El rescate para Grecia deja sólo una sensación de alivio temporal
Las señales de triunfalismo brillaron por su ausencia luego de que se anunciara el acuerdo de rescate financiero y reestructuración de la deuda griega en la madrugada del martes. La crisis de la zona euro, que se prolonga por dos años, ya ha causado demasiadas decepciones.
La sensación que imperaba era de alivio después de que meses de negociaciones orientadas a reducir el oneroso endeudamiento de Grecia finalmente llegaran a buen puerto. El acuerdo "cierra la puerta a un escenario de una cesación de pagos descontrolada, con todas sus graves implicaciones económicas y sociales", dijo José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea.
No sólo eso. El pacto elimina, al menos durante el futuro cercano, la ansiedad de que algunas autoridades alemanas y de otros países estaban tratando de expulsar a Grecia de la zona euro.
Los ministros de Finanzas de la zona euro ultimaron los detalles de un paquete de rescate de 130.000 millones de euros, cerca de US$172.000 millones, bajo el cual los acreedores aceptan una reducción de 53,5% en el principal de sus bonos griegos como parte de un gigantesco canje que recortará 107.000 millones de euros de la deuda del país.
El convenio, no obstante, aún deja a Grecia con una deuda pública enorme y su ejecución no será nada fácil. El programa podría descarrilarse e impedir la reactivación de la economía después de varios años de una recesión devastadora que ha provocado malestar social e incertidumbre política.
El pacto "demuestra que el imperativo de mantener a Grecia en la zona euro es más importante que el resto de las consideraciones", dijo Daragh Maher, estratega cambiario de HSBC Global Research.
"También socava las teorías de la conspiración que sostenían que algunos estataban tratando de marginar a Grecia de la zona euro".
El pacto del martes, sin embargo, no marca el fin de la crisis griega. Los inversionistas privados tendrán que intercambiar sus bonos viejos por nuevos instrumentos, lo que obligará a algunos a asumir pérdidas que podrían ascender a una tercera parte de la inversión.
Si una cantidad lo suficientemente importante de tenedores de bonos se niega a hacerlo (el pacto contempla una participación inusualmente alta de 95% de los acreedores privados), el proceso podría derivar en una serie de demandas judiciales. Los recursos para financiar el plan, así como los 30.000 millones de euros en bonos de alta calidad ofrecidos para atraer a los inversionistas, tienen que ser aprobados antes de fines de marzo por los parlamentos de los países miembros de la zona euro. Eso significa que el canje no se puede completar antes del 20 de marzo, cuando vence un importante pago de deuda.
Si bien esta situación podría generar nerviosismo, lo que moderó el entusiasmo por el acuerdo fue la sobria evaluación del Fondo Monetario Internacional. Los riesgos en este programa económico "propenso a los accidentes" se inclinan hacia el lado negativo, dijo la entidad, que agregó que no sería de extrañar que la deuda griega "tome una trayectoria de aumento constante".
Sony Kapoor, director ejecutivo del centro de estudios financieros Re-Define dijo que incluso esta sombría opinión del FMI recurre a la "gimnasia aritmética" para producir las proyecciones optimistas necesarias para que la meta de la deuda de Grecia llegue a 120,5% del PIB en 2020. En la actualidad, la deuda pública griega equivale a más de 164% del PIB.
El problema, como lo reconoce el propio FMI, es el tratamiento que se ofrece para curar al paciente. Se le está pidiendo que rebaje su deuda respecto al PIB al mismo tiempo que lleva a cabo una reducción necesaria de salarios y otros costos para elevar la competitividad de la economía. A su vez, mejorar la competitividad y aumentar las exportaciones será un proceso lento. Como resultado, muchos observadores no se preguntan si el severo e impopular programa se desbaratará, sino cuándo.