Se buscan docentes argentinos para trabajar en Estados Unidos
Maestros y profesores locales pueden emplearse entre 3 y 5 años a través de un programa avalado por el Departamento de Estado
Pablo Giudici es un maestro en Tandil. Por segunda vez, está trabajando, con su esposa, también docente, en los Estados Unidos. En 2003, fue maestro en Carolina del Norte, y ahora, está en Virginia donde enseña español como segunda lengua. Gana en dólares, por supuesto.
Yanella Ferrer, es de Mar del Plata: Está en Berlington, Carolina del Norte con su marido y sus dos hijos, y enseña español. "Todos los días es una experiencia enriquecedora. Estás con colegas de distintas partes del mundo, entendés otras realidades. Los argentinos sabemos cómo trabajar y lo hacemos muy bien. Solo hay que animarse", dice la docente.
Ambos maestros llegaron a través de Participate Learning, una organización fundada por David Young, que promueve la educación global y que busca que los estudiantes de escuelas públicas aprendan en un contexto de diversidad cultural con docentes de distintas partes del mundo. Actualmente, hay sólo 4 docentes argentinos, y los responsables del programa quieren llegar a tener entre 25 y 30 argentinos.
"Están haciendo un excelente trabajo. Notamos que los chicos que tienen docentes argentinos han aumentado sus calificaciones. Es interesante porque todos los docentes tienen los mismos recursos didácticos y tecnológicos, pero el argentino tiene algo que cautiva", afirma Ronald Ramírez, coordinador de reclutamiento para Latinoamérica de Participate Learning.
"Como los maestros se quedan hasta 5 años, es muy simpático ver a los chicos hablar con el acento de sus maestros y aprender modismos y palabras", agrega.
Los docentes que aplican y son seleccionados pueden ganar entre 350000 a 55000 dólares anuales, según su nivel de experiencia, sueldo similar al de un docente americano. A eso, hay que restarle los impuestos estatales y federales de Estados Unidos, aclara Ramírez.
El docente seleccionado recibe en su domicilio el contrato laboral de la escuela contratante, con el pasaje incluido y la Visa J1 que permite que vaya con sus cónyuges y estos puedan trabajar. Sus hijos, además, pueden estudiar en la escuela pública totalmente gratis, por el periodo de residencia.
Cada docente es asistido por un mentor que lo asiste en su relocalización. Le ayuda a entender cómo alquilar la casa, el auto, instalarse en su nuevo lugar, etc. Además, reciben un préstamo de 2000 dólares para manejar la transición, desde su trabajo anterior al actual, dinero que se devuelve, al año, sin intereses.
"Cuando el contrato termina, el docente debe regresar a su país de origen por dos años, pero puede volver a aplicar la veces que desee", explica Ramírez.
Para participar, el docente debe, obviamente, tener un inglés fluido que le permita trabajar y comunicarse de manera efectiva y clara con colegas, estudiantes y padres.
Debe contar con estudios universitarios de 4 años en educación, y tener, al menos, dos años de experiencia laboral a tiempo completo en una escuela o colegio.
También se pide licencia de conducir y experiencia al volante, ya que los maestros reclutados deben desplazarse en automóvil a su lugar de trabajo desde su zona de residencia.
"Durante todo el proceso de inducción, los profesores seleccionados tendrán acompañamiento, para garantizar que la experiencia sea positiva y permita al profesional de la educación desarrollar al máximo sus capacidades y talentos", afirma Ramírez, que fue parte del programa, como profesor, hace aproximadamente 15 años en Carolina del Norte, donde además conoció a su esposa.
Lo que buscan son docentes de jardín, de preescolar, de primaria, de enseñanza de español en secundaria, y de inglés como segundo lenguaje en la secundaria.
Los programas tienen un período de tres a cinco años de duración, y pueden ser implementados solo en Carolina del Norte, Carolina del Sur, y Virginia.
Si aplican en julio y agosto de 2019, pueden estar trabajando en agosto de 2020. "El proceso puede durar unos 2 meses, según la rapidez con que juntan los papeles y documentos necesarios", cuenta Ramírez. Aclara que los que viajan con sus parejas deben estar legalmente casados, un requerimiento de la embajada americana.
El proyecto educativo está inspirado en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El programa aspira a formar ciudadanos con una perspectiva clara al respeto a la humanidad, la vida y el planeta: ciudadanos innovadores, que creen bienestar a todos sin importar la diversidad cultural o país.
Este modelo de educación permite que estudiantes de temprana edad desarrollen empatía, respeto y entendimiento hacia una cultura diferente y creen lazos de amistad aprendiendo un segundo idioma.
En comparación a otras escuelas, los alumnos que estudian en instituciones donde está presente Participate, adquieren mejores calificaciones en los exámenes estandarizados estatales.
Lo bueno es que uno vuelve a su país con otras experiencias, con métodos educativos novedosos que luego pueden aplicarse en escuelas argentinas.
Este programa está avalado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y sus leyes migratorias. "Estados Unidos no está en contra del intercambio cultural, sino contra la inmigración ilegal", completa el funcionario.
"Enriquece mucho a tu familia, además de a vos mismo como docente. Ves que tu vida no era como vos pensabas. Te mejora no solo en lo económico, sino en lo humano", cierra Ferrer.