El Tercer Sector, una nueva opción económica
Para 1996 se contabilizaban 3122 organizaciones no gubernamentales, pero sería sólo el 10% del total del área.
¿Cuánto aportan las organizaciones no gubernamentales al producto bruto interno argentino? La pregunta no tiene respuesta y, a pesar de que a lo largo de la historia ningún gobierno se propuso contestarla, los conocedores del denominado Tercer Sector aseguran que la participación no es despreciable.
Sin embargo, la falta de información completa no se debe únicamente a la indiferencia por parte del Estado. Es casi imposible lograr confeccionar un registro de todas las organizaciones no gubernamentales (ONGs) del país.
El Centro Nacional de Asociaciones de la Seguridad (Cenoc), que depende de la Secretaría de Desarrollo Social, realizó un informe en 1996 que tomó en cuenta las 3122 ONGs inscriptas en ese año, y sobre la base de ese número realizó un análisis del sector.
La imposibilidad de realizar un registro no se debe sólo a la enorme cantidad de asociaciones. A eso se suma la poca predisposición de algunas para pasar a formar parte de los registros oficiales.
"Por lo general, las ONGs han sido antigubernamentales, no quieren dar sus datos al Estado, por posibles persecuciones, o utilización política", explica Andrés Thompson, ex titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y actual editor de la revista Tercer Sector.
Este investigador afirmó que la muestra tomada por el Cenoc alude "sólo al 10% de todas las ONGs del país, pero puede servir para hacer proyecciones". Según el organismo oficial, un 29% lo conforman las asociaciones civiles; el 21%, grupos comunitarios; el 11%, fundaciones, y un 9%, uniones vecinales.
De este total, casi la mitad tiene como actividad principal la asistencia directa, lo que le da al Tercer Sector argentino un tinte preferentemente solidario. Un 42,7% se dedica a la promoción y el desarrollo y un 35,3% a la capacitación. Además, el 85% de las personas involucradas trabajan voluntariamente.
Ratificando aún más esta tendencia, los números del sector muestran que el 55% de las ONGs en el país se especializan en el área social/humana, el 27% en la educación, el 19,4% en la salud y el 18,6% en la creación de trabajo.
Exclusión social, educación, salud y empleo, son cuatro de las principales asignaturas pendientes por las que muchos culpan al modelo de transformación económica iniciado en la Argentina en 1991.
Al realizarse el relevamiento y teniendo en cuenta la población a la que se dirigen, los datos muestran que la mitad de las ONGs destinan su trabajo a la población en general, un 22,5% a la niñez y un 18 a la juventud. Sólo un 10% a la tercera edad.
A la hora de hacerse conocer, un 32% edita su propia publicación, en su contenido el 78% es de información general.
Participación subvalorada
"La participación económica de las ONGs es un aspecto que nunca ha sido cuidado. Producen bienes, producen servicios, producen empleo. Es muy difícil apreciar su contribución al desarrollo económico. Sin embargo, en otros países donde se han hecho mediciones, se está comprobando que es muy importante y subvalorada por las cuentas nacionales", arranca Thompson.
En EE.UU., el Tercer Sector es el que está teniendo la tasa de crecimiento de empleo más alta comparada con el sector público y privado comercial. "Mientras que en los otros sectores hay expulsión de mano de obra, en éste crece. Habría que ver qué tipo de mano de obra se está generando allí, pero lo importante es que está generando empleo", dice.
Otro aspecto que analizó Thompson es el ahorro de recursos para el Estado provocado por las ONGs, al hacer más efectivas las políticas públicas. "Asisten en actividades que, si las hiciera el Estado con el aparato público, serían recursos mal utilizados, pero esto es todavía más difícil de medir."
Mano invisible
"Si se borraran del mapa todas las ONGs, la Argentina se caería a pedazos. Se suele llamar al Tercer Sector la mano invisible. Estas entidades contribuyen a lo público, aun cuando no participen en programas estatales." El nivel de participación crece a medida que se desciende un escalón en las administraciones. Esto lo demuestra la gran cantidad de uniones vecinales. Pero, al mismo tiempo, al multiplicarse las ONGs cada vez que se reduce el ámbito de influencia geográfica, es más difícil de medir.
Durante las inundaciones, fue importante la participación del Tercer Sector en la tarea de asistencia a los damnificados. Grandes organizaciones como Caritas realizaron campañas nacionales de recolección, pero de todas formas necesitaron del nexo de las asociaciones locales.
"La gran contribución es en nivel local. La Secretaría de Desarrollo puede tener planes muy importantes, pero la burocracia estatal hace que eso sea de dificultosa ejecución, de largos procesos de calificación; mientras que en nivel local actúan más rápidamente", explica Thompson.
En 1997, el ex secretario de Desarrollo Social, Eduardo Amadeo, intentó construir un Consejo Nacional de ONGs, donde todos los municipios eligirían sus representantes, que a su vez estarían representados por uno provincial.
"Todo intento en la órbita estatal de hacer este tipo de cosas no es confiable. Este mundo asociativo no es un sindicato ni una corporación. Aquí no se puede hablar de representatividad. Eso sería algo hecho a dedo, con conocidos, con amistades, con clientelas políticas, con paternalismos. La intención de querer dar cierto grado de representatividad en el sector, viniendo desde el Gobierno, es muy falsa", sentenció Thompson.
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