Delia Ferreira Rubio: "Hay profesionales entrenados para llevar adelante la corrupción"
La persona o la empresa corrupta no nace, se hace. Hay un know how profesional que se adquiere, se perfecciona. Habilidades que se aprenden para esconder dinero, transferirlo, delinquir. Se trata de mecanismos complejos pero también simples, prolijos, funcionales y que cuentan con profesionales idóneos en el mercado de la clandestinidad financiera.
"En el caso de Odebrecht, era tanto lo que pagaba y a tanta gente, en tantos países y con tantos intermediarios y canales de circulación del dinero, que organizó toda una estructura llamada División de Operaciones Estructuradas, cuya sede instaló en República Dominicana", dice la argentina Delia Ferreira Rubio, presidenta de Trasparencia Internacional.
También recuerda otro caso en el que hubo un registro contable de la corrupción. "Durante el financiamiento ilegal de la campaña presidencial de Ernesto Samper, en Colombia, en los años 90, el tesorero de la campaña llevaba una contabilidad en forma regular, aunque secreta. Allí registró en qué se gastó cada dólar aportado por el Cartel de Cali y conservaba recibos firmados por cada uno de los dirigentes del partido que recibió esos fondos. Con esa documentación justificó ante el Cartel cómo se había gastado el dinero aportado para la primera vuelta y así obtuvo fondos frescos para la segunda vuelta".
Con una energía inagotable, y una memoria prodigiosa, la directora de Transparencia Internacional responde, ante la pregunta ¿dónde vive?, "en un avión". Pasa unos cinco días al mes en Buenos Aires, para después recorrer el mundo representando a la entidad que se define como "una coalición global contra la corrupción, que es el abuso de una posición en beneficio personal".
La exdirectora de Poder Ciudadano se reúne con presidentes, primeros ministros y personalidades de todo el mundo, que escuchan sus consejos y recomendaciones. Ejerce su cargo, según ella misma, "con pasión" y "ad honórem", y trata de encontrarle la vuelta a los millennials que trabajan en la organización y que a veces lo hacen "a reglamento", algo que no condice con algunas de las urgencias que analizan desde la organización en diferentes lugares del mundo.
- ¿Existe un management para cometer ilícitos?
Hay muchos profesionales de primer nivel que saben cómo llevarlos adelante. Por ejemplo Mossack Fonseca, un estudio de abogados con base en Panamá, fabricaba canales para la corrupción, es decir, compañías off shore. Nosotros, los que estamos en el tema de la anticorrupción jugamos un juego que es como el ajedrez, pero las fichas negras también juegan. Hay profesionales entrenados para llevar adelante la corrupción, que tienen muchos más recursos que nosotros, que somos una ONG. Se sabe cómo son los esquemas, cuáles son los paraísos fiscales. Están las empresas radicadas en Delaware por ejemplo, donde la legislación permite ocultar dinero, es un paraíso fiscal. De ahí, se establecen varios pasos más para que se pierda el rastro. Está superestudiado por los que son corruptos y por los que tratamos de pararlos.
- ¿Cómo se esconde el dinero?
-¿Importa en un esquema de corrupción saber quién es el director de la empresa que paga la coima, que se llama Tachito SA? No, importa saber quién es la persona que está detrás. Quién es el dueño. Es el reclamo de G-20, de la OCDE, de los Estados Unidos y de la sociedad civil. Saber quiénes son los reales dueños, no el nombre ficticio de la compañía y los tres directores puestos que son empleados del mismo estudio y directores en varias compañías.
- Este tipo de corrupción ¿es responsable del empobrecimiento de los países?
La corrupción aumenta la pobreza porque los recursos públicos van a donde no debían ir. Más corrupción es menos educación, menos hospitales, menos infraestructura, menos desarrollo. Y desde el punto de vista de los derechos, lo mismo: menos derechos individuales, menos libertades, menos igualdad. Es decir que afecta a los valores y también a la economía.
- ¿Qué opina sobre las condiciones de trabajo en la Justicia argentina?
-En cualquier institución no alcanzan las normas sino que hay que implementarlas. Eso supone recursos económicos, humanos, tecnológicos y procesales. Siempre cuento el caso de un fiscal anticorrupción que tuve que evaluar en un país de centroamérica, y no tenía en la oficina teléfono, ni wifi ni secretaria, por lo que usaba el café de la planta baja como oficina. Así no podía trabajar por más ley y nombramiento que tuviera.
- ¿Y sobre la nueva ley de responsabilidad penal de personas jurídicas?
-Previo a la ley no existía esta herramienta para penalizar en el derecho criminal a la persona jurídica, es muy moderna. Pero nuestro problema no es de falta de leyes ni de normas, tenemos que ponerlas en marcha, hacer el esfuerzo. Esta ley establece mecanismos de incentivo para que las empresas pongan en marcha sistemas de integridad antes de que ocurra el ilícito. Si a pesar de tener estos sistemas (que deben funcionar bien), aparece un caso de corrupción, se puede atenuar la pena.
- Una empresa como Odebrecht, ¿puede seguir operando?
- Panamá, igual que los Estados Unidos, tiene el esquema particular. En casos de corrupción se pagan las multas, y la empresa sigue operando. Pero una cosa es que esto se lleve adelante en el país del norte, y otra que se haga en América Latina, en países plagados de corrupción donde hay muy poca confianza en las instituciones. Cuando un gobierno hace eso y dice que va a privilegiar los puestos de trabajo dejando que la empresa siga operando, lo primero que piensa la población es que están "enganchados" y esto genera un clima político turbio y una inestabilidad tremenda.
- ¿Hay alguna solución para esto? Es cierto que también se juegan muchos puestos de trabajo
-Si se sigue este modelo, que es el de privilegiar los puestos de trabajo y que las obras se hagan... porque muchas veces cuando estallan los escándalos las empresas paran las obras, hay que pensar en una opción que aporte credibilidad al proceso. Entonces necesitan incorporar un factor que genere confianza. Por ejemplo, en Europa del Este existe un testigo social en las licitaciones públicas (un experto, una ONG) que participa en el proceso de licitación de principio a fin y levanta la bandera roja como si fuera un ombudsman.
-¿Qué opina sobre la extensión de la figura del arrepentido en el Código Penal, para que abarque delitos de corrupción?
-Para nuestro arrepentido, demora mucho el premio. Te tirás a la pileta y no sabés si hay agua.
- ¿La población puede intervenir en casos de corrupción?
-Habría que mirar el caso de Ucrania, que es muy interesante. Cuando hay un problema de corrupción, todos salen a la calle. Están atentos y protestan. Por ejemplo, si se intenta eliminar a la Oficina Anticorrupción, la plaza se llena.
-¿Qué opina de la Oficina Anticorrupción en la Argentina?
-Tiene un problema de diseño, porque no es independiente así como está, porque en definitiva depende de gente que depende del Presidente de la Nación. En cuanto a su directora (Laura Alonso), no tengo la menor duda de que es una persona honesta que conoce el tema, que ha trabajado en Poder Ciudadano, pero es una militante del partido del gobierno. No puede realizar la tarea de controlar porque depende del que tiene que controlar.
- ¿Cómo es trabajar con millennials?
Son muy capaces. Valoran mucho su tiempo, pero a veces es difícil que algunos entiendan que hay urgencias que hay que atender, más allá del horario de trabajo.
Minibio
- Primeros pasos: Nació en Córdoba, donde estudió Derecho y se graduó con honores
- Profesión: Se doctoró en la Univ. Complutense, Madrid.
- Poder Ciudadano: Fue presidenta de la entidad entre 2008 y 2010
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