El regreso de Delphi a la bolsa marca el fin de una era turbulenta en Detroit
Delphi Automotive PLC se dispone a cotizar nuevamente en bolsa, lo que pone punto final a una odisea de seis años durante la cual el fabricante de autopartes se acogió a la protección por bancarrota, despidió a 83.000 trabajadores, reemplazó a dos presidentes ejecutivos y cerró más de 70 plantas en todo el mundo.
Aunque hoy es una sombra de lo que fue, las ganancias están creciendo y Delphi espera aprovechar sus bajos costos. Sólo 5% de su fuerza de trabajo está en Estados Unidos comparado con 27% hace seis años.
La salida a bolsa debería generar grandes ganancias para un grupo de fondos de cobertura, encabezados por Silver Point Capital LP y Elliott Management Corp., que invirtieron alrededor de US$435 millones en la deuda de Delphi y rechazaron una oferta de compra de General Motors, ex propietaria de la fabricante de autopartes, y Platinum Equity. La oferta oficial de acciones podría valorar a la compañía en más de US$1.500 millones, de acuerdo con una fuente al tanto.
La compañía espera recaudar hasta un máximo de US$100 millones y usar los fondos para adquirir equipos y pagar deuda. El presidente ejecutivo de Delphi, Rodney O’Neal no estuvo disponible para hacer comentarios el jueves y un portavoz de Delphi declinó especi¬ficar la fecha de la operación.
La compañía tiene la intención de concentrarse en la producción y venta de productos que encajan con lo que llama "las futuras mega tendencias" de la industria automotriz: la seguridad, el medio ambiente y la conectividad.
Su portafolio incluirá productos electrónicos, tecnologías con inyección de combustible, cableado eléctrico y sistemas calefacción y refrigeración.
La preparación de Delphi para volver a la bolsa marca el final de unos tumultuosos seis años que casi derribaron a su ex casa matriz. La lucha comenzó a inicios de 2005, cuando el entonces presidente ejecutivo, Steve Miller, dijo que la empresa de Troy, Michigan, no era viable debido al incremento del precio de las materias primas, los altos salarios pactados con los sindicatos y una caída en sus negocios. General Motors, que entonces representaba la mayor parte de los ingresos de Delphi, estaba recortando los pedidos y solicitando reducciones de precios.
Miller llevó la compañía a la bancarrota en octubre de 2005, luego de que no lograra convencer a GM de que le proveyera US$6.000 millones en financiamiento y al sindicato United Auto Workers de que aceptara una reducción de los salarios que entonces equivalían a US$27,50 por hora.
Delphi se encaminaba a salir de la bancarrota a comienzos de 2007 cuando un grupo de inversionistas, entre los que estaba Cerberus Capital Management LP y Appaloosa Management LP, ofrecieron US$3.400 millones a cambio de controlar la mayoría de la compañía. Appaloosa estaba preparada para seguir adelante en solitario con el acuerdo luego de que Cerberus se retirara.
Un tribunal de bancarrota aprobó tentativamente la compra siempre que Delphi pudiera conseguir US$6,1 millones adicionales en financiamiento. Pero el plan colapsó.
En 2008, Silver Point, Elliott y otros fondos de cobertura aportaron el financiamiento que permitió a Delphi mantenerse a flote.
Al año siguiente, el gobierno estadounidense logró un acuerdo para que GM y la firma de valores Platinum Equity Partners comprasen Delphi. El acuerdo, valorado en US$3.600 millones, hubiese dejado sin nada a Silver Point, Elliott y el resto de quienes habían pres¬tado dinero. Los fondos de cobertura contraatacaron al comprar la mayoría de los préstamos a Delphi y luego los usaron para bloquear la venta. Las dos compañías convirtieron la deuda en acciones y la vendieron a otros inversionistas, aunque retuvieron una participación de 18% en Delphi.
- 1
- 2
El Gobierno oficializó la poda a la obra pública y el Tesoro le pidió a la Secretaría que devuelva 1 billón de pesos
- 3
Se vende: un fiscal detectó irregularidades en la inminente subasta de un edificio del INTA y pide evitar “posibles hechos de corrupción administrativa”
- 4
Por qué el Gobierno no salió aún del cepo y la “prueba de fuego” que deberá afrontar en 2025, según Martín Redrado