El zika reabre en Brasil el debate sobre el aborto y la salud reproductiva
SÃO PAULO—En momentos en que Brasil lucha contra una epidemia viral que puede causar que los bebés nazcan con cráneos y cerebros más pequeños de lo normal, la radióloga Juliana Salviano tiene un plan para dar a luz un bebé saludable: mudarse a Miami.
Salviano y su esposo quieren tener un hijo este año, pero no están seguros de que su país logre controlar el virus que transmiten algunos mosquitos. Las autoridades sospechan que un alza en el número de brasileños nacidos con la condición congénita conocida como microcefalia puede estar ligada a embarazadas que han sido picadas por el insecto e infectadas con el zika.
Una vez que Salviano quede embarazada, la pareja contempla gastar cerca de US$15.000 en alquiler y otros costos mientras permanece temporalmente en el sur de Florida durante la gestación.
"Toda mi generación (…) está sintiendo esta tristeza, está muy asustada", dice Salviano, de 30 años, quien vive en la próspera ciudad de Goiânia. "El zika está quitando la libertad a las mujeres de escoger cuándo tener su primer hijo o formar una familia".
Cuando el zika fue detectado en Brasil hace dos años, parecía poco probable que causara reflexiones ansiosas y discusiones acaloradas sobre sexualidad y derechos reproductivos. Sin embargo, las autoridades empezaron a reportar un alza en los casos de bebés con microcefalia y los funcionarios de salud en Estados Unidos y otros países hallaron evidencia que el virus puede ser trasmitido a través del semen.
Esos acontecimientos, entre otros, han desatado una reacción en cadena sobre temas de salud pública y libertad reproductiva de la mujer, incluyendo si el uso de anticonceptivos e incluso el acceso extendido a abortos legales se justifican para frenar la epidemia.
El papa Francisco acaparó los titulares el mes pasado cuando señaló que los anticonceptivos (que la Iglesia Católica normalmente rechaza) podrían ser aceptables como el menor de los males frente al virus del zika y su posible vinculación con la microcefalia. El pontífice, en todo caso, marcó una aguda distinción entre los anticonceptivos y el aborto, el cual llamó "un crimen, un mal absoluto".
El obispo Leonardo Ulrich Steiner, secretario general de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, dice que la oposición del Papa al aborto no podría ser más clara o firme. "En relación al aborto, la Iglesia no va a cambiar su postura", indica.
Otros lo ven desde una óptica distinta. Debora Diniz, antropóloga y fundadora de un grupo de derechos de la mujer en Brasil, piensa que los comentarios del Papa abrieron un margen para examinar si las estrictas leyes del país contra el aborto deberían ser relajadas durante la epidemia. "No es un crimen, es una necesidad de salud", dice Diniz, que también es vicepresidenta de la Coalición de Salud de las Mujeres con sede en Nueva York.
La legislación brasileña permite el aborto exclusivamente en casos de violación, cuando hay amenaza a la vida de la madre o si el feto tiene anencefalia (cuando buena parte del cerebro está ausente).
Anis, el grupo de Diniz, planea solicitar a la Corte Suprema de Brasil que permita que las mujeres infectadas con el zika puedan abortar. El principio que guía todo, afirma Anis, debería ser los derechos de las mujeres a la dignidad, la salud y la libertad contra la tortura psicológica, que están consignados en la Constitución aprobada en 1988.
La controversia en torno al zika y el control de la natalidad se está expandiendo en América Latina, donde más de 20 países y territorios han registrado la presencia del virus. Varios países afectados con el zika, como El Salvador, Colombia y Ecuador, tienen leyes contra el aborto tan estrictas como las de Brasil. En 2012, Uruguay se convirtió en el segundo país lati-noamericano, después de Cuba, en despenalizar el aborto.
Hasta el momento, la mayoría de casos de microcefalia que se sospecha están ligados al zika se han registrado en Brasil y durante un brote anterior en la Polinesia Francesa. Pero unas 2.100 embarazadas están infectadas con el zika en Colombia, y los profesionales de la salud advierten que los casos de microcefalia podrían elevarse en el país andino en unos meses. Funcionarios de salud en varios países afectados han aconsejado a las mujeres que pospongan los embarazos durante meses o incluso años.
El debate sobre la relación del zika con los problemas reproductivos está lleno de incertidumbre, entre otras razones porque muchas autoridades sanitarias afirman que el lazo entre el zika y la microcefalia parece cada vez más probable, aunque no ha sido comprobado científicamente.
Un factor que complica el asunto es que los investigadores dicen que sólo una pequeña proporción de las madres infectadas con el virus desarrollan síntomas, como salpullido o dolor en las articulaciones, lo que dificulta determinar durante los primeros meses del embarazo si un feto está en riesgo.
Los partidarios de un enfoque más liberal dicen que las restricciones sobre el aborto perjudican desproporcionadamente a las mujeres jóvenes pobres que tienen opciones médicas y personales limitadas.
"Las mujeres brasileñas son prisioneras hoy de leyes formuladas y aprobadas por hombres", dice José Gomes Temporão, ex ministro de Salud de Brasil. Asegura que el aborto es la cuarta causa de mortalidad en las madres, debido a las restricciones que obligan a las mujeres pobres a tener abortos inseguros y en el mercado negro o tratar de hacerlos por su cuenta.
Alvaro Ciarlini, un juez y experto en derecho constitucional, asevera que las probabilidades de que se cambie la ley contra el aborto en Brasil son remotas.
Aunque algunas madres pueden dar a luz fuera de Brasil, la mayoría de las embarazadas tienen pocas alternativas aparte de esperar lo mejor. Luego de una consulta en una clínica en Paraisópolis, una barriada de São Paulo, Karina Silva Alves, de 19 años, comentó que nunca consideraría un aborto, aunque el feto fuera diagnosticado con microcefalia. Cada mujer debe tomar su propia decisión, dijo. "Todo el mundo tiene su opinión", agregó.
The Wall Street Journal