El trabajo a tiempo parcial rinde más
La flexibilidad se vuelve la clave del mercado laboral, y cada vez más profesionales se suman a la tendencia de trabajar media jornada para dedicarle tiempo a la familia
UTRECHT, Holanda. – Remco Vermaire es ambicioso y, a los 37 años, el socio más joven de su estudio legal. Sus clientes banqueros esperan que esté a disposición constantemente, excepto los viernes, cuando cuida de sus dos hijos. Catorce de los 33 abogados de la firma de Vermaire trabajan tiempo parcial, como lo hacen muchas y muchos de sus cónyuges.
"Trabajar cuatro días a la semana es ahora la norma antes que la excepción entre mis amigos", dijo Vermaire, el primer hombre de su firma en tomarse un "día de papá" en 2006. Al año, todos los demás abogados hombres con niños pequeños lo habían imitado.
Por razones en las que se combinan la tradición y la modernidad, tres de cada cuatro mujeres trabajadoras holandesas lo hacen a tiempo parcial. Sectores dominados por mujeres como la salud y la educación operan casi por completo sobre esta base, dado que incluso las mujeres sin hijos y madres de hijos mayores aceptan menores ingresos para tener más tiempo libre.
Pero en pocos años, el trabajo a tiempo parcial ha dejado de ser la prerrogativa de mujeres con escasas ambiciones en cuanto a sus carreras y se ha convertido en una herramienta poderosa para atraer y retener talento –masculino y femenino– en un mercado laboral holandés competitivo.
Hay cirujanos, gerentes e ingenieros de tiempo parcial. Desde Microsoft hasta el Ministerio de Economía holandés, las oficinas se han mudado a "edificios-flex", donde el número de sitios físicos de trabajo es mucho menor que el del personal, que además trabaja en horarios ajustados a sus necesidades.
"Nuestra experiencia de tiempo parcial nos ha enseñado que se puede organizar el trabajo en un ritmo distinto del de nueve a cinco", dijo Pia Dijkstra, parlamentaria y conocida periodista televisiva que encabezó una fuerza de tareas centrada en investigar cómo alentar a las mujeres a trabajar más. "La próxima generación –agregó– está convirtiendo nuestra cultura laboral de tiempo parcial de una debilidad en un punto fuerte."
"De nuestra filosofía holandesa conservadora de la maternidad viene este deseo urgente de pasar más tiempo con la familia", aseguró Karien van Bennip, ex ministra de Comercio que maneja la banca privada y la inversión en ING.
Van Gennip sintió el cambio y en 2004 fue la primera mujer de toda la historia en quedar embarazada siendo miembro del gabinete, y recibió por ello fuertes críticas en los medios. En 2011, su banco está implementando la segunda fase de reemplazo de las computadoras personales de los empleados con laptops totalmente equipadas para trabajo remoto.
"Por mucho tiempo nuestra cultura de tiempo parcial parecía atrasada", dijo. "Ahora eso está cambiando porque nos acerca a lo que todos buscan: equilibrio entre el trabajo y la vida."
Wouter Bos, ex ministro de Finanzas y ahora socio de cuatro días a la semana en la firma contable KPMG, coincide: "Más hombres quieren pasar tiempo con su familia, pero sin renunciar a sus carreras".
Predice que habrá "una inmensa pelea" por los mejores trabajadores, siendo la clave la flexibilidad.
En un tiempo, Holanda buscaba mantener a las mujeres en casa. Entre 1904 y 1940, 12 leyes prohibieron el acceso de distintas categorías de mujeres al trabajo, perpetuando la tradición de maternidad en el hogar. Había un chiste en Holanda: si una mujer quería trabajar, tenía que hacerse monja.
Los primeros puestos de tiempo parcial para mujeres casadas aparecieron con la escasez de mano de obra en la década del 50. Pero no fue hasta 1996 que el gobierno dio a los empleados de tiempo parcial igual estatus que los de tiempo completo; en 2000 se aprobó el derecho a determinar en qué horas trabajar.
En total, 75% de las mujeres holandesas ahora trabaja tiempo parcial, comparado con el 41% en otros países de la Unión Europea y 23% en Estados Unidos, según Saskia Keuzenkam, del Instituto Holandés de Investigaciones Sociales.
De los 85 especialistas del hospital Ziekenhuis Amstelland, al sur de Amsterdam, 31 son mujeres y dos tercios trabajan tiempo parcial. Algunos cirujanos incluso estudian tiempo parcial, lo que significa una lucha diaria para organizar los horarios de los pacientes con varios médicos.
"Esto hubiese sido impensable hace tan solo 10 años", dijo Jacques Moors, el presidente del hospital. "Pero si insistiéramos en cirujanos full-time tendríamos un problema de personal: tres de cada cuatro de nuestros médicos más nuevos son mujeres."
En campos dominados por los hombres, el cuadro es más mezclado. Luego de que Martina Dopper, una ingeniera civil de la compañía Ballast Nedam, pidió una semana de tres días en 2007, se le dio a entender que trabajo tiempo parcial significaba renunciar a toda promoción.
Pero este mes fue promovida. "Espero que esto signifique que más de mis colegas hombres tengan la oportunidad de pasar más tiempo con sus familias", dijo. Hasta ahora, su marido, también ingeniero, no se atreve a pedirlo por temor a perjudicar su carrera.
Los padres holandeses se están haciendo oír más. Una nueva cosecha de libros y sitios de la Web aconsejan a los hombres combinar sus carreras con la familia. El año pasado, una revista femenina, Lof, creó el Premio al Papá que Trabaja, obtenido por un hombre que ganó un juicio contra su empleador, y logró su derecho a trabajar tiempo parcial.
El trabajo de tiempo parcial impone sus propias rigideces. Cuando es tan ubicuo "encierra a mucha gente", dijo Janneke Platenga, profesor de economía de la Universidad de Utrecht. "Cuando todos los que trabajan en una guardería trabajan tiempo parcial, ¿realmente es bueno dejar los hijos cinco días a la semana allí y que los atiendan distintos maestros jardineros?."
En la guardería Olefantje, en Utrecht, sólo un puñado de los 120 niños se quedan allí cinco días a la semana. La mayoría de los maestros trabajan cuatro días a la semana, algunos tres. Una de ellas, Mary Chisham, se enorgullece de no tener que recurrir a la guardería: tiene a su hijo los viernes, su marido, un vendedor de autos, los lunes, y los otros días los abuelos lo tienen a cargo.
"Tres días a la semana –dijo– es lo máximo que un niño debe ir a la guardería", punto de vista que es apoyado por docenas de mujeres y hombres entrevistados.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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