Coaching: el arte de soplar las brasas
Por Leonardo Wolk (Gran Aldea Editores, 223 Págs.)
El término inglés coach alude al arte de entrenar y guiar. Proviene del deporte y se reconoce como una técnica o estilo de liderazgo. Los coachers serían entonces líderes que provocan en el entrenado una alquimia que cambia el enfoque de sus vidas. Coaching: El arte de soplar las brasas propone otra forma de entender este concepto.
El desafío está en abrir posibilidades de acción y hacer reconocer a la otra persona el poder propio ante situaciones difíciles. Durante el proceso de aprendizaje, el coach articula elementos emocionales, corporales y de acción psicológica vinculándolos a las experiencias de su pupilo. El objetivo central es salir de los preconceptos del conocimiento adquirido y adentrarse en la zona del esfuerzo y entrenamiento arduo.
Una de las trabas más importantes en este proceso son los modelos mentales que impiden incorporar nuevos conceptos. Existen juicios que se hacen sobre uno mismo y sobre los demás que impiden avanzar en buenas relaciones interpersonales. El autor los denomina columna izquierda. La columna derecha representaría lo verbal o explícito. Y cuando estas dos columnas no coinciden, la relación se deteriora inexorablemente.
En ese sentido, quien lidere el proceso de aprendizaje impulsará al otro a aprender y ser un observador diferente e identificar la meta hacia la cual se dirige.
Para la última etapa, se propone un momento de reflexión e integración en el aprendizaje para indagar cuáles fueron los resultados de este proceso.