"El tamaño del Estado creó una esclavitud impositiva"
-¿Cómo bajar la inflación?
-En primer lugar hay que tener claro qué es lo que no sirve para bajarla (y es algo que mayormente intentó la Argentina en su historia y que en algún lugar aún lo sigue intentando): los controles de precios. Hay un libro genial de 1979 que cuenta los fracasos de 4000 años en este sentido..., pero lo seguimos intentando. Uno de los postulados más probados con métodos -como la econometría- derivados de las ciencias duras como la matemática es que la inflación es un fenómeno monetario. Para bajarla hay que dejar de emitir y esto es intuitivamente obvio. Si los precios de los productos están denominados en la moneda que emite el Banco Central, éste tiene todas las herramientas para dejar de emitir. Dicho esto vienen los "peros". Cuanto menos creíble sea la promesa de dejar de emitir, más duro habrá que ser con el "no emitiré". Por eso el BCRA tuvo que poner las tasas de interés en el altísimo nivel de 37%, para intentar que la inflación comience a bajar desde los niveles alucinantes de 60% anualizado... ¡en el segundo semestre!
-¿Gradualismo versus shock?
-Ahora que estamos con la remake del glorioso Polémica en el bar y parafraseando a Minguito: "...antes de hablar quesería decir unas palabras". Lo primero que hay que tener claro es que la situación que heredó Macri del kirchnerismo es precrisis. O sea, con estos indicadores de inflación, atraso cambiario y déficit fiscal en cinco ocasiones desde mediados de los 70, tuvimos una crisis financiera (requete shock). Ojalá que Macri logre evitarla y le deseo la mejor de las suertes. Así que la discusión de gradualismo versus shock es de segundo orden. Entrando en ella y siendo coherente con la necesidad de hacer ajustes, el gradualismo comete hoy un error de soberbia. Siempre fracasó en el pasado y terminó en crisis que hicieron el ajuste con requete shock. No quiero decir con esto que el ajuste gradual que plantea Macri fracase. Sólo digo que tiene que tener una disciplina y constancia inéditas que nos hará sentir que estamos en una cama con clavos para evitar la coctelera de un shock.
-¿Dónde hay que ajustar?
-Obviamente en el Estado, que tiene un tamaño impagable (y un déficit insostenible) y que generó una esclavitud desconocida en el mundo del siglo XXI: la impositiva. Los que están en blanco trabajan más de la mitad del año sólo para pagar impuestos. Inviable un país así y más cuando la contrapartida de esa recaudación es el robo de la política, que ha creado una oligarquía inédita -la de los políticos- en un país de ingresos medios a bajos. Pero, claro, tienen el mayor poder de lobby. Ellos lloran los despidos en el Estado, pero que en estos primeros tres meses del año haya habido gran destrucción de empleo privado no cuenta. Nadie nos defiende.
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