El remedio que se convirtió en sustantivo
Aspirina
Medicamento
El hombre siempre buscó un remedio para calmar sus dolores. En la Antigüedad, chinos, egipcios, griegos y romanos lo encontraban en la naturaleza al utilizar la corteza de sauce. Siglos más tarde, el hombre retornó a esta solución al descubrir el principio activo de esta planta –la salicina–, que es un análogo del ácido salicílico y del ácido acetilsalicílico o lo que hoy se conoce popularmente como aspirina.
Fue Félix Hoffman, un químico de la firma Bayer, quien, en 1897, hizo el descubrimiento y asentó su eficacia terapéutica como analgésico y antiinflamatorio.
El nombre "aspirina", que fue patentado por Bayer en 1899, fue formado a partir de la unión de varios elementos. La letra inicial "A" remite al proceso de acetilación al que se somete al ácido salicílico para convertirse en ácido acetilsalicílico. La sílaba "spir" proviene del vocablo "Spiraea" que en botánica designa a una familia de plantas. E "in", por último, era una terminación frecuentemente usada en aquella época para los medicamentos.
En sus más de cien años de historia, los científicos han descubierto nuevas propiedades de este remedio, como su actividad como antiagregante plaquetario, efectivo en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
En la actualidad, este pequeño comprimido de 1,2 cm de diámetro, 6 mm de grosor y 0,600 gramos de peso es el remedio más utilizado en el mundo con más de 200 millones de consumiciones al día.
Tal ha sido su impacto que su denominación fue convertida en sustantivo. En 1936 la Real Academia Española de la Lengua incluyó la palabra "aspirina" en su diccionario bajo la descripción: "f. Med. Sólido blanco, cristalino, constituido por ácido acetilsalicílico, que se usa como analgésico y antipirético".