Julio. Con 15 días de cuarentena estricta, la economía frenó su rebote y cayó 13,2%
En un mes marcado por la vuelta de la cuarentena estricta durante la primera quincena en algunas regiones del país -con cumplimiento dispar e industrias funcionando con protocolos- la actividad económica mantuvo su retroceso anual y desaceleró el rebote que mostraba en meses anteriores tras el levantamiento del aislamiento generalizado de abril.
Tal conclusión se desprende del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) que publicó el Indec y que estimó una baja interanual de 13,2% y un mínimo avance de 1,1% en el mes. La gran mayoría de las actividades mostraron números anuales en rojo, con derrumbes que en el caso de Hoteles y restaurantes llegaron al -65,4%; la construcción, -30,1% y el comercio, -5,8%. La industria cayó 8,1%.
Como medidas para frenar la circulación del coronavirus, el gobierno de Alberto Fernández había decretado entre el 1° de julio y hasta el día 17 de julio una aislamientos obligatorio rígido, aunque con más flexibilidad que en abril, cuando había mostrado un derrumbe histórico del EMAE de más de 26% anual. Las mayores restricciones a la movilidad durante esa quincena de julio se registraron en el área metropolitana y en otras localidades de varios provincias. En el resto de país rigió una política de distanciamiento social obligatorio.
El Indec informó la semana pasada que el producto bruto interno (PBI) del segundo trimestre del año (abril, mayo y junio) se había desplomado un 19,1%, una caída que no encuentra igual en la historia argentina y superara las peores crisis, como las de 2001/2002. El dato publicado hoy por el organismo significa un avance de cómo se desenvolverá la crisis en el tercer trimestre. Por la vuelta de la cuarentena, algunos privados había augurado una vuelta al terreno negativo de la medición mensual desestacionalizada, por lo menos de medio punto, pese a que los números de la construcción y la industria de ese mes daban un avance lento.
Los números del Índice General de Actividad (IGA) de la consultora privada Orlando Ferreres y Asociados, en tanto, ya mostraban en agosto una expansión mensual de 1,6% frente a julio aún en niveles muy bajos, por debajo todavía de la situación prepandemia (la caída anual era de 8,5%).
Pese a un rebote por la vuelta de la actividad, la economía se encuentra ante dos disyuntivas. La primera tiene que ver con la fuerte caída de los ingresos y el empleo como efectos de la recesiones de los últimos años y la cuarentena para contener la pandemia. El Indec informó la semana pasada que en el país se habían perdido en el segundo trimestre cerca de 4 millones de empleos. Esto afectó principalmente a asalariados informales y a cuentapropistas. Luego de la crisis de oferta, tal situación -se estima- complicará la demanda agregada. Esta semana se conocerá además el número de pobres en el primer semestre del año.
En segundo término, la fuerte tensión cambiaria desatada luego de las mayores restricciones al acceso de dólares aceleraron la crisis de confianza que ya sufría la economía argentina pese a la buena reestructuración de la deuda y comenzaron a impactar en la producción, lo que pone un interrogante a cómo afectará la falta de dólares la recuperación prevista oficialmente.
"Al inicio de la pandemia planteamos que la recuperación tomaría una forma de ABC. Ni V, ni L, tampoco la pipa de Nike. Desde un piso muy deprimido, que vimos en abril, la A, se pasó a un rebote violento en los meses de mayo y junio, la B, y desde entonces entramos en una lenta fase de recuperación hacia los niveles de prepandemia que es la que comenzamos a transitar en julio, la C", dijo a LA NACION Ricardo Delgado, director y socio de la consultora Analytica.
"Al margen de que en julio hubo 17 días en los cuales se retrocedió de fase de cuarentena y hubo más restricciones a la movilidad, a partir de las leves recuperaciones en indicadores adelantados de agosto podemos ver que estamos instalados en la fase C".
"Buena parte del rebote en la fase B se debió a la recuperación de inventarios en la industria y a la recuperación básica de la movilidad. Sin embargo, el consumo se mantuvo estable, en particular de servicios. La duración de la etapa C dependerá esencialmente de cuándo y cómo se salve sortee la restricción externa, que es más financiera que real, porque el tipo de cambio está en niveles competitivos. Las condiciones para acelerar la fase están, pero hay que tomar decisiones de estabilización que hasta ahora no vimos", dijo Delgado, que afirmó además que los sectores que cayeron más que el el dato que el Indec dio a conocer hoy son los de servicios y la construcción. "Estos sectores, por su alta utilización de mano de obra y elevado efecto multiplicador, explican en buena medida el aumento del desempleo que se conoció la semana pasada", indicó el economista que reclamó "estimular la inversión privada".
"En materia macroeconomía, existe incertidumbre sobre cómo se ajustarán los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios. Esto empeora las expectativas", estimó un informe del Iaraf. "El rebote parece haberse agotado a mitad de camino.
"La actividad se recuperó 9,4% en mayo y 7,5% en junio, para solo rebotar 1,1% en julio. El nivel de observado en julio quedó 1,7% por debajo del nivel de marzo, y es equivalente al observado en el primer trimestre 2007", indicó el documento de Nadín Argañaraz y Bruno Panighel y agregó: "Es difícil proyectar un sendero de actividad en estas condiciones. La consistencia macroeconómica debiera ser asegurada en la discusión y sanción del proyecto de ley de presupuesto 2021. Es clave esa señal que que la economía se encamina a recuperar los niveles pre pandemia de actividad recién en 2023".
"La Argentina empieza a desacelerar en la recuperación, aunque también hay que tener en cuenta que los primeros 15 días de julio habías tenido una cuarentena algo más estricta, en los papeles, que en junio, pero cuando observas la movilidad casi que no se modificó, por lo que podríamos inferir que mucho impacto no tuvo en materia de actividad", estimó a este medio Juan Ignacio Paolicchi, analista de EcoGo.
"Probablemente esta desaceleración se deba, en parte, a que se empieza a agotar el envión estadístico de la flexibilización que tuviste a partir de mayo, y en parte a la falta de factores que impulsen la actividad de corto. Con parte de los servicios no esenciales prácticamente cerrados, inestabilidad cambiaria, incertidumbre asociada a los niveles de inflación futuros y las señales erráticas de la política, la economía difícilmente consolide una senda de recuperación sostenida como algunos de nuestros vecinos", dijo Paolicchi y cerró: "Es fundamental que el Gobierno brinde señales de consistencia fiscal, y ataque la brecha y el mercado de cambios con medidas consistentes en lo monetario. Si no, difícilmente la Argentina pueda empezar a pensar en crecer más allá de los rebotes estadísticos propios de una economía que cayó 25% en dos meses".
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