La supremacía de los robots, ¿alivio o amenaza para el trabajo?
Cada vez más personas adhieren a la idea de que el trabajo remunerado no será para todos; así, se considera necesario pensar en estrategias para los tiempos que vienen
En poco tiempo más, habrá algún solitario que se despertará a la mañana, con el café con leche esperándolo humeante y las tostadas endulzadas, todo listo para desayunar. Tendrá que sufrir el incordio de vestirse manualmente, pero este detalle se solucionará muy pronto. Mientras, rozará con las yemas de los dedos el cristal de su equipo, ordenando un taxi que pasará a buscarlo, de acuerdo con las coordenadas conocidas por el servicio. Saldrá a la puerta y el vehículo estará esperándolo, sin conductor.
Subirá solo y verá pasar las calles y avenidas con indiferencia. En una ráfaga de nostalgia, recordará aquellas conversaciones efímeras con el conductor, sobre fútbol, política y otras cosas de la vida. Por un instante, muy breve, apenas un par de segundos, se preguntará sobre qué será de la vida de aquellos taxistas. Pero siguió viaje. No podía saberlo. El viaje sería largo, más de quince minutos y no tenía apuro, porque tampoco tenía nada importante que hacer.
Un estudio realizado en las Universidades de Yale y Oxford preguntó a 352 científicos cuándo harán las máquinas nuestras tareas mejor que nosotros, los humanos. La mayoría, aunque con algunas diferencias, ubicaron el acontecimiento en la década de 2040. Es decir, nuestros bisnietos seguirán buscando trabajo, pero muchos quedarán en el camino, literalmente: los camiones serán conducidos con mayor eficiencia en 2027. También los taxis, claro está.
Las máquinas podrán traducir idiomas mejor que los humanos en 2024 y las tiendas podrán ser atendidas por equipos confiables en 2031. Todo ello lo describe Javier Salas en el diario El País de España.
Tampoco se salvan los creativos. Google está creando voces humanas, partituras exitosas, cuadros, ganan al póquer y hasta redactarán best sellers. En 2053 la cirugía podría quedar a cargo de robots. Los médicos o muchas de sus especialidades podrán caer en desuso. Todo este cuadro genera polémica. Es probable que no se trate de una sola inteligencia artificial, sino de muchas de distinto tipo.
La Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos hizo un trabajo sobre el impacto de las nuevas tecnologías, donde concluyen que “los políticos están volando a ciegas en este aspecto”. No hay datos suficientes para aventurar medidas, pero ya se sabe que los políticos de todo el mundo tienen una mirada cortoplacista. Mantienen “la ñata contra el vidrio”, como definiría Discépolo, sólo que se trata de un vidrio esmerilado.
Porque habría que plantearse, ya mismo, el propio concepto de trabajo que hasta ahora está soldado a la palabra “dignidad”. Es decir, que quien trabaja es digno, y el que no consigue trabajo pasa a la categoría de indigno, aunque no logre dónde ejercer alguna actividad. En esta modesta tecnología que gozamos hoy, el crecimiento es exponencial y dejará mucha gente afuera. Serán los excluidos por la robótica y otros medios técnicos que los hará prescindibles.
¿Habrán de sufrir nuestros nietos o bisnietos hambrunas como las que azotaron la Edad Media, aunque por otros motivos? Hay una Institución, el Eurobarómetro, que realizó una encuesta con los siguientes resultados: el 60% tiene una visión positiva de los robots y la inteligencia artificial, pero el 74% está convencido de que estos mismos harán desaparecer muchos más puestos de trabajo de los que pueden ser creados.
Los robots, según afirma la investigadora Katja Grace, no nos jubilarán a todos en un breve plazo, pero el camino está marcado. ¿A quién le interesan esta cuestiones? La gran mayoría de los bisnietos no ha nacido todavía.
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