El uso de combustibles fósiles amenaza al planeta
NUEVA YORK.- Hace años que los climatólogos vienen advirtiendo que el uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) amenaza al planeta con un cambio climático inducido por los humanos. El aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, consecuencia de la combustión de combustibles fósiles, calentaría el planeta trastocando el patrón de lluvias y tormentas y haciendo subir el nivel de los mares. Ahora esos cambios están teniendo impacto en los cuatro puntos cardinales, aunque los poderosos lobbys corporativos y los propagandistas de los medios como Rupert Murdoch insistan en negar la verdad.
En las últimas semanas, Estados Unidos ha ingresado en una de las peores sequías de la era moderna. Las regiones del Medio Oeste y de las Grandes Planicies, granero del país, se están cocinando bajo los efectos de una intensa ola de calor y la mitad del país está en estado de emergencia por la sequía.
Del otro lado del globo, Pekín ha sido azotada por las peores lluvias de las que se tenga registro, con inundaciones que se cobraron numerosas vidas humanas. En Japón ocurre lo mismo, con lluvias torrenciales que baten récords. Dos de los empobrecidos desiertos africanos -el Cuerno de Africa en el Este, y el Sahel en el Oeste- sufrieron devastadoras sequías y hambrunas en los últimos dos años.
Los científicos le han puesto a nuestra era el nombre de Antropoceno, un término construido a partir de raíces griegas y que significa "la era dominada por el hombre", un período en el cual la humanidad se ha convertido en la causa de un cambio medioambiental de escala planetaria. No sólo se afecta el clima de la tierra, sino también la composición de los océanos, el hábitat terrestre o marino de millones de especies, la calidad del aire y el agua y los ciclos del agua, el nitrógeno, el fósforo y otros componentes esenciales que sostienen la vida en nuestro planeta.
Durante muchos años, el riesgo del cambio climático fue considerado por la mayoría de la gente como algo remoto. Ahora sabemos que nos toca a nosotros, a nuestra generación.
Los científicos enfatizan la diferencia entre el tiempo y el clima. El clima es el patrón general de temperatura y precipitaciones en un lugar determinado. El tiempo es la temperatura y las precipitaciones en ese lugar y en un momento en particular.
Cuando la temperatura es particularmente elevada, o las precipitaciones son excepcionalmente abundantes o escasas, los climatólogos intentan determinar si esas condiciones inusuales son resultado de un cambio climático a largo plazo o reflejan una variabilidad esperable. Entonces, ¿la actual ola de calor que azota a Estados Unidos, las enormes inundaciones de Pekín o las severas sequías del Sahel son casos aleatorios de mal tiempo, o el resultado del cambio climático a largo plazo inducido por el hombre? Durante mucho tiempo, los científicos no pudieron contestar con certeza esa pregunta. Dudaban de que un desastre meteorológico pudiese ser atribuido a causas humanas y no a variables naturales.
En los últimos años, una nueva disciplina de "detección y atribución" ha logrado enormes avances. La detección implica determinar si un fenómeno meteorológico en particular sumamente intenso es parte de las fluctuaciones usuales del clima o si son síntoma de un cambio más profundo y sostenido. La atribución se refiere a la capacidad de asignar a ese evento causas probables de origen humano. La nueva ciencia de detección y atribución está aguzando nuestros conocimientos? Y también nos está dando motivos de preocupación.
Muchos estudios demuestran que los científicos efectivamente detectan un cambio climático a largo plazo en la creciente frecuencia de fenómenos climáticos extremos. Usando simuladores climatológicos de alta tecnología, los científicos no sólo detectan cambios climáticos a largo plazo, sino que también atribuyen al menos algunos de esos eventos a causas humanas.
En los últimos dos años se ha producido una alarmante cantidad de desastres meteorológicos. En muchos casos, fueron atribuibles a factores naturales de corto plazo. En 2011, por ejemplo, en el océano Pacífico imperó el fenómeno de La Niña, con una concentración especialmente de aguas templadas cerca del sudeste asiático y aguas más frías cerca de las costas de Perú. Esa condición temporaria generó cambios de corto plazo en los patrones de precipitaciones y temperaturas que llevaron, por ejemplo, a las inundaciones en Tailandia.
Sin embargo, los científicos también están descubriendo que varios desastres recientes son atribuibles al cambio climático de origen humano. Por ejemplo, el calentamiento del océano Indico probablemente haya jugado un papel en la severa sequía de 2011 en el Cuerno de Africa, que desató la hambruna sobre millones de personas. La feroz y extensa sequía que sufre hoy Estados Unidos probablemente sea reflejo de una mezcla de causas.
264,5
Miles de millones
Es la cantidad de barriles de petróleo crudo en Arabia Saudita, el país del mundo que tiene el mayor nivel de reservas
Traducción de Jaime Arrambide