Pobreza: la particular vulnerabilidadde la mitad de los chicos argentinos
El 20 del actual se conmemoró el Día Universal del Niño, y siempre es una ocasión para interpelar a los Estados y también al conjunto de la sociedad sobre los derechos que todavía no son efectivos.
Las últimas cifras publicadas por el Indec señalan que en la Argentina el 47% de los niños/as menores de 15 años son pobres en términos de sus ingresos. Según las estimaciones del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, el 56,2% de los niños, niñas y adolescentes tiene carencias sociales en al menos una de siete dimensiones de derechos (alimentación, salud, vivienda, saneamiento, estimulación/educación, información).
No es menor que el 19,2% de estos niños/as experimente privaciones en umbrales que comprometen el sostenimiento de la vida (carecer de agua de red e inodoro con descarga, y/o vivir en una vivienda precaria con cinco o más personas por cuarto, y/o experimentar situaciones de hambre y no acceder a asistencia directa, y/o no ir a la escuela, y/o no tener las vacunas del calendario, entre otros).
Se estima que el 30,6% de la infancia tiene al menos una privación social en el ejercicio de derechos y además es pobre en términos económicos; el 25,5% experimenta carencias sociales, pero no pobreza económica, y el 9,8% es pobre económico, pero no registra privaciones. Estas cifras dan cuenta de la magnitud de las vulnerabilidades sociales a las que se ven expuestos millones de niños/as en la Argentina.
Y es claro que el problema de la pobreza no es solamente económico. Lo cierto es que el ejercicio de derechos y el desarrollo humano y social de los niños/as y adolescentes dependen del acceso a recursos (derechos) y estructuras de oportunidades en el campo del hábitat de la vida, la educación, la salud y la recreación, entre otros.
La construcción de más y mejores estructuras de oportunidades para las infancias es un reto que demanda compromisos y acciones de parte de los Estados, pero también de las familias y las comunidades.
Trabajo infantil
Otra cara del fenómeno sin duda es el trabajo infantil. Según las estimaciones de 2015 del Barómetro, en la Argentina urbana trabaja el 12% de los chicos/as de entre 5 y 17 años (9,5% en actividades económicas y 4,3% en actividades domésticas). Si bien la evolución en el período 2010-2015 es positiva en términos de una merma del fenómeno, lo cierto es que una parte importante de la infancia y en particular de la adolescencia participa de las estrategias de sobrevivencia de sus hogares.
El trabajo en la infancia y la adolescencia es un fenómeno que se relaciona de modo directo con la precariedad laboral de los adultos, que se calcula alcanza al 47% de la población ocupada.
Es notorio que millones de niños, niñas y adolescentes en la Argentina experimenten privaciones sociales injustas y profundas desigualdades en el acceso a estructuras de oportunidades para el desarrollo de su máximo potencial.
En este país, en 2005 se sancionó la ley 26.061 de protección integral de derechos de niños, niñas y adolescentes, que establece en su capítulo III la creación de la figura del defensor del niño; sin embargo, pasados once años su designación sigue estando pendiente.
El actual estado de situación de las infancias parece ameritar su urgente nombramiento.
Otras noticias de Pobreza
Más leídas de Economía
Habrá cambios. Cuánto costará el dólar tarjeta en enero
Advertencia. El CEO de una cadena francesa de supermercados no quiere comprar carne del Mercosur
El camino emprendedor de Gwyneth Paltrow. De ganar un Oscar a ser la CEO de una empresa con 80 empleados
Nuevos básicos. Cuánto ganan los empleados de farmacias en diciembre