Juan Luis Bour: "Hay que bajar costos no salariales del empleo formal"
Es un referente en materia económica y laboral, y fuente de consulta constante en los medios. Juan Luis Bour sabe de qué habla cuando se refiere al mercado de trabajo y tiene las estadísticas siempre a mano, algunas de memoria, cuando se trata de comparar diversos años y hasta décadas, en este aspecto medular para la organización de la sociedad.
Entró en FIEL en 1976, después de haber sido investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UBA y becario del Conicet entre otras actividades. Este año escribió un trabajo analizando la situación del empleo , la productividad y el salario desde FIEL con el apoyo de la Fundación Adenauer.
Quizá el tema más agobiante cuando se habla hoy con Bour no sea la situación actual, sino los ciclos que se repiten una y otra vez, sin lograr un crecimiento del empleo en la Argentina sostenido a lo largo de los años. Además de lograr que el empleo de calidad crezca, hay que crear alrededor de 200.000 puestos de trabajo solo para contener a las nuevas generaciones que se suman cada año a la población económicamente activa (PEA). También cuenta en el debe el entrenamiento para obtener las habilidades necesarias en un mundo que requiere perfiles específicos, cada vez más asociados con la tecnología.
En esta entrevista, un balance para cerrar 2018 y lo que se viene en 2019, un año con muchos desafíos y la necesidad de lograr los acuerdos a mediano y largo plazo, hoy lejos.
-¿Cómo se entiende la situación del empleo actual?
- Hay que analizar los 12 años que precedieron al gobierno de Macri , y también observar 2018 a partir de lo que pasó en 2016 y 2017. Durante los gobiernos anteriores se descapitalizó la Argentina. Se gastaron los recursos al extremo a través del uso de los fondos de pensión para extender las jubilaciones para todas las personas que no habían aportado, por ejemplo. Pasamos del superávit de los primeros años de 2000 a un gran déficit fiscal cuando terminó la gestión de Cristina. La segunda mirada es analizar los primeros dos años de esta gestión, donde hubo algunos ajustes de la macroeconomía que eran necesarios, como la unificación cambiaria, salir del default, etc., junto con otras políticas que mantuvieron la situación de déficit. No se hizo mucho, o mejor dicho casi nada para equilibrar las cuentas públicas. Hubo un ajuste en el tema energía, tarifas, pero no una verdadera dimensión de la crisis que se enfrentaba.
-¿Y qué nos pasó en 2018?
-Nos encontró desprotegidos. El gobierno no previó que en 2018 habría un escenario más complejo (la situación internacional, la sequía). Cuando te sorprende la tormenta, te obliga a pasar non-stop (bruscamente) a un déficit primario 0 en 2019. Esto es difícil en un país complicado, con un nivel alto de inflación y de pobreza. El ajuste en el corto plazo aumenta la inflación, la pobreza, la recesión, pero evita la crisis. Son cuestiones que deberían ser transitorias para poder enfrentar una situación equilibrada en 2020. La gran duda es si luego vendrá una política que revierta el ahorro con el aumento del gasto para reactivar la economía.
-¿Hay riesgo de default?
-No hay ningún riesgo de que la Argentina entre en default en 2018, sin embargo las primas de riesgo crecen entre 2019 y 2020 en 4 puntos. Hay una enorme duda de que la Argentina cumpla a largo plazo si se cambian las políticas.
-¿Qué pasa con el acuerdo a mediano y largo plazo que la sociedad le pide a la política?
-Una cosa es lo que pide la sociedad y otra cómo operan los partidos políticos. Para la oposición, en general, cuanto peores sean las condiciones, más chances tiene de llegar al gobierno. En este contexto, alguna parte de la política no va a estar de acuerdo en firmar nada. Quieren que el gobierno haga el ajuste y partir luego de una mejor situación. Además, acercarse al gobierno siendo opositor tiene sus complicaciones... Habrá que esperar, quizás, hasta las próximas elecciones para los acuerdos, y solo se van a dar si hay un interés y un beneficio genuino para los actores. Mientras, hay un nivel de incertidumbre alto y va a costar generar confianza.
-¿Qué medidas concretas reactivarían el empleo?
-Hay malas y buenas noticias. Si hay una economía en recesión, el empleo no va a aumentar, sino que va a estancamiento y eventualmente caída. Si hay un panorama incierto, la inversión es débil. Sí puede mejorar la economía en el segundo semestre de 2019, pero eso lleva a la estabilización, no es una recuperación firme. Es muy difícil que la inversión tenga números positivos el año que viene. Por otro lado, como hubo un ajuste importante en salarios, se evita una estampida de despidos, pero se contrata a poca gente. Por la caída del salario real no hubo un aumento de despidos. Hay una tasa de desempleo del 9% en lugar de tener una tasa del 17 o 18%. El ajuste salarial evitó un salto del desempleo. La solución no es prohibir los despidos, sino lograr que se contrate a más gente.
-En una recesión, ¿qué hay que hacer para incentivar el empleo?
-En primer lugar, no hay que subir los impuestos para asumir el gasto público. Se anunció que se iban a bajar los impuestos al trabajo, pero no se hizo.
-También hubo una propuesta para "blanquear" a los empleados, pero que no prosperó en el Congreso.
-Sí, aunque el gran problema sigue siendo que no se contrata personal, no hay suficiente creación de empleo formal. Para que esto se revierta hay que bajar los costos no salariales del empleo formal.
-Otra iniciativa frustrada fue la habilitación para que haya contratos entre particulares
-Fue una idea de flexibilización importante de la forma de contratación, pero se quitó del paquete que más tarde fue consensuado. Es decir, el Gobierno empezó con algunas ideas, pero después fue bajando sus expectativas hasta que finalmente se quedó con una propuesta totalmente lavada que, si hubiera salido, no habría significado nada. Aunque hoy hubieran blanqueado a 50.000 personas, mañana se habrían creado otros 50.000 puestos en negro.
-¿Qué pasará con el empleo en el corto plazo?
-Durante los próximos dos o tres trimestres no va a crecer, es decir, hasta que no dé vuelta la actividad económica. Se espera una caída del empleo en el corto de plazo no muy importante hasta tanto se dé una recuperación de la economía, para la que las condiciones están dadas. Luego está la decisión de quien asuma en 2019 de hacer las reformas para que la economía se empiece a mover por lo menos al 3% anual.
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