Sólo con empleo decente se erradicará la pobreza
El último informe oficial del Indec sostiene que en el segundo trimestre de este año la pobreza en la Argentina afectaba al 32,2% de la población. A nivel global, un estudio reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) confirma que más del 36% de la población de los países emergentes y en vías de desarrollo vive en la pobreza. Estas cifras, aunque inaceptables, no logran transmitir el profundo costo humano de esta realidad, que restringe el acceso a las necesidades más básicas y fundamentales, le quita la dignidad a las personas y aumenta su vulnerabilidad. Las desigualdades económicas están creciendo rápidamente en casi todo el mundo desde hace décadas, la distribución de los ingresos es menos equitativa, y el déficit mundial de empleos de calidad aumenta la tendencia a la desigualdad.
El objetivo de erradicar la pobreza que se propone la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, reconoce explícitamente que ésta es el resultado de múltiples factores interrelacionados. Hoy, muchas personas que viven en la pobreza extrema o moderada tienen trabajo. Sin embargo, el objetivo no podrá ser alcanzado si esos trabajos y empleos no son de calidad.
El objetivo 8 de la agenda de la ONU se propone promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Se trata de estimular estrategias económicas que aumenten la productividad mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación; que promuevan la creación de empleo decente y la iniciativa empresarial, y que alienten la formalización y el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Al mismo tiempo, es necesario reducir sustancialmente el número de jóvenes que no estudian ni trabajan; erradicar el trabajo forzoso, el trabajo infantil y las formas modernas de esclavitud; brindar protección social y proteger los derechos laborales. Todo esto se da en un momento en que se discuten el futuro del trabajo y las nuevas formas del empleo y las relaciones laborales.
La tarea de formular las estrategias nacionales para 2030 debería ser una labor integral, a través de dialogo social, con todos los órganos de gobierno, los sindicatos, los empleadores, y con la participación activa de la sociedad civil.
En el mes en el que se celebró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, y con la meta y el deseo de la Argentina de alcanzar la pobreza cero por medio del empleo, vale resaltar que sólo será posible lograrlo de manera duradera con empleo decente. En otras palabras, el trabajo decente es una condición necesaria, aunque no suficiente, para erradicar la pobreza. Las políticas sociales de transferencias de ingresos son extremamente importantes, pero la solución al problema exige más que la disponibilidad de recursos. Será necesario reforzar la capacidad de las personas de mantenerse con empleos de calidad.
Sé que la Argentina es capaz de dar vuelta la página de la pobreza. El país cuenta con recursos naturales y talento humano; capacidad de producción agrícola y ganadera; una industria diversificada; instituciones laborales y bases legislativas sólidas; voluntad y compromiso de coordinación de políticas. Y todo esto en medio de una constante búsqueda de consensos por el camino de la negociación.
En casi 100 años de existencia de la OIT, la Argentina ha sido no solamente un socio histórico importante en la construcción colectiva de modelos para alcanzar la justicia social. También ocurrió que sus representantes gubernamentales, sindicales y empresarios, con su larga cultura de diálogo social, han sido actores claves y respetados en esa especie de parlamento mundial sobre el trabajo que facilita la OIT.
La lucha contra la pobreza debe tener en cuenta factores que le están dando una nueva forma al mundo del trabajo. Tanto el rápido cambio tecnológico como el surgimiento de nuevos modelos de globalización -reflejados por ejemplo en la ampliación de las cadenas globales de valor- brindan nuevas oportunidades para llegar hasta zonas remotas, elaborar herramientas de política más reactivas y mejorar los marcos institucionales.
Sin embargo, que se concreten estos beneficios potenciales no será algo automático y, además, generará nuevos riesgos, sobre todo para los grupos más vulnerables, que en ciertos casos no cuentan con las calificaciones necesarias ni con la fuerza de negociación suficiente para participar de las ganancias.
Por lo tanto, es urgente que se pongan en acción la políticas transformadoras que ya están concertándose en un ámbito tripartito y federal, en camino hacia un futuro del trabajo basado en los principales ejes impulsores que ayuden a acabar con la pobreza y aporten una contribución esencial para que se alcancen los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la Argentina.
El futuro del trabajo y el final de la pobreza son las dos caras de una misma moneda.
Al margen de los derechos
Algunos datos de la realidad laboral en la Argentina
20,5%
En el mundo formal
Gran parte del trabajo no registrado está dentro de la economía en negro o sumergida; sin embargo, dos de cada 10 ocupados tienen tareas precarias o inestables dentro de la actividad registrada, según datos de la encuesta de la UCA
454.728
Casas particulares
El número de personas registradas en el régimen de servicio doméstico equivale a un tercio del total de trabajadoras que se estima que hay en el país; se considera que se trata de un grupo vulnerable, como también lo son los trabajadores rurales y los trabajadores a domicilio (talleristas)
24%
Educación y formalidad
En el universo de trabajadores que no tienen el ciclo secundario completo, sólo uno de cada cuatro accede en la Argentina a un empleo en el que se cumplen todos sus derechos laborales
El autor es director de la Oficina de País de la OIT para la Argentina