El superbuque, una apuesta de riesgo para Maersk
Espera que le dé una ventaja en el saturadomercado, pero muchos puertos no están listos
El primer buque de carga de clase Triple-E de Maersk Line —el más grande de su tipo en el mundo— se alista para zarpar de un astillero surcoreano este viernes.
Maersk espera que el gigantesco barco le dé una ventaja frente a sus competidores que viajan entre Europa y Asia, en medio de una guerra de precios en el que algunos operadores luchan para mantenerse a flote.
Con 400 metros de eslora, 20 pisos y una capacidad de carga 11% mayor que el actual buque más grande del mundo, el Triple- E consumirá 35% menos combustible por contenedor que la actual flota de Maersk, según la empresa, una división del conglomerado danés A.P. Møller-Maersk A/S.
Sin embargo, pese a que hay muchas esperanzas de que su lanzamiento inicie una nueva era en el transporte de contenedores, la embarcación comenzará su vida operando bastante por debajo de su capacidad de 18.000 contenedores, mientras la empresa aguarda que los puertos mejoren sus instalaciones.
El buque es uno de los 20 Triple-E que ha encargado Maersk, pero se prevé que inicialmente transporte un promedio de sólo 14.000 contenedores, ya que muchas grúas portuarias no son lo suficientemente altas para mover los contenedores adicionales. Del total de 16 puertos certificados para atender a buques del tamaño del Triple-E, varios carecen de las grúas necesarias.
El nuevo Maersk Mc-Kinney Møller, que lleva el nombre del hijo difunto del fundador de la empresa, empezaría a cargar sus primeros contenedores el 15 de julio en Busan, Corea del Sur, con destino a Europa y una escala en Singapur.
"Lo operaremos como un buque más pequeño en los primeros meses mientras que los puertos mejoran sus grúas", señaló Lars Jensen, director de la operación Asia-Europa de Maersk Line. "Uno no puede hacer mucho al respecto mientras la infraestructura se adapta a barcos más grandes".
Con un precio de US$185 millones, el Triple-E es una gran apuesta para Maersk Line, en parte debido a una saturación de capacidad nueva en las rutas entre Europa y Asia. Maersk es una de tres navieras con pedidos de buques Triple-E. Su rival CMA CGM, de Francia, comenzó a operar este año nuevos buques que pueden transportar 16.000 contenedores, las embarcaciones más grandes hasta la fecha.
Las tarifas de transporte marítimo se dispararon a unos US$1.400 por contenedor esta semana, pero han rondado los US$600 durante buena parte del año, conforme la débil economía mundial ha desacelerado el comercio internacional.
"El Triple-E fue diseñado para navegar a toda capacidad", afirma Jonathan Roach, analista de contenedores de Braemar Seascope Ltd., proveedor de servicios para la industria naviera. "Si no, habrá un considerable impacto sobre la rentabilidad".
Roach dice que los recientes aumentos en las tarifas podrían ser buenas noticias para los operadores de buques, pero dependerá de si los precios se mantienen.
Jensen, de Maersk, reconoce que la capacidad en las rutas Asia- Europa está en torno a 10% por encima de la demanda. La empresa danesa, la mayor naviera del mundo por capacidad, está apostando a que la adición de buques Triple- E a su flota con el tiempo obligue a los operadores con navíos más pequeños a abandonar la ruta más concurrida del mundo.
"En tres o cuatro años, las empresas operarán entre Asia y Europa con buques que pueden transportar 14.000 contenedores y más. Aquellos que no tengan estas embarcaciones no serán capaces de competir", asegura.
Alphaliner, firma de análisis de la industria naviera, indicó que apenas siete de los 30 mayores operadores de transporte marí-timo del mundo fueron rentables el año pasado. Se estima que las pérdidas acumuladas durante los últimos cuatro años fueron de alrededor de US$7.000 millones.
Pese a las pérdidas y un retorno sobre la inversión de apenas 3% en los últimos años, algunas de las principales navieras del mundo están apostando en grande por estos gigantescos buques.
- 1
- 2
Fernando Marengo: “Los argentinos tenemos que decidir si estamos dispuestos a vivir sin inflación”
- 3
El Gobierno oficializó la poda a la obra pública y el Tesoro le pidió a la Secretaría que devuelva 1 billón de pesos
- 4
Opinión. Zonas de exclusión: no es el glifosato sino el asfalto el que mata la vida biológica de los suelos