El vaso de las gaseosas dietéticas está medio vacío
Joanna Stepka es la nueva pesadilla de la industria de las bebidas gaseosas.
La estadounidense de 33 años comenzó a tomar Coca-Cola dietética desde que estaba en el jardín infantil, y en su edad adulta llegó a consumir tres latas por día. En agosto de este año, abandonó el hábito después de que su entrenador en el gimnasio le dijera que los endulzantes artificiales son poco saludables y engordan aunque no tengan calorías.
"Pensé que era una situación en la que siempre ganaba, pero luego de enterarme de los químicos (que llevan), sin dudas no es así", dice Stepka, que escribe un blog sobre cómo educar a los hijos.
Coca-Cola Co. y sus rivales esperaban que sus productos sin calorías impulsaran la industria de las gaseosas en Estados Unidos, que factura US$75.000 millones al año, luego de que a fines de los años 90 los estadounidenses empezaran a consumir menos bebidas carbonatadas regulares debido a las preocupaciones sobre la obesidad. Durante un tiempo ayudaron: la participación de las gaseosas dietéticas aumentó de 26% en 1990 a 31% en 2010, según Beverage Marketing Corp., una asociación del sector, a pesar de que muchos consumidores se quejaron del sabor.
Ahora, las gaseosas dietéticas son el problema de más peso de la industria. En EE.UU., las ventas en tiendas de gaseosas con pocas o ninguna caloría cayeron 6,8% en términos de dólares en las 52 semanas que terminaron el 23 de noviembre, mientras que las ventas de refrescos regulares bajaron 2,2%, según Wells Fargo, que cita datos de Nielsen. Como categoría, las gaseosas dietéticas se han contraído más que las regulares durante tres años consecutivos.
"Vemos un cambio fundamental en los hábitos y comportamientos del consumidor", afirmó hace poco la presidenta de PepsiCo Inc., Indra Nooyi.
PepsiCo obtiene alrededor de 25% de sus ingresos en EE.UU. de las gaseosas, mientras que Coca-Cola y Dr Pepper Snapple Group Inc. obtienen más de la mitad.
Las gaseosas ya no son parte integral de la dieta como lo eran antes. Una encuesta de marzo realizada por Mintel indicó que 34% de los estadounidenses entre 18 y 36 años las consideraron un "capricho", una proporción más alta que entre otros grupos de mayor edad.
Pero el mayor problema son los temores sobre el impacto en la salud de los edulcorantes artificiales incluidos en las gaseosas dietéticas, principalmente el aspartame, pero también la sucralosa y el acesulfamo de potasio.
La Asociación Estadounidense de Bebidas afirma que ese tipo de endulzantes están entre "los ingredientes más estudiados y analizados" durante cuatro décadas y son herramientas seguras para bajar de peso, postura que comparten la Asociación Estadounidense de Diabetes y la Academia de Nutrición y Dietética de EE.UU. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) y otras agencias gubernamentales en otros países también respaldan su seguridad.
De todos modos, en un artículo de opinión publicado en julio en la revista Trends in Endocrinology and Metabolism, Susan Swithers, profesora de la Universidad Purdue, sostiene que el consumo frecuente de esos edulcorantes podría desatar "desajustes metabólicos" que afectan la forma en la que el cuerpo regula el consumo de calorías.
Preocupaciones como esta se producen luego de que algunos estudios mostraran una correlación entre las gaseosas dietéticas y la obesidad, la diabetes y los problemas del corazón.
El aspartame, en particular, preocupa a los consumidores, luego de que algunos estudios a partir de la década de los 70 lo relacionaran con el cáncer. La FDA, que aprobó el aspartame en 1981, afirma que esos estudios tienen fallas.
Internet refleja temores generalizados. Entre los primeros 10 resultados en Google de una búsqueda por "gaseosa dietética" aparecieron hace poco: "Los problemas de beber gaseosa dietética", "Por qué la gaseosa dietética hace mal" y "Efectos adversos de beber demasiada gaseosa dietética".
En la encuesta de Mintel, 46% de los entrevistados estuvieron de acuerdo con que las gaseosas con endulzantes artificiales no es saludable, incluidos más del 50% de los consumidores menores de 35 años.
Aunque en América Latina no hay cifras de ventas comparables, Howard Telford, analista de la firma de investigación de mercado Euromonitor, estima que "2013 sería el primer año de caída en bebidas carbonatadas en general en más de una década" en la región, con un descenso del volumen de ventas de 3,5%, y que las sodas de bajas calorías también experimentaron un año de crecimiento negativo. "Las preocupaciones sobre la salud y el bienestar podrían ser responsables de parte del cambio hacia alternativas que son ‘mejores para la salud’ que las gaseosas", explicó Telford.
Conscientes de este desafío, las empresas están redoblando sus esfuerzos de marketing y se han dado a la tarea de crear nuevos edulcorantes dietéticos, en especial los derivados de fuentes naturales como la planta estevia, que ya está presente en algunas bebidas pero puede provocar un gusto amargo.
En América del Sur, Coca-Cola lanzó Coca-Cola Life, una bebida de bajas calorías que contiene una mezcla de estevia y azúcar. La empresa no descarta llevarla al mercado estadounidense y desarrolla nuevas variantes. Coca-Cola también publicó en EE.UU. anuncios defendiendo el aspartame y destacando más de 200 estudios que respaldan su seguridad.
—Pilar Conci contribuyó a este artículo