Conviviendo con un robot, historias que van del odio al amor
Tecnología. Ya no se trata de aprender a trabajar con distintas generaciones, cada una con sus modos; el nuevo desafío es realizar las actividades cotidianas de la mano de la automatización
Cuando todos llegaron a la oficina, Álvarez ya estaba trabajando. Procesaba sin parar CV y los separaba en dos pilas: los que reunían las condiciones que el puesto requería y los que no. Al final del día, y sin haber parado para almorzar, Álvarez seguía analizando los perfiles de miles de candidatos que se postulaban.
Álvarez no tiene nombre aún -lo que sería su apellido rinde homenaje al personaje televisivo del rosarino Alberto Olmedo-, pero ya se instaló en la oficina de Snoop Consulting, y ahora es uno más del equipo. Fue creado en 2008 para leer currículums, una de las etapas más repetitivas del proceso de selección, algo casi cotidiano en la constante búsqueda del talento que viven empresas de tecnología.
"Que lo aceptaran no fue fácil. Al principio, los psicólogos no lo querían usar. Lo veían como una competencia y, además, descreían de que funcionara. Era clave que lo usaran porque la inteligencia artificial se corrige a partir del uso, y del ensayo y error. Especialmente del error. Dos años después, en ese proceso de mejora, pudimos hacer que Álvarez también se ocupara de volcar la información de los CV más atractivos a la base de datos, algo que la gente de Recursos Humanos odiaba hacer, y ahí lo adoptaron", relata Gustavo Guaragna, CEO de Snoop, la consultora argentina premiada por sus trabajos en innovación y estrategia.
Hoy ese desarrollo es clave para el trabajo en equipo, ya que si otros reclutadores se encuentran trabajando con perfiles similares, el sistema les avisa que ese perfil ya fue cargado y detalla quién lo hizo.
Los cambios derivados de la automatización y la robotización no son novedad. En manufactura hace años se vienen dando. "Lo que es manifiesto hoy es la aceleración de ese cambio y el avance hacia áreas de procesos y administrativas, de la mano de la inteligencia artificial", señala Guillermo Ocampos, socio fundador de Together, consultora que atiende marcas como Banco Galicia, Banco Hipotecario y Met Life. Obviamente, esto también acelera el cambio en las habilidades que requieren las empresas de sus equipos. "La mayoría es muy consciente de este cambio y se prepara para reentrenar y rebalancear la composición de su fuerza laboral".
La convivencia con los robots, la automatización y la reinvención de un operario, así como la influencia de los sindicatos, fueron los temas centrales de la última Conferencia Internacional de Desarrollo de Talento (ATD), que se realizó en mayo pasado en la ciudad de San Diego (EE.UU.). "El tema de la inteligencia artificial y su impacto en el mundo del trabajo, así como la inclusión de los robots como parte integrante del debate sobre la diversidad, estuvieron en la agenda. En los últimos tiempos, lo intergeneracional y el desafío de construir puentes vienen ocupando la agenda organizacional y hoy la inteligencia artificial nos enfrenta a repensar la diversidad, aceptando que un trabajador y un robot colaboran, conformando un equipo que se complementa y amplifica", sostiene Betina Savich, experta en RR.HH. y delegada por Argentina a esa conferencia.
Un robot no es una copia de un humano. Es una máquina capaz de realizar trabajo pesado, operativo y repetitivo. El término, utilizado hoy en día, hace referencia a procesos y actividades automatizadas. Dicen los expertos que todo comenzó con el "robot de Google" que se ocupa de indexar todas las páginas al buscador, y si bien no es un robot, aceptamos el término y ahora todo proceso inteligente lo mal llamamos robot.
"En algunos ámbitos la robotización da escalofríos, pero quizás es más producto de algunas series de ciencia ficción o del propio desconocimiento. Varios laboratorios médicos tienen un robot que lee papers, los agrupa por especialidad, los resume en un ppt y los manda por mail a médicos", señala Sebastián Inchauspe, experto en Estrategia e Innovación de Auren Argentina.
En el mundo automotor, la automatización convive con los operarios. En Volkswagen, por citar un caso, el lavado de las carrocerías después de la cataforesis era un proceso realizado por 2 operarios por turno: uno a cada lado de la unidad enjuagaban la carrocería. Hoy, el enjuague se realiza de forma automática con un sistema de arcos de aspersión, sin operarios y logrando una reducción de 6500 m3de agua desionizada al año, precisan en la compañía.
La construcción del piso medio de la Amarok se realizaba de forma manual con 9 operarios por turno. Hoy es un proceso automático que se realiza en una línea robotizada con cuatro operarios por turno.
Según datos de la empresa, el Centro Industrial Pacheco está automatizado en un 30% en promedio entre las áreas de body, montaje y pintura. Con la nueva planta de pintura y montaje - donde se fabricarán nuevos autos para el mercado local y de exportación-, este número ascenderá a un 40% promedio. En el Centro Industrial Córdoba, la automatización llega al 70% en promedio, entre las 3 plantas que lo componen.
"Muchos procesos ya son robotizados y muchos otros, entendemos, lo serán en un futuro cercano, por eso hablamos y trabajamos con los operarios y el sindicato para capacitarlos en nuevas tareas. Muchos procesos dejan de ser manuales, pero precisamos de operarios para controlar, monitorear o proveer a los robots que las operan. Esto implica formación y capacitación en sistemas y nuevas tecnologías", señala Darío Carosella, director de RR.HH. de VW Argentina.
Para lograrlo, en esta y otras industrias, la relación con los sindicatos es clave. De hecho, en VW el sindicato tiene representación en el directorio de la casa matriz, en lo que se denomina un gobierno corporativo de cogestión. En la Argentina, tiene un vínculo "muy cercano y fluido" con Smata. "Hemos tenido situaciones difíciles en los últimos años, como cuando en 2016 hubo que reducir el tercer turno en la planta Pacheco y juntos buscamos las mejores condiciones para nuestros empleados. Este proceso se manejó sin conflictos de ningún tipo", agrega Carosella.
Lo primero que aparece en los empleados es el temor, coinciden los "constructores" de estos robots. "La gente cree que la inteligencia artificial, el big data y las nuevas tecnologías vienen por sus empleos y se van a quedar con todo. Lo que ellos no saben es que, en primera medida, estas tecnologías aprenden de las personas. Por eso, las personas son fundamentales para su funcionamiento", explica Ariel Lipschutz, Líder regional de desarrollo de negocios en Cognitiva, socia de IBM en Watson, el robot que le permitió a Santander Río atender consultas y evacuar dudas del público sobre créditos hipotecarios.
Personal del banco entrenó durante 4 meses a Watson con 3000 preguntas reales correspondientes a 100 temas distintos para poder responder todas las consultas de los clientes en el proceso de elección de su crédito, comentó Daniela Contarino, responsable de Créditos Hipotecarios del banco.
Lipschutz, licenciado en Sistemas, recomienda invertir tiempo y esfuerzo en describir los beneficios que traerá la automatización antes de poner proyectos en marcha y, de ser posible, comenzar siempre con un área o un pequeño grupo de trabajo. "De esta manera, se logra mostrar grandes avances en pequeños equipos y en ambientes controlados. Además, generamos confianza en la tecnología y eso se contagia a otras áreas", dice.
"En la mayoría de los eventos de Recursos Humanos a los que asisto, el tema está en el tapete. Todo el mundo está muy preocupado por la pérdida de empleo, pero es la realidad. Y esto no empezó hoy. Todos nos acostumbramos a ir al cajero automático, pero ¿quiénes de nosotros se pregunta hoy por aquellos empleados que ya no están?", afirma Walter Villar, gerente de Desarrollo del Talento en Roche Argentina.
En el campo, los robots son una realidad cotidiana, afirma Enrique Díaz Leimbacher, docente de la licenciatura en Analítica Empresarial y Social del ITBA. Los drones se encargan de mapear superficies y dar información para la pulverizadora. "Con ellos, sabemos qué se pulveriza y qué se siembra. Eso hace más eficiente la dosificación de los pesticidas y alienta la inversión en maquinaria. No es descabellado que en un futuro cercano veamos más robots en el campo, deambulando entre planta y planta, que los que encontremos en un edificio del microcentro", completa.