El trabajo del futuro en el eje de un debate global
ST, GALLEN, SUIZA.- Tres jóvenes argentinos provenientes de sectores muy diversos fueron invitados a participar del foro que este año tuvo como lema "Más allá del fin del trabajo" y tomó como ejes las tendencias globales hacia la automatización, robotización y el uso creciente de la inteligencia artificial. El debate interdisciplinario e intergeneracional buscó analizar las implicancias de estas tendencias en la economía y la sociedad.
Entre los disertantes, que suelen incluir pesos pesados del mundo empresario, político y académico, estuvieron: Dominic Barton, director ejecutivo global de la Consultora McKinsey; Jeremy Rifkin, presidente de Foundation on Economic Trends y asesor de varios gobiernos, o Alain Dehaze, CEO de Adecco, y también políticos como Sigmar Gabriel, ex viceprimer ministro alemán.
Los temas más abordados ampliaron debates ya presentes el año pasado, como la supremacía de los algoritmos en referencia a la manipulación ejercida sobre nuestras libertades personales; la posibilidad de un salario básico universal para paliar el desempleo a partir de la automatización; los grandes cambios en movilidad y transporte; las criptomonedas y la reformulación de las transacciones monetarias basándose en tecnología blockchain.
En lo referente al trabajo en sí, las consecuencias de la automatización en pérdida de empleos son aceptadas como inminentes. Para contrarrestar sus efectos algunas medidas destacadas en los paneles:
Recapacitación: en lugar de reestructurar. Desafortunadamente, según Dominic Barton (McKinsey), hay organizaciones que no invierten demasiado en capacitación general, aunque sí suelen hacerlo para los cargos altos.
Educación continua: el concepto graduarse debería desaparecer para pensar en un aprendizaje de por vida. A nivel institucional se debe flexibilizar la idea de la formación tradicional.
El incremento del trabajo por cuenta propia: en los Estados Unidos ya llega a un 30% y se prevé que, en 2025, el 50% del trabajo se hará de manera freelance. Aún faltan plataformas en las que se puedan encontrar la oferta y la demanda, así como seguros y una legislación adecuada.
El simposio reúne anualmente a unos 600 "líderes de hoy" con 200 destacados jóvenes talentos, los "líderes del mañana". Cien de ellos son invitados como parte de lo que en St. Gallen se llama "pool del conocimiento": son jóvenes de hasta 30 años que se destacan con emprendimientos comerciales, sociales o con un rendimiento académico comprobable.
Los jóvenes participan -mediante un ensayo- en un concurso. Este año se presentaron 1208 ensayos, de estudiantes de 111 nacionalidades. Los autores de los 100 mejores ensayos son invitados a Suiza con gastos de pasajes y estadía pagos. Este año surgieron conceptos como un impuesto a los robots de manera temporaria, para dar tiempo a adaptar y capacitar a la fuerza laboral y la libre migración laboral entre países (João Abreu, Brasil, 3er. puesto); la alfabetización tecnológica (Janis Goldschmidt, Alemania, 2do. puesto); una paridad impositiva entre robots y humanos, reformular los programas educativos e incrementar las redes de seguridad social (Nat Ware, Australia, 1er. puesto).
Las tendencias según Rifkin
Jeremy Rifkin, presidente de Foundation on Economic Trends, asesor de la Unión Europea, y países como Alemania y China, y autor de numerosos libros sobre desarrollo económico -entre ellos El fin del trabajo-, cautivó a unas mil personas durante una hora de disertación. A la manera de los nativos digitales, parece orientarse más hacia compartir ideas que a utilizarlas como mercancías: su libro La sociedad de coste marginal cero fue ofrecido gratis a los asistentes del simposio.
Su planteo es que estamos viviendo una tercera revolución industrial. Al igual que en revoluciones industriales pasadas, se están dando disrupciones tecnológicas en el ámbito comunicacional -desde hace 25 años con el surgimiento de Internet-, seguidas por nuevas energías renovables a un costo bajísimo y por un cambio en el transporte y la movilidad, con una creciente tendencia a la automatización y a compartir vehículos, también a costos casi nulos.
Esta caída del costo del producto marginal a casi cero representa el éxito máximo del capitalismo, pero a la vez determinará cambios drásticos en nuestro modelo económico durante los próximos 40 años. Tendremos que pasar de mercados a redes, de propiedad a libre acceso, de trabajadores a "prosumers" (individuos que producen y consumen bienes y servicios en las redes). Pasaremos de vendedores y compradores a proveedores y usuarios; de la era del consumo a la era de la sustentabilidad.
Para ello, Rifkin establece que estamos convergiendo con una segunda Internet, de energías renovables. En la nueva red energética, que se extenderá a través de los continentes, millones de personas podrán producir su propia energía solar o eólica y devolver a la red -si lo hubiera- el excedente. Estos cambios ya están sucediendo en países como Alemania, donde se invierte en este tipo de infraestructura, cuyos materiales e instalación son cada día más baratos. El 30% de la energía en Alemania es renovable a un costo marginal casi cero. Las empresas energéticas ya no generarían energía, sino que administrarían flujos a través de sus redes.
El nuevo sistema económico será por lo tanto un híbrido entre las estructuras capitalistas existentes y una economía de compartir y colaborar. Resurgirán las cooperativas, los servicios gratuitos y las plataformas para compartir servicios, en la manera en que sucedió con la comunicación digital. En este nuevo orden, Rifkin prevé que habrá mucho empleo para las próximas tres generaciones, ya que tenemos mucho trabajo por delante en la creación e instalación de infraestructuras a nivel global. Después, el trabajo humano se concentrará en aquellas capacidades que nos definen como humanos, todo lo que implique creatividad, empatía e intuición.