Emisión sin freno: el Gobierno le pidió $150.000 millones más al BCRA e incumple otra meta pactada con el FMI
La nueva transferencia, en concepto de Adelantos Transitorios, se realizó apenas 72 horas después del último giro; es para financiar un déficit fiscal que vuelve a crecer
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La promesa que hizo a comienzos de agosto pasado el ministro de Economía, Sergio Massa, al asumir el cargo de no usar más asistencia monetaria del Banco Central (BCRA) terminó de hacerse trizas el último martes.
Fue cuando pidió que le giren otros $150.000 millones en concepto de Adelantos Transitorios (AT), apenas 72 horas hábiles después de hacer recibido $140.000 millones para financiar un déficit fiscal otra vez en crecimiento.
Dado que con ese envío ya había consumido el 99% de la meta de asistencia prevista en el acuerdo con el FMI (de $373.000 millones para el primer semestre, porque había recibido otras transferencias por $100.000 millones, el 21 de abril, y por $130.00 millones, el 17 de marzo), con el nuevo giro el Gobierno pasa a sumar un nuevo incumplimiento de una meta explícita consagrada en ese entendimiento.
El recuerdo de la promesa inicial de Massa no apunta a mostrar que la ha incumplido. En aquel entonces fue claro al decir que asumía dicho compromiso por lo que quedaba de 2022, por lo que cumplió al respecto.
Lo que resuenan son los argumentos a los que acudió al hacer ese anuncio, con alusiones al pico del 7,4% que había marcado un mes antes la inflación, lo que significaba un primer reconocimiento explicito, en tiempos de la administración Fernández, del impacto que la emisión monetaria descontrolada había tenido en el sostenido y elevado encarecimiento del costo de vida. Y ese acto de sinceramiento provenía, además, de uno de los principales socios de la coalición política gobernante, lo que alivió al mercado y generó algunos meses de relativa tranquilidad.
Lo que no se entiende ahora es que acelere el uso de la “maquinita” (que bien medida nunca descansó) en medio de una escalada inflacionaria peor que la de aquellos meses y de una corrida cambiaria a medio apagar.
“$290,000 millones de Adelantos Transitorios del BCRA en seis días hábiles de mayo”, dijo asombrado el economista Luis Secco.
Otro giro de Adelantos. Sigue funcionando a máxima potencia la máquina de imprimir pesos. Total, la inflación no dio 8,4% en UN mes y la emisión no tiene nada que ver 👍🏻 pic.twitter.com/VhTmVBHSfF
— Juan Ignacio Paolicchi (@JuanPaolicchi) May 12, 2023
“Sigue funcionando a máxima potencia la máquina de imprimir pesos.... Total, la inflación no dio 8,4% en un mes (que equivale a 165% en un año) y la emisión no tiene nada que ver”, observó sorprendido el economista Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora Empiria.
“Con el nuevo envío ya usaron $520.000 millones en el año cuando la meta con el FMI hasta fin de de junio estaba algo por debajo de los $373.000 millones. Suma así otro incumplimiento de las metas tras haber incumplido la de reservas en el primer trimestre y probablemente incumpla también la fiscal. Completito. Habrá que ver qué entra en la renegociación actual”, explicó al ser consultado.
“En la medida en que no lo devuelva el envío en lo que resta del actual trimestre estaremos ante otro incumplimiento de meta”, coincide el economista Salvador Vitelli, de Romano Group.
Como había advertido hace unos días LA NACION, la aceleración en el ritmo de envíos, burlando además todo tipo de límites, muestra que está en marcha un inquietante nuevo proceso de deterioro de las cuentas públicas.
El requerimiento está sin dudas vinculado con el impacto que la sequía tuvo en el desempeño recaudador de los tributos asociados al comercio exterior. Esto hace que los ingresos, desde hace unos meses, ni siquiera sigan el ritmo de la inflación, lo que muestra que caen en términos reales. A su vez los esfuerzos oficiales para tratar de acomodar el gasto a este nivel de ingresos resultaron insuficientes, por lo que el déficit volvió a crecer.
El problema es que la sostenida emisión, en el actual contexto de inflación al alza y marcado repudio al peso, es lo que impulsa las malas expectativas respecto del explosivo encarecimiento del costo de vida y una posible mayor depreciación de la moneda local.
Esto es porque el BCRA, consciente del impacto que la liberación descontrolada de pesos tiene en la economía, se esfuerza por tratar de esterilizar (retirar del mercado) buena parte de lo emitido. Claro que, de ese modo, no hace más que incrementar su deuda remunerada (y cada vez con mayor tasa), en un contexto en el que no deja de perder reservas (están en terreno negativo si se las mide en términos netos y en el menor nivel de los últimos siete años si se toma el total compuesto de todo tipo de préstamos) y de dañar su patrimonio.
Ocurre que la entidad no sólo manda imprimir o coloca en el mercado pesos mediante este tipo de transferencias, sino que también lo hace cuando paga los intereses de su deuda (fueron $2,8 billones los liberados por esta vía en el primer cuatrimestre del año), cuando compra reservas (vía por la que retiró unos $450.000 millones dados los más de US$3200 millones de sus reservas que lleva perdidos, pero que debería pasar a ser expansiva en los próximos meses dado que ya no tiene mucho para vender), cuando emite de más para hacer esas mismas compras más caro por imposición del dólar soja o PIE III (unos $140.000 millones más) y cuando rescata bonos del mercado para tratar de sostener sus cotizaciones.
¿UDs preguntan porque tenemos estos niveles de inflación y pasivos remunerados? Acá hay buena parte de la explicación, por el lado de la oferta. Y ahí no está considerada la emisión excedente (por TC diferencial) de los PIE. pic.twitter.com/dGuYIFAjst
— Gabriel Caamaño (@GabCaamano) May 9, 2023
Los números sobre la borrachera monetaria, y su impacto en la desconfianza hacia el peso, son contundentes.
El financiamiento monetario al fisco por vías directas (envíos del BCRA en concepto de AT o giro de utilidades contables) e indirectas (pago de intereses por las Leliqs, rescate de bonos de la deuda pública, etc) llegó a un monto equivalente a 16,6 puntos porcentuales en relación al PBI, explicó por Twitter días atrás el economista Gabriel Caamaño, del Estudio Ledesma.
Y explican mucho de la cada vez más preocupante dinámica inflacionaria.
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