"La meta es la igualdad de oportunidades"
Carlos Tomada, ministro de Trabajo, responde a LA NACION algunas preguntas formuladas por nuestros lectores
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, tiene su despacho en el piso 13 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Luminosa, con amplios ventanales que dan sobre la calle Alem, esta oficina tiene una particularidad: no hay computadora a la vista. El ministro no tiene gran interés en este tipo de tecnología.
Se define como "un hombre de las relaciones laborales y las negociaciones colectivas, desde hace muchos años". Especialmente preocupado por lo que llama "la Argentina dual"; es decir, aquella en la que existen empresas que no consiguen reclutar a trabajadores capacitados y, por otro lado, aquella en la que hay gente que no consigue empleo, está particularmente interesado en que se difunda la tarea de las 168 oficinas de empleo en todo el país, que tienen como fin ser intermediarias entre personas sin empleo y empresas con necesidad de tomar gente.
Además, el ministro contestó algunas de las preguntas de los lectores, formuladas on line a través de un foro propuesto por este suplemento.
-Una de las inquietudes de los lectores está relacionada con el problema que tiene la gente de 40 años en adelante para conseguir trabajo. ¿Qué opina sobre este tema?
- Lo que creo con respecto a este durísimo tema es que es muy injusto, porque las decisiones de no incorporar a gente de más de 40 años las toman, justamente, personas de esa edad. Todo esto está rodeado de un contenido fuertemente discriminatorio. Y los temas discriminatorios, por el lado de la legislación, son difíciles de modificar. Lo que hay que modificar es el problema de raíz. Es decir, la cultura de una sociedad que no valora las capacidades de los mayores de 45 años.
-En el nivel oficial, ¿se dará algún tipo de incentivo a las empresas para que tengan en cuenta esta franja de trabajadores?
-Nos hemos propuesto hacer una muy fuerte campaña promoviendo el empleo de los mayores de 45 años a partir de una contradicción que observamos hoy por hoy: falta personal calificado para algunas categorías ocupacionales, pero hay desocupados de más de 45 años que perfectamente cubrirían esas calificaciones. Me parece que esto no puede ser el contenido de una ley que obligue a las empresas a incorporar personal, pero sí creemos que tenemos que ser mucho más proactivos y estimular otros comportamientos de las empresas para que empiecen a incorporar gente que, en realidad, tiene toda la expertise que se necesita, tal vez con alguna actualización porque ha estado fuera del mercado de trabajo, pero no creemos demasiado en los estímulos y en la disminución de cargas sociales.
-¿Por qué?
- Primero, ya tenemos la experiencia. Una de las ventajas de las políticas laborales de los 90 es que hoy sabemos lo que no sirve. Tuvimos leyes que desgravaban el empleo de los mayores de 45 años y no produjeron ningún resultado mensurable, porque no pasa por ahí. No los van a tomar porque sean más baratos. Los toman porque los necesitan. Lo que tenemos que incentivar es que se den cuenta de que ahí tienen una solución para muchos de sus problemas. Si pongo un aviso pidiendo ingenieros sin límite de edad, o de 45 para arriba, tengo una cuadra y media de ingenieros..., pero dicen que no hay ingenieros. Es desesperante. La meta es la igualdad de oportunidades. No puede ser que una persona de más de 45 años no tenga la posibilidad de conseguir un trabajo.
-Con respecto al tema de la crisis energética, ¿qué les puede decir a los trabajadores que ven peligrar sus fuentes de trabajo debido a las restricciones impuestas por el Gobierno?
-Hay suspensiones y vacaciones, pero con percepción de haberes. Hoy los empresarios, inteligentemente, han tomado la decisión, frente a esta situación complicada, de preservar el vínculo del trabajo. Nosotros hablamos con los empresarios y las cámaras y les dijimos que es importante que no aprovechen la supuesta crisis para echar trabajadores pagándoles menos indemnización, porque esto va a pasar, van a volver a necesitar producir, no van a tener las expertises que necesitan, y además habrán hecho un tremendo daño social. Y la verdad es que la respuesta empresaria ha sido positiva. Esto es muy importante porque venimos de una experiencia, y lo sé porque vengo del mundo del trabajo, donde por mucho menos que esto se echaba a la gente. Se disolvían los vínculos por supuestas crisis que ocurrían en una empresa. La situación ya está pasando y los empresarios han dado una respuesta acorde a los tiempos.
- Se dijo, y lo corroboró esta semana el presidente Kirchner, que cuando el índice de desocupación bajara a un dígito se indemnizaría sin el plus. ¿A cuánta gente afecta esta medida?
-Solamente un 30 por ciento de los trabajadores ocupados fue alcanzado por esta medida; es decir, 1.800.000 personas. Todos los trabajadores que se incorporaron a un trabajo a partir del 1° de enero de 2003 no tienen, o tenían, el plus. Vale destacar que desde mayo de 2003 hasta la fecha se crearon 3.000.000 de puestos de trabajo.
- ¿Sin contar los planes sociales?
-Tres millones de puestos de trabajo en blanco. Listo. Cuando yo entré pagué 2.300.000 planes. Ahora hay menos de 900.000.
-¿Esta cifra incluye los provinciales, los municipales...?
-Es en el nivel nacional..., seguramente los han bajado también ellos. Pero lo que quiero decir es que los empresarios crean puestos de trabajo no cuando hay bajas indemnizaciones, sino cuando los necesitan.
-¿Es posible disminuir los costos laborales?
-No creo que hoy en la economía argentina se pueda decir que los costos laborales son altos. Son cerca del 30%. Son de los más bajos de la región. Brasil tiene cargas sociales más altas que las nuestras.
- ¿Qué va a pasar con el tema ganancias, finalmente? ¿El beneficio será para todos o con un tope?
- Será para todos los que ganen hasta 7000 pesos. Una persona que gana más, algo tiene que aportar a la sociedad... a las escuelas... a los hospitales. ¿No te parece?
Hoja de vida
CARLOS TOMADA nació el 4 de mayo de 1948, en Capital. Se recibió de abogado en 1973 e hizo estudios de posgrado en Relaciones Industriales, Problemas de Trabajo y Relaciones Laborales, avalados por la OIT, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Universidad de Bolonia.
Desde 1988 dicta clases de Relaciones del Trabajo, en la licenciatura del mismo nombre, en la UBA.
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