El turismo de alcantarilla se abre camino en Europa
VIENA.- Hace cuatro años, JosefGottschall acababa de convertirse en gerente de publicidad de la compañía de alcantarillado de Viena y buscaba inspiración para promoverla.
"Todo está bajo tierra y su producto es …" innombrable, dice Gottschall.
Afortunadamente, El tercer hombre, la película clásica de 1949 con Orson Welles, culmina en una dramática persecución por los ductos de aguas negras de Viena. Aprovechando eso, Gottschall lanzó ‘El tour del tercer hombre’ por las vías del acueducto. Hoy, es un éxito subterráneo.
Viena no es la única ciudad en explotar sus alcantarillas con fines turísticos. En 2007, una cámara de comercio local en Brighton, Inglaterra, eligió a la red de desagües de la ciudad como el "mejor lugar para visitar". El monumento en homenaje a la ingeniería y arquitectura victoriana superó otras atracciones, entre ellas el Duke of York’s Picturehouse, una de las salas cine más antiguas de Gran Bretaña.
En 2007, Bruselas renovó su museo del alcantarillado, cuyo exterior semeja un templo griego. Bajo la superficie, los visitantes pueden caminar solos por los olorosos desagües.
Y la madre del turismo de aguas negras, el Musée des Égouts, de París, planea una renovación para adaptarse al creciente tráfico, que ya sobrepasa los 100.000 visitantes al año.
Los funcionarios del museo, todos ellos trabajadores del sistema de alcantarillado, buscan expandir sus muestras a temas como el tratamiento de las aguas, equipos de seguridad y descubrimientos inesperados.
Una muestra en los espaciosos desagües celebra artículos notables recuperados, entre ellos espadas, carteras robadas y dientes postizos. Otra conmemora a Eleanor, un lagarto de unos 80 centímetros que fue capturado por trabajadores en 1984 y ahora vive en un zoológico de París.
Las visitas a las alcantarillas de la ciudad, famosas por la novela de Víctor Hugo Los miserables, comenzaron en 1867, cuando una red revolucionaria y moderna recogía solamente agua de lluvia.
"Era muy elegante", dice la portavoz del museo, Marie-Christine Amable. "Teníamos alcantarillados hermosos". Las aguas negras vinieron en 1894, pero las visitas continuaron durante 80 años.
Directivos de museos del alcantarillado en toda Europa dicen que ahora están colmados de visitantes gracias, en parte, a inquietudes ambientales. La gente siente cada vez más curiosidad acerca de cómo se procesan sus desechos. Las autoridades de acueductos están aprovechando la atención para enseñar a los ciudadanos que no deberían hacer cosas como arrojar aceite y grasa por el desagüe.
Pero celebrar la gestión de vertederos de aguas negras representa retos curatoriales inusuales. La humedad constante y sustancias químicas tóxicas arruinan muestras. Lluvias intensas inundan galerías. Gases nocivos y explosivos pueden acumularse, obligando a evacuaciones apresuradas. Las ratas corren rampantes.
Pero el olor y los riesgos no disuaden a turistas aburridos de iglesias y monumentos.
Steve Sparks, de Brighton, pidió la mano de su novia, Carolyn Payne, durante un paseo por las alcantarillas de su ciudad en mayo del año pasado. "Estaba un poco nervioso de perder el anillo", recuerda el promotor inmobiliario, quien se arrodilló en un cavernoso canal de ladrillos rojos. Sparks, quien coordinó sus planes con el operador del acueducto, Southern Water, dice que quería que fuera un momento inusual.
El olor tampoco puede disuadir a los amantes de El tercer hombre de seguir los pasos de Orson Welles por la escalera en espiral de ladrillos que se ve en la cinta. La película de suspenso sigue siendo un gancho para los visitantes.