Fiestas de fin de año en las empresas: entre la austeridad y el objetivo de unir a los empleados en un evento distendido
Llega el fin de año y el tiempo de los balances y también de los festejos, entre ellos, la clásica fiesta que realizan las compañías. Hace apenas unos años se transformó en un evento atractivo para todas las generaciones, en especial los millennials, con barras de tragos, DJ, sorteos, etc. Pero llegó la crisis que comenzó en abril de 2018 y las compañías ajustaron sus presupuestos.
Un sondeo de Adecco Argentina reveló que solo el 55% de las empresas aseguró que van a hacer la fiesta este año, aunque entre ellos, el 44% dijo que serán más económicas. Un 70% de las que lo suspendieron aclararon que esta decisión podría influir en la motivación de sus equipos de trabajo.
"El festejo es cada vez menos visto, sobretodo cuando se atraviesa una seguidilla de años complicados que afectan las finanzas de las empresas. Pasó la época dorada, esa de grandes celebraciones, cenas ostentosas", dice Federico Carrera, director asociado de la consultora High Flow.
A pesar de las buenas intenciones, "con la recesión que se vive en el país surge la necesidad de reforzar el concepto de recorte de gastos, y sobre todo, de evidenciar en las acciones que la organización no hace gastos superfluos. Llevar a cabo ese tipo de eventos masivos puede no contribuir a representar esa idea", sostiene Florencia Insúa, Líder de Desarrollo y Gestión Comercial de Talent Recruiters.
"Es el momento de la austeridad y el ahorro. Muchas empresas multinacionales de consumo masivo, las autopartistas y automotrices, las tabacaleras y hasta algunas del sector bancario han suspendido las fiestas de fin de año. Sobreviven los festejos de otras firmas de consumo masivo, reacias a abandonar la tradición, también las de laboratorios, de fintech y de agro que, aún sin tirar la casa por la ventana y con un presupuesto reducido, deciden organizar un cierre para despedir al año que se va y juntar ánimos para el que viene", agrega Carrera.
Los que deciden festejar
En MetLife es "casi una tradición que la gente espera. "Somos unas 500 personas en la Argentina e invitamos a todos", cuenta Carla Tarelli, Directora Actuarial de la aseguradora. La fiesta se hizo el 28 de noviembre en el Yatch Club de Puerto Madero. Tarelli, que trabajó en Estados Unidos, relata que allí las fiestas empresarias eran de 15 a 17 y solo repartían una cerveza por persona. "De hecho, estaban contadas", recuerda.
Históricamente, la filial local del Santander tuvo un festejo de fin de año tradicional: de gala y de 21 a 4. Luego pasó a un formato más descentralizado, en el cual cada área o gerencia organizaba sus propios festejos según los gustos y preferencias de cada equipo. Hace tres años se animó a innovar.
"Queríamos volver a juntarnos masivamente, pero de una manera más relajada, sin brillos ni formalismo. Así nació el After Office Santander, una propuesta de festejos distendidos de 19 a 2 am, donde buscamos cortar la semana, juntarnos, acortar las distancias entre áreas y puestos y pasar un buen momento", cuenta Adrián Elstner, del equipo de Experiencia Empleado, de Gestión y Desarrollo de las Personas del banco. "El primer año lo hicimos un miércoles, y a pesar de que no teníamos referencia de cómo podría resultar la asistencia, recibimos a más de 2400 colaboradores. La repercusión que hubo el día después fue lo que marcó el éxito", afirma.
En 2018 repitieron el formato y recibieron a 3350 colaboradores. "El boca a boca había surtido efecto y se acrecentó la asistencia", destaca. Este año, con 4200 personas presentes, hubo música, ambientación "tipo boliche", bandas en vivo de empleados, junto con la participación de Grupo Play y Los Totora, y un catering del formato autoservice.
En sus cinco años de existencia Linio, el e-commerce del Grupo Falabella,fue probando opciones. "Hace dos años fuimos a una isla en el Tigre a compartir un día entero de pileta, sol, juegos al aire libre y tuvimos una banda invitada que tocó covers. El año pasado cambiamos y tuvimos una fiesta de noche en un salón por Palermo, con premios", describe Gisela Sisca, HR Manager de la empresa.
"A nuestro equipo les gusta divertirse a lo grande, sea de noche o de día. No puede faltar la buena música y una gran barra de tragos", dice Sisca. Los eventos son sin parientes, aclara. Y cuenta que la edad promedio es de 25 años.
Mónica Depaolini, CEO de Merwin Inkjet System, cree que, considerando el tiempo que los ejecutivos entregan a sus empresas, "no es descabellado que la familia entera participe en la fiesta de fin de año".
Recuerda la celebración que vivió en la compañía Atlantic Zeiser, en Emmingen, Alemania, donde el eslogan convocante fue: "Gracias a ustedes. Festejemos con las familias".
En Eventbrite, la plataforma de venta de entradas e inscripciones a eventos, cuenta que en los inicios de la firma, cuando había 30 personas, logró unir a quienes estaban en las oficinas de Brasil y la Argentina y, en otra oportunidad, incorporó al festejo a las parejas, para que las familias se sintieran parte de la compañía. "En tiempos de presupuesto más acotado tuvimos que reducir la fiesta solo a empleados. Es por ello que implementamos un Family Day y dejamos la fiesta de fin de año como una real celebración de logros y objetivos alcanzados a nivel equipos", señala Victoria Calabró, del equipo de Recursos Humanos.
Para los millennials y centennials, es muy importante "vivir experiencias", manifiesta Antonella Basile, Customer Care Manager de Visma Raet Latinoamérica.
"Las actividades lúdicas en general como formar equipos, competir con trivias, hacer torneos de baile, habilitar apps del evento y usar las redes sociales para contar lo que sucede en tiempo real, son muy bienvenidas", describe Basile.
Algunas empresas invierten el presupuesto en una celebración más austera, pero con sorteo de viajes y objetos de mayor valor (electrodomésticos o tecnología); otras dan asueto o vacaciones (pagas) en las fiestas y organizan una modesta celebración en las oficinas.
"Hasta 2011, en LBO las fiestas de fin de año eran muy formales: en salones, con la familia, con mesas asignadas, tipo casamiento, de elegante sport", comenta Cintia Majul, gerente administrativa de esta sociedad de bolsa de Rosario. En 2012 cambió el concepto: las fiestas se hacen un viernes, a la salida de la oficina, en la casa quinta de uno de los dueños de la firma. "Todos vamos en bermudas, remeras y ojotas. Los que llegan temprano aprovechan la pileta. A la tardecita hacemos juegos y el menú es relajado: tabla de fiambres, empanadas y mucha bebida. Después de la comida arrancan el karaoke y el baile. Y primero tienen que cantar los que recién ingresaron a la empresa", cierra Majul.