El sombrío pronóstico del Banco Mundial para la Argentina que anticipa una crisis en 2023: bajó de 2% a 0% sus perspectivas de crecimiento para este año
El análisis del organismo contempla el efecto de la sequía, la falta de dólares y la inflación
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La economía argentina enfrenta un año de perspectivas negativas que, de a poco, empiezan a verificarse en los pronósticos de economistas y organismos multilaterales. La pérdida de reservas del Banco Central, que obliga al Gobierno a restringir la salida de divisas en importaciones; la aceleración de la inflación y el impacto de la sequía, que según proyecciones privadas podría implicar una caída de hasta US$20.000 millones en exportaciones agrícolas en la cosecha de este año, sepultaron la proyección de 2% de crecimiento del PBI que el Gobierno y entidades como el FMI y el Banco Mundial habían trazado para 2023.
Ahora, este último organismo compartió sus más recientes proyecciones, que marcan que la actividad económica del país no crecerá este año.
El dato surge del Informe Económico para América Latina y el Caribe que el Banco Mundial publicó hoy, con sus nuevas estimaciones de actividad para la región. Allí, indican que el panorama para 2023 luce sombrío. “Los vientos en contra cobran impulso y las perspectivas para el año son mucho más sombrías que en 2022″, dice el documento, pese a destacar que los países latinoamericanos demostraron “ser relativamente resilientes ante el aumento del estrés de la deuda, la inflación persistente y la incertidumbre en torno a la invasión rusa de Ucrania”.
Ese contexto negativo implica para la región perspectivas de menor crecimiento, con pronósticos que “prevén el mismo ritmo deslucido de las últimas dos décadas”, según plantean los analistas del Banco Mundial. Y la Argentina comparte con Chile y Colombia el grupo de países cuyas estimaciones “más han empeorado”.
En particular, el organismo redujo su proyección de crecimiento del PBI argentino del 2%, planteado a principios de año, al 0%, en un análisis que contempla el empeoramiento de las perspectivas globales, la desaceleración de la expansión económica mundial y la coyuntura interna, marcada por la sequía, la falta de dólares y la aceleración inflacionaria.
“Claramente la estabilidad macroeconómica es un requisito para el ingreso de capitales extranjeros y la dinámica de negocios para los empresarios locales. Apoyamos el programa con el FMI y esperamos que haga lo que tiene que hacer para garantizar esa estabilidad macro”, dijo William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, en una conferencia en la que presentó las nuevas proyecciones económicas del organismo.
El alza en las tasas de interés mundiales; la debilidad en la demanda global de las principales exportaciones latinoamericanas, dadas las políticas monetarias contractivas, y el shock energético derivado de la invasión rusa a Ucrania, que implican un menor crecimiento en países desarrollados (Grupo de los 7); la incertidumbre en torno a la expansión de China; y la debilidad en los precios internacionales de las materias primas son cuatro factores que, según el Banco Mundial, influyen en el menor ritmo de crecimiento de América Latina. Para este año, los economistas de la entidad esperan un crecimiento del 1,4% en la región.
Con su nueva proyección sobre la Argentina, el Banco Mundial es el primer organismo internacional que estima un año de estanflación (estancamiento con inflación), luego de estimar una expansión del 2% del PBI a comienzos de este año. Es el mismo pronóstico que comparten el FMI y el Gobierno, que llegó a estimar una expansión del 4% en el nivel de actividad en el Presupuesto enviado al Congreso.
Sin embargo, estimaciones de analistas, bancos y consultoras privadas hace tiempo estaban alejadas de esas proyecciones para una economía que en 2023 creció a un promedio del 5,2% en 2022, pero que, según datos oficiales, concluyó el año con cuatro meses consecutivos de contracción.
En el último Reporte de Expectativas del Mercado (REM) del BCRA, publicado a comienzos de marzo (tuvo en cuenta los pronósticos de 40 participantes con encuestas realizadas la última semana de febrero), ya indicaba que el consenso para 2023 era un estancamiento del PBI (0% de crecimiento).
A su vez, el top 10 de consultoras y firmas que en el pasado tuvieron mayor precisión en sus estimaciones ya contemplan una contracción del 0,8% del PBI este año. Por otra parte, la última edición del informe FocusEconomics Consensus Forecast estima que el nivel de actividad este año se contraerá un 0,5%.
“El arrastre estadístico que dejó el año pasado es levente inferior a 1,5%. El año ya empieza hipotecado en lo fiscal y cambiarios por las medidas que se tomaron para salvar la ropa al cierre de 2022 y a eso hay que sumarle el impacto directo de una sequía que se llevó casi media cosecha de soja y otro tanto de maíz versus lo inicialmente previsto, que va impactar de lleno en actividad en segundo trimestre”, explica el economista Gabriel Caamaño, quien estima que la caída del PBI este año será de al menos 4%.
“La sequía tiene un impacto indirecto de un agujero de unos US$20.000 millones de liquidación de divisas y unos US$5000 menos de recaudación por derechos de exportación, que se van a traducir en más emisión, más brecha y mayores restricciones cambiarias y a las importaciones. En el segundo semestre, tenés todo el impacto de la incertidumbre electoral, y todavía no incorporamos el efecto de la nueva acelerada inflacionaria sobre salarios reales este primer trimestre”, dice el director de Consultora Ledesma.
Entre otras debilidades locales, los economistas del Banco Mundial advierten por el crecimiento en el empleo informal en el país, que estiman encima del 47%, y del crecimiento de “más de 20 puntos porcentuales” en la relación deuda/PBI, que de acuerdo con sus estimaciones supera el 70%.
Y mientras la Argentina enfrenta un año de estanflación, Chile es el otro país de la región que enfrenta un año en problemas. Según estimaciones del Banco Mundial, el PBI allí se contraerá un 0,7% este año, y rebotaría un 2,1% en 2022. Junto con Haití (-1,1%) son los únicos países de la región que experimentarán caídas en su nivel de actividad en 2023.
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