este año.
¿De qué se trata Wabee? Es un dispositivo que permite medir el consumo eléctrico de un hogar o comercio en tiempo real mediante una aplicación disponible para Android, iOS y web. Su fundador, Claudio Figuerola, no duda en afirmar que "acceder a créditos para invertir y hacer crecer sus proyectos es una de las principales dificultades, por eso buscamos otros caminos".
Poder sobreponerse a los no recibidos es otro trabajo que deben dar quienes quieran impulsar sus negocios. Esto sucede casi en todos los casos, y también los atravesaron los integrantes de Beeflow, un proyecto que brinda servicios de polinización profesionales a productores agrícolas. Su punto distintivo es que aplican biotecnología para aumentar la producción de alimentos de forma sustentable y resguardar la salud de las abejas, que están en una crisis poblacional.
"Nos decían que los apicultores eran celosos de sus colmenas y no nos iban a permitir trabajar con ellas para brindar un servicio de polinización profesional. Sin embargo, a través de la construcción de confianza trabajando juntos demostramos realmente cuidarlas, porque entendemos que abejas fuertes y saludables polinizan mejor. También nos decían que era imposible que los productores agrícolas cambiaran sus manejos de pesticidas con el objetivo de resguardar la salud de las abejas, pero mediante el diálogo les mostramos las oportunidades que perdían si no cambiaban sus prácticas, y ahora nos avisan cada vez que necesitan aplicar un producto para que podamos resguardar las poblaciones", cuenta Matías Viel, CEO de Beeflow.
"La comunicación es uno de los mayores problemas que deben afrontar, tanto internamente como hacia los clientes, las autoridades, los proveedores, los potenciales socios y los representantes de los canales de comercialización. Esto, incluso, a veces los frena más que el conseguir financiamiento", señala Jean del Pino, Head of Marketing Mobile Division & CMO de Samsung Electronics Argentina.
Gabriel Marcolongo, director de Incluyeme.com también pudo romper las barreas de los comentarios negativos que lo rodearon al inicio. "En nuestro caso, como el emprendimiento se asociaba la inclusión laboral de personas con discapacidad, encontramos muchas personas que nos recomendaban hacer otra cosa. Trabajamos mucho para encontrar quiénes eran las empresas dispuestas a apostar a estos talentos y nos enfocamos en darles buenos resultados de negocio. Eso nos permitió luego llegar a más compañías y así lograr escalar hasta convertirnos en un referente sobre empleo inclusivo", se enorgullece el creador.
Tener el obstáculo por delante, incluso antes de empezar es algo que les sucede a mucho. Lo curioso es que esa piedra generalmente viene de terceros. Así lo describe Gonzalo Sierra, director de Machi, un proyecto que promueve el patrimonio cultural argentino a través de experiencias de realidad virtual para pacientes de tratamientos prolongados como diálisis y quimioterapia. Este hacedor se cansó de escuchar que para emprender era mejor irse del país. "Sobrepasamos esas primeras dificultades fortaleciendo el equipo de trabajo internamente, construyendo una dinámica flexible y adaptable a cada contexto. Lo logramos desacelerando metas, y volviendo a empezar ante cualquier frustración. La constancia nos hizo sólidos", asegura.
Constante movimiento
Comenzar el negocio es un gran paso, diversificarlo un salto. Con la mirada atenta y actitud inquieta, muchos emprendedores se animan a abandonar la zona de confort y seguir arriesgando. Es el caso de Inés de los Santos, una de las bartenders más reconocidas del país, que se valió de su experiencia detrás de la barra para encontrar un nicho no explotado en el mercado: el de los cócteles ready to drink. "El lanzamiento de Isla me obligó a ir del servicio al producto. En la barra el contacto con el cliente es directo, acá eso cambia. Tuve que aprender a ver a la botella en el punto de venta, conocer cómo rota, cómo está expuesto, por qué en algún retail le bajan o le suben el precio", aclara esta experta en tragos.
"Este movimiento me abre ventanas que quedan abiertas. Cuando plantee que había que embotellar la sangría y el clericó ya empezaron a aparecer nuevas acciones por aprender. Se abre un camino de desarrollo, pensar en producir algo que hacemos artesanalmente y que ahora está disponible en góndolas", agrega De los Santos.
En este sentido, Silvia Torres Carbonell, directora del Centro de Entrepreneurship del IAE y una de las pioneras de la cruzada de los emprendedores en la Argentina, va más allá al analizar por qué no es correcto calificar como temerarios a estos hacedores. "Un mito que deberíamos desarmar es que el emprendedor es un loquito que ama el riesgo. La realidad es que emprender está muy alejado de la idea de practicar un deporte extremo. Lo que pasa es que el emprendedor no se inmoviliza ante la incertidumbre, lo que no significa que se tire a una pileta sin agua. Lo que hace es primero transformar a la incertidumbre en riesgo, y no se queda ahí: después, torna el riesgo en valor", dice la experta.
"Otro mito muy popular es que el emprendedor tiene una determinada personalidad y que por lo general se trata de personas más extrovertidas. Lo que define al emprendedor no es la personalidad sino la actitud y el comportamiento y la premisa de que ante un determinado problema, no hay que enamorarse de la idea sino del problema", suma Carbonell.
Esta experiencia es la que transmiten Rodrigo Dos Santos y Nicolás Grichener, los fundadores de Infopan, una firma que reparte a panadería bolsas de papel ecológico con publicidades impresas. "Fuimos dándonos cuenta que no es obligación dar pasos solamente cuando sabemos que van a ser exitosos, sino que uno aprende a caminar, caminando. Tropezando, pero sobre todo, animándose. Y en el camino se va corrigiendo", dicen los socios.
Para Mariano Acosta, tercera generación de estilistas y fundador de Kusta Barber Truck, una idea que se sube al éxito de los food trucks, pero en estos la finalidad no es comer sino cortarse el pelo. "Muchas veces hay que luchar contra la idea de que todo está hecho. Nosotros derribamos ese mito, porque descubrimos una necesidad insatisfecha: sabíamos que lo que queríamos hacer no existía, entendiendo que los conceptos de peluquería y barbería habían quedado viejos. Capitalizamos ese cambio, descubrimos esa necesidad insatisfecha, comprendimos las exigencias de los nuevos consumidores que necesitan aprovechar todo el tiempo que tienen para el ocio, nos inspiramos en tendencias y creamos nuestro negocio", dice este emprendedor que ya tiene 14 trucks en diferentes shoppings.
Otro problema que los emprendedores deben enfrentar es la soledad en la toma de decisiones. "Por eso es bueno acercarse a asociaciones, espacios en los que es posible compartir, intercambiar ideas. Cada uno tiene sus fortalezas y debilidades, y en ocasiones cuesta reconocerlas. A algunos les pasa con darse cuenta de cuáles son los números reales de sus proyectos (por ejemplo, es necesario que entiendan que su sueldo es parte de los costos, que es diferente a la ganancia de la empresa), otros se enamoran del producto y no entienden por dónde va el mercado", explica Alejandra Méndez, directora ejecutiva de Inicia, una comunidad de emprendedores.
En este sentido, contar con mentoreo puede ser la diferencia entre el fracaso y el éxito. Por eso, Willis Towers Watson participó en el programa Creer para Emprender, de la empresa B Creer Hacer, y lo que experimentó fue un doble canal de nutrición. "Ayudamos a los emprendedores en el desarrollo comercial de sus negocios a través de herramientas como presupuestos, flujos de fondos, planes de comunicación y de negocios, manejo de marcas, sustentabilidad y más. Nos focalizamos en el armado de un modelo de negocios sostenible que pueda ser replicable y escalable. A su vez, nuestra gente desarrolló su empatía, poder de escucha, condiciones de liderazgo y superar el desafío de desarrollar su rol profesional en un terreno distinto", resume Rubén Signorini, Country Manager de la compañía.
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