El repliegue del banco estatal BNDES asoma como un nuevo riesgo para Brasil
BRASÍLIA—Un ajuste de cinturón en Brasil está obligando al gigantesco banco de desarrollo del gobierno a reducir el crédito, un cambio de proporciones en la mayor economía de América Latina que también constituye un riesgo en plena desaceleración económica.
El cambio es importante porque la mayoría de las empresas brasileñas que aspiran a obtener préstamos de largo plazo dependen del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), que ofrece créditos subsidiados a tasas mucho más baratas que los prestamistas comerciales.
La presidenta Dilma Rousseff, sin embargo, enfrenta una brecha fiscal tras años de gastar a manos llenas en programas sociales para los pobres y en préstamos a las empresas, y ha empezado a cerrarle el grifo a los bancos estatales con el fin de equilibrar el presupuesto.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, ha prometido reducir el financiamiento público que recibe el BNDES y seguir el aumento de las tasas de interés sobre sus préstamos tras un ajuste ya aplicado en diciembre.
Levy también ha recibido atención mediante un llamado a otorgar las mismas oportunidades económicas a todos los brasileños y poner fin al "patrimonialismo". Sus declaraciones han sido ampliamente interpretadas como una señal de que intentará reducir los préstamos subsidiados a las grandes empresas. Una fuente cercana a Levy dijo que tal lectura "no es equivocada".
Entre los clientes de BNDES figuran lo más granado del empresariado brasileño, como la estatal Petróleo Brasileiro SA, el gigante cárnico JBS SA y el fabricante de aviones Embraer SA. Hace unos días, BNDES anunció un préstamo de US$242,1 millones para que la automotriz italiana Fiat Chrysler Automobiles NV remodele una planta en el sudeste de Brasil, el séptimo crédito de la entidad a la multinacional en cuatro años.
Numerosos economistas han abogado durante mucho tiempo por un papel menos protagónico de BNDES para estimular el desarrollo de mercados financieros y de capital más robustos. Según sus propios cálculos, BNDES es responsable de casi tres tercios de todos los préstamos empresariales en Brasil a plazos superiores a cinco años.
Armando Castellar, economista de la Fundación Getúlio Vargas, una institución educacional en Rio de Janeiro, estima que el gobierno ha otorgado préstamos de bajo costo a BNDES equivalentes a cerca de 1% del Producto Interno Bruto en años recientes. El banco le debe al Tesoro alrededor de US$186.000 millones.
"El costo de apoyar a BNDES es compartido por toda la sociedad, pero los beneficios sólo los reciben unos cuantos", advierte Castellar.
En el corto plazo, sin embargo, un gran repliegue del banco podría acentuar la debilidad de la economía, que según el pronóstico de muchos economistas crecería apenas 0,5% este año.
Además, acostumbrar a las empresas brasileñas a vivir sin créditos gubernamentales baratos no será una tarea fácil. El empresariado ha indicado que el financiamiento de bajo costo es crucial para compensar por los altos impuestos, la burocracia y otros altos costos operativos.
"Será difícil encontrar un equilibrio" sin los préstamos de BNDES, manifestó un ejecutivo de Fiat.
Igualmente, el historial brasileño de inflación e inestabilidad económica dificulta el acceso de muchas empresas a los mercados de capitales. Las autoridades de BNDES argumentan que la institución ha asumido un papel central que no será fácilmente llenado por la banca tradicional. "Es un proceso complicado. Es como cambiar el curso de un acorazado", señala Claudio Leal, superintendente del departamento de planificación de BNDES.
La entidad fue establecida en 1952 para financiar proyectos industriales y la agroindustria. No obstante, su papel en la economía brasileña se expandió enormemente en la última década, durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores de Rousseff y su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
El banco prestó a manos llenas para estimular la economía tras la crisis financiera de 2008. También se dispuso crear empresas capaces de competir a escala global. BNDES no sólo se limitó a conceder préstamos, sino que compró participaciones en compañías como JBS.
Los préstamos de BNDES rondaron US$71.000 millones en 2013, casi seis veces más que en 2003. Sus activos lo ubican como el quinto banco del país cuando es comparado con los bancos convencionales.
La deuda incobrable de la entidad es baja. El BNDES es rentable: arrojó una ganancia de US$2.800 millones en los primeros nueve meses de 2014, un incremento de 51,4% frente al mismo periodo en 2013. BNDES reinvierte la mayor parte de sus utilidades en sus operaciones.
De todos modos, la entidad ha solicitado inyecciones regulares de fondos de los contribuyentes para seguir la expansión de su cartera de préstamos. El año pasado solamente, el Tesoro brasileño transfirió US$22.400 millones al banco. Su presidente, Luciano Coutinho, indicó recientemente que la institución necesitará más recursos en 2015.
Aunque BNDES se jacta de su respaldo a la pequeña y mediana empresa, más de la mitad de sus préstamos van a parar a las arcas de compañías que fácilmente pueden obtener créditos en otras instituciones. Es fácil entender por qué estas firmas no buscan otras fuentes de financiamiento.
BNDES recibe créditos del gobierno a una tasa preferencial de 5,5%. Luego presta a sus clientes por apenas unos cuantos puntos porcentuales más. En cambio, los expertos dicen que los bancos del sector privado pagan una tasa cercana a la referencia del banco central, conocida como Selic, que se ubica en 11,75%, para sus préstamos de largo plazo.
Las empresas reconocen que los créditos baratos de BNDES han sido clave para financiar sus operaciones en Brasil. Por ejemplo, cuando Fiat Chrysler se dispuso a construir una gran planta en el estado de Pernambuco, BNDES le facilitó más de un tercio del total de la inversión en 2012.
Castellar sostiene que cualquier reducción de los préstamos subsidiados probablemente generará tensión y desatará preocupaciones sobre pérdidas de empleo e inversiones. "Todos los líderes empresariales brasileños" se opondrán a una reducción en el papel que juega BNDES en la economía, vaticina.