El zika avanza más rápido que las farmacéuticas
Después de la crisis del ébola en África Occidental, las autoridades de salud internacionales prometieron estar mejor preparadas para la próxima crisis con vacunas, medicinas y pruebas de diagnóstico.
Sin embargo, los investigadores tienen problemas para desarrollar herramientas médicas para combatir el zika. Unas 15 empresas trabajan en vacunas contra el virus, la mayoría en sus etapas iniciales, según la Organización Mundial de la Salud.
Entre las más avanzadas se encuentran las que desarrollan el Instituto de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés) y Bharat Biotech International Pvt. Ltd., de India, dice Marie-Paule Kieny, subdirectora general de sistemas de salud e innovación de la OMS. Kieny prevé que llegar a la etapa de pruebas a gran escala demorará al menos 18 meses.
Las farmacéuticas Sanofi SA, Inovio Pharmaceuticals Inc. y NewLink Genetics Corp. desarrollan vacunas contra el zika. El NIAID y el Instituto de Investigación Scripps trabajan en posibles medicamentos, mientras que empresas como Chembio Diagnostics Inc. apuntan a nuevas pruebas de diagnóstico.
De alguna forma, los esfuerzos están incluso más retrasados que con el ébola, enfermedad para la cual aún no existe un medicamento o vacuna con licencia. Cuando el virus se propagó en África Occidental en 2014, unas 12 vacunas y medicamentos estaban en desarrollo. En el caso del zika, considerado como una amenaza de bajo nivel antes de que surgieran serias complicaciones en Brasil durante el segundo semestre de 2015, no había productos en etapas de desarrollo avanzado.
Bajo el mejor de los escenarios, tomará aproximadamente hasta fines de 2017 reunir datos suficientes de las pruebas para que los reguladores tomen una decisión sobre una de las dos vacunas del NIAID candidatas a combatir el zika, indica Anthony Fauci, director del instituto.
De todas formas, los científicos están seguros de que, a pesar del atraso, pueden al menos reducir el tiempo de desarrollo, que normalmente demora una década o más, al aprovechar investigaciones previas sobre virus similares como el dengue. Algunas empresas y el NIAID tratan de ajustar diseños que desarrollaron para vacunas contra virus parecidos. "Creo que vamos a ver un campo muy sólido de vacunas más adelante", señala Fauci.
La lucha para desacelerar la propagación del zika revela un problema más amplio: las epidemias son más rápidas que las ins-tituciones globales. No existen vacunas para muchas de las principales amenazas a la salud mundial en parte porque no es un negocio muy lucrativo. Las epidemias son impredecibles, lo que hace que los flujos de ingresos sean inciertos, y a menudo los brotes tienen lugar en las regiones más pobres del mundo. Representantes de organismos de salud están al tanto de que los actuales procesos de investigación y desarrollo son poco adecuados para enfermedades epidémicas y empezaron a trabajar en cambios tras la crisis del ébola.
Otros retos en el caso del zika incluyen una escasez de investigación previa sobre el virus trasmitido por mosquitos; dificultades en el desarrollo de drogas para aliviar una infección que tiene síntomas temporales y, posiblemente, reacciones cruzadas con virus relacionados como el dengue.
Sanofi anunció en febrero que empezó a trabajar en una vacuna contra el zika, aprovechando 20 años de experiencia en el de-sarrollo de una vacuna contra el dengue, que pertenece a la misma familia de virus. "Apuntamos a reducir años de los cronogramas normales", señaló una vocera de la farmacéutica.
El NIAID también está tomando ventaja de investigaciones previas, modificando productos en desarrollo, afirma Fauci. En el momento está insertando un gen del virus del zika a una vacuna originalmente desarrollada para el virus del Nilo Occidental, para la cual el instituto no pudo encontrar un socio comercial. El NIAID espera empezar en septiembre en Estados Unidos pruebas clínicas en humanos de la vacuna candidata contra el zika.
Inovio Pharmaceuticals no había realizado ningún estudio sobre el zika antes del año pasado. Sin embargo, después de leer sobre el brote del virus en América del Sur, su presidente ejecutivo, Joseph Kim, decidió tratar de hacer una vacuna contra el virus con la misma tecnología que utiliza para desarrollar vacunas contra otras enfermedades, que se basa en las secuencias de ADN encontradas en los virus objetivo.
La iniciativa, al comienzo a pequeña escala, adquirió mayor urgencia hace unos meses después de que Kim empezó a ver fotos con bebés nacidos con microcefalia (cráneos y cerebros con tamaños más pequeños), que los investigadores han ligado a infecciones de zika en las madres.
La empresa planea probar su vacuna en monos infectados con zika y, de tener éxito, pasar a las pruebas en humanos posible-mente a comienzos del próximo año, indica.
El desarrollo de medicamentos ha captado menos interés. El zika causa síntomas leves y de poca duración, y 80% de los infectados nunca presentan síntomas. El Instituto de Investigación Scripps es uno de los pocos que busca un tratamiento, usando un robot en un laboratorio en Jupiter Beach, Florida, que puede analizar millones de compuestos químicos in vitro. Los investigadores inyectan una substancia brillante llamada luciferasa (también se encuentra en las luciérnagas) en las células modificas del zika para determinar si un medicamento detiene la multiplicación del virus.
Un tratamiento se demorará al menos dos años, prevé Michael Farzan, profesor de inmunología y ciencia microbiana de Scripps.
Chembio trabaja en una prueba de diagnóstico para el zika que arroje resultados rápidos. Su objetivo es mostrar a partir de una gota de sangre de la yema del dedo si una persona está infectada, dice el presidente ejecutivo, John Sperzel. El directivo proyecta que la compañía podría desarrollar un prototipo a mediados de año y luego comprobar su precisión en el terreno.
Betsy McKay y Peter Loftus