Temporada alta de globos y visitas de superhéroes a las oficinas
Cada vez más empresas organizan jornadas con actividades lúdicas para que los hijos de los empleados conozcan el lugar de trabajo de sus padres; en algunos casos se incluye a más familiares
Si este invierno te cruzás con Batman y Robin en algún pasillo de la oficina, encontrás tu escritorio lleno de globos y golosinas, almorzás en un comedor rodeado de toboganes inflables y ves que las salas de reuniones se transformaron en plazas blandas, ¡tranquilo! No te volviste loco. Tu empresa invitó a los hijos de los empleados a conocer y a pasar un día en el trabajo de sus papás.
Las vacaciones de invierno son una buena oportunidad para que las compañías les abran sus puertas a los hijos (y, en algunos casos, también sobrinos, primos, nietos o ahijados) de sus colaboradores, con el fin de reforzar los vínculos con ellos y demostrarles cuánto valoran sus vidas familiares.
“Con estas iniciativas las empresas buscan fidelizar, integrar y mejorar el clima laboral, apuntando al bienestar de sus empleados, tanto en los aspectos personales como profesionales, para que se sientan bien en el trabajo. Acercar a la familia al lugar de trabajo genera un compromiso fantástico”, afirma Marcelo Gordín, director de Enfasis Motivation Company, que se ocupa de planificar visitas de chicos a las organizaciones.
Emilio Bonifacio, director de Recursos Humanos de Philip Morris Internacional para Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, dice que la celebración del día del niño –así la llaman en la tabacalera– no sólo es “insoslayable”, sino que, además, viene haciendo crecer el compromiso de los empleados dentro de la empresa. “Cada vez que los chicos se van se les escucha preguntarle a sus padres: «¿Cuándo vuelvo a tu trabajo?». Los colaboradores con hijos de la misma edad se vinculan de una manera distinta al compartir los juegos. Las madres forman grupos de Whatsapp y hasta se invitan a los cumpleaños de sus hijos. Los nexos se afianzan y todo redunda en una mejora del clima laboral”, afirma.
Un día de la última semana de julio, Havas Group también espera a los hijos de los empleados con juegos en los distintos pisos de la oficina. Para los más chiquitos, arman una plaza blanda y para los más grandes, diferentes talleres referidos a temas como el cuidado del medio ambiente, música y tarea de detectives. Según Yanina Gimenez, gerente de Recursos Humanos de Havas Group esta actividad, además de ser una excusa para conocer a los empleados desde otro lugar, tiene varias aristas positivas. “Por un lado, a los chicos les encanta conocer el lugar de trabajo de los papás. Por otro lado, los empleados disfrutan de un ámbito descontracturado que les permite mostrar sus espacios cotidianos y contarle a sus hijos con orgullo a qué se dedican. Por último, se genera un ambiente de integración informal entre muchas personas de diferentes sectores y niveles de la organización, incluso varios que no tienen hijos pasan a divertirse”, señala la gerente.
La práctica, que se desarrolla hace 20 años, es una tendencia que crece. “Las empresas deben hacerlo ya que no solo es el empleador el que elige al empleado sino que ahora es el empleado quien decide dónde quiere trabajar”, explica Diego Feldberg, CEO de Dafing Group Argentina, otra empresa organizadora de este tipo de eventos.
Por eso, las empresas comienzan a escuchar cada vez más qué es lo que sus empleados quieren, y la integración armoniosa y equilibrada entre sus vidas personales y profesionales aparece en la lista. “Cuando los colaboradores vienen a trabajar a las oficinas, no son personas independientes de su vida personal. Un padre es un padre, tanto dentro como fuera del trabajo. A partir de esta premisa, pensamos en la importancia y el valor agregado de abrir las puertas a esos vínculos que son tan importantes para nuestros colaboradores”, sostiene Carolina Vincenzini, gerente de Recursos Humanos de Natura en Argentina.
Desde el IAE Business School, Patricia López Yanes, líder de Clima y Cultura, comparte la filosofía que motiva a su día de los niños. “Somos familiarmente responsables, por eso cuidamos mucho que las personas cuiden a sus familias para que puedan trabajar tranquilas. Entendemos que una persona preocupada por un familiar debe resolver primero esa preocupación”, dice.
En tanto, Feldberg destaca que estas actividades tienen, como resultado, un retorno gratificante. “Tanto el empleado como su entorno sienten que se “pusieron la camiseta” de la empresa y para la organización éste es un hecho muy satisfactorio, además de una garantía de haberle hecho un mimo al empleado. Hoy en día las empresas deben realizar este tipo de actividades no sólo por lo que obtienen, sino por lo que pueden perder por no realizarlas”, advierte.
Un beneficio no menor de estos eventos es que permiten que los papás tengan un plan más para esos días sin clases. “Las vacaciones de invierno son, a veces, un tema a resolver con los chicos, por disponibilidad de tiempo y también de costos, dado lo que valen los espectáculos. Esta tendencia de llevar los chicos al trabajo de los padres tiene para las empresas un costo bajo y un impacto emocional y de motivación muy alto”, considera Gordín.
Si bien las multinacionales comenzaron a desarrollar estos eventos, hay pequeñas y medianas empresas que están sumándose a esta tendencia. “Nosotros, por ejemplo, somos una pyme y lo hacemos. Las empresas pequeñas pueden hacerlo con menores costos y sin tanto desarrollo como las grandes”, indica Gordín.
Explica también que, generalmente, el evento dura todo el día, dado que los chicos llegan y se van con los padres. Así que suelen comenzar desayunando en el lugar de trabajo, luego recorren las oficinas, conocen los escritorios de sus familiares y, más tarde, se les proponen actividades recreativas. “Muchas veces se realizan talleres alineados a alguna temática específica relacionado con los valores de la empresa, sus productos, o un tema que esté instalado en ese momento, como puede ser la sustentabilidad o el cuidado del planeta. Todo se hace desde lo lúdico”, describe.
Para el fin de la jornada suele haber un cierre “de alto impacto”, que suele filmarse o fotografiarse para que quede una huella en la empresa con carteles, banners y videos. Y agrega Gordín: “A veces, esas producciones se plasman en algún objeto, como un portarretratos, un almanaque o una taza; eso le da mayor recordación al evento, ya que queda arriba del escritorio con una fuerte durabilidad del mensaje”, ejemplifica.
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