El secreto del poderío industrial alemán
Una red de institutos de investigación respaldados por el gobierno y el sector privado impulsan la innovación
En momentos en que el gobierno de Estados Unidos trata de avanzar hacia una mayor colaboración con la industria manufacturera de alta tecnología, Alemania está mostrando lo que ese enfoque puede lograr.
El presidente Barack Obama ha solicitado al Congreso de su país US$1.000 millones para financiar una red nacional de institutos de investigación (la Red Nacional para la Innovación Fabril, NNMI, por sus siglas en inglés) que trabajaría con empresas y universidades para desarrollar tecnologías de manufacturación. El plan estadounidense apunta a al menos 15 institutos de este tipo, financiados por el gobierno y el sector privado.
Un modelo para el plan de Obama es la Sociedad Fraunhofer, una red de institutos de investigación respaldados por el gobierno que ha ayudado a convertir a Alemania en uno de los exportadores líderes de bienes manufacturados con alta tecnología, a pesar de los salarios relativamente altos y los mayores niveles de regulación del país.
"Debido a que es la red de innovación más grande y antigua para una fabricación avanzada, Fraunhofer fue un punto de partida clave cuando empezamos a diseñar NNMI", dijo Mike Molnar, director del programa en EE.UU.
La Sociedad Fraunhofer juega un papel crucial en la conversión de los últimos avances de investigación a innovaciones paras las empresas alemanas, suministrando modelos de aplicaciones en una variedad de campos. Famoso por inventar el formato de audio MP3, Fraunhofer tiene miles de patentes a su nombre.
La red es particularmente importante para las empresas pequeñas y medianas que conforman la columna vertebral de la economía alemana. Estas compañías son a menudo jugadoras globales pero siguen produciendo de forma local, vendiendo productos especializados que pueden exigir un precio alto alrededor del mundo.
"Fraunhofer apoya un ecosistema para innovación en manufactura que ha ayudado a que Alemania se mantenga como una potencia exportadora", dijo Sujai Shivakumar, experto en políticas de innovación de las Academias Nacionales en Washington.
La Sociedad Fraunhofer le debe su nombre a Joseph von Fraunhofer (17871826), quien realizó descubrimientos científicos en astronomía y creó una exitosa empresa de telescopios. La sociedad empezó con un instituto en 1954 y se ha expandido a 67 en toda Alemania.
Los institutos Fraunhofer investigan de todo, desde algoritmos hasta biología celular y tecnología de la madera. Se concentran en proyectos de investigación a corto plazo con aplicaciones empresariales inmediatas.
Las empresas alemanas que se especializan en ciencias de la vida han trabajado con el Instituto de Informática Aplicada de Fraunhofer en San Agustín para desarrollar nuevas herramientas de administración de datos y tecnología de escaneo a nivel molecular. Empresas de construcción han trabajado con el Instituto para Física de la Construcción de Fraunhofer en Stuttgart para desarrollar materiales que eliminen el ruido y para aprender a diseñar edificios más eficientes con base en análisis hidrotérmicos, es decir, la forma en la que el calor y la humedad se mueven a través de las estructuras.
El conocimiento científico que Fraunhofer ha adquirido a lo largo de los años ha mantenido competitivas y produciendo a varias compañías pequeñas y medianas en Alemania, dice Shivakumar. El funcionario añade que mantener la fabricación en Alemania en lugar de diseñar los productos allí y producirlos fuera del país, ha ayudado a impulsar la innovación. "El conocimiento crucial para la innovación se desmorona si no está produciendo cosas usted mismo", señala Shivakumar.
Los institutos han ayudado a impulsar las economías regionales alrededor de Alemania al trabajar con empresas locales establecidas y atraer nuevas compañías.
La ciudad de Jena tiene una tradición milenaria en el sector óptico. Tras la reunificación alemana en 1990, Fraunhofer estableció allí un Instituto para Ópticas Aplicadas e Ingeniería de Precisión, que trabajó con firmas recientemente privatizadas, como Carl Zeiss AG, para aprovechar el conocimiento en lentes ópticos y cortes de precisión.
En un par de edificios modernos en el campus de la Universidad Friedrich Schiller, el Instituto Jena Fraunhofer hace investigación en campos como láseres, fotónica (el uso de luz para computación y aplicaciones informáticas) y nanotecnología. En los últimos 20 años, el instituto ha desarrollado avances que usan rayos láser en la medición y ha ayudado a crear materiales resistentes a la luz y los láseres. Un resultado es un complejo industrial basado en estas tecnologías que es sede de más de 40 empresas.
El gobierno contribuye con cerca de 65% del presupuesto anual de la sociedad de casi US$2.750 millones, a través de subvenciones y contratando sus necesidades de investigación con los institutos. Contratos con la industria cubren el resto del presupuesto.
El equipo de gestión de los institutos es dominado por profesores de ingeniería con mucha experiencia y estudiantes de doctorado conforman 30% de los 22.000 empleados. Muchos de estos trabajadores pasan a las compañías más prominentes del país. "Mire los ejecutivos de Porsche o Audi. Muchos de ellos empezaron en Fraunhofer", dice Bernd Venohr, consultor de gestión. Los empleados son animados a crear sus propias empresas para vender la tecnología que el instituto desarrolla, un importante gancho para atraer talento.
Chase Gummer
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