El queso feta, una traba salada para el pacto comercial entre EE.UU. y la UE
Kalavryta, Grecia—Los negociadores reunidos esta semana para forjar un amplio tratado comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea están cerca de llegar a un acuerdo para eliminar aranceles en al menos 97% de las mercancías que se comercian a través del Atlántico, dijeron funcionarios cercanos a las conversaciones. Se trataría del pacto comercial más ambicioso en más de 20 años.
No obstante, una serie de disputas están entorpeciendo el acuerdo final, incluyendo un obstáculo inesperado: el queso feta, producido durante siglos en las escarpadas montañas griegas.
En la UE, sólo el queso de leche de oveja y cabra de esas regiones de la Grecia continental y la isla de Lesbos puede ser llamado feta. Este es uno de los muchos casos de alimentos y bebidas locales cuyos nombres la UEinsiste en reservar, frente a la dura resistencia de la industria de alimentos de EE.UU.
El problema es que hay empresas estadounidenses que también tienen productos con muchos de esos nombres. Athenos, una marca de queso feta de Kraft Foods Group Inc., no se hace con leche de ovejas y cabras que pastorean en los parajes montañosos de Grecia sino con leche de vacas de Wisconsin.
"Lo llaman feta. Eso no está bien", dice Manos Kassalias, gerente general de la Cooperativa de Kalavryta, que desde hace décadas produce este queso salado. La diferencia es "el día y la noche. El modo de producción, el tipo de leche; es totalmente diferente".
Los economistas dicen que el acuerdo comercial dará empuje a una amplia gama de industrias, desde la automotriz a la química. Los partidarios de un pacto lo llaman una "OTAN económica" que, al igual que la alianza militar, consolidará los lazos entre EE.UU. y Europa en un momento de amenazas geopolíticas de Rusia y retos económicos de China.
Si concluyen con éxito, las negociaciones probablemente resultarán en que tanto EE.UU. como la UEacepten sus mutuas regulaciones de seguridad para la industria automotriz. Las automotrices se ahorrarían millones de dólares porque ya no tendrían que fabricar diferentes versiones de un mismo vehículo para satisfacer dos tipos de normas de seguridad.
Los reguladores de EE.UU. y de la UEtambién esperan terminar con las inspecciones duplicadas de plantas farmacéuticas. Apesar de que la UEtiene hoy regulaciones químicas más estrictas que las de EE.UU., los negociadores quieren hacer posible que las empresas químicas puedan presentar los mismos datos de pruebas a los reguladores a ambos lados del Atlántico.
Cuando los líderes estadounidenses y europeos comenzaron las negociaciones en 2013, esperaban llegar este año a un acuerdo preliminar. No obstante, la complejidad de las conversaciones probablemente postergará el pacto preliminar hasta por lo menos 2016.
Con las conversaciones sobre el Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) ya concluidas, el tratado entre la UEy EE.UU. se ha convertido en la máxima prioridad comercial del gobierno del presidente Barack Obama. Este acuerdo, que representaría una mayor porción del Producto Interno Bruto global que el TPP, crearía una enorme zona de libre comercio transatlántica. Los aranceles se reducirían casi a cero y muchas regulaciones que hoy dificultan el comercio serían simplificadas o eliminadas.
Hay oposición a ambos lados del Atlántico de parte de líderes sindicales y políticos preocupados de que los acuerdos comerciales refuercen el poder de las empresas multinacionales en detrimento de los salarios, la salud pública y las normas medioambientales.
Sin embargo, las conversaciones también enfrentan problemas particulares que afectan profundamente tanto la identidad regional y nacional como poderosos intereses económicos. Washington quiere que la UErelaje sus normas sobre importaciones de cultivos modificados genéticamente y de aves de corral lavadas con cloro. Yen uno de los temas más polémicos, la UEestá decidida a preservar el derecho de los nombres de alimentos, la llamada "indicación geográfica".
"El aumento de la protección de las indicaciones geográficas de productos alimenticios europeos es una de nuestras prioridades clave", dice Daniel Rosario, vocero de política comercial de la Comisión Europea. "Estas conversaciones son sobre la protección de la propiedad intelectual europea" en EE.UU., señala.
La UE ha logrado incorporar esas protecciones en otros acuerdos comerciales, como los que firmó con Corea del Sur, México, países centroamericanos y Canadá. Estos acuerdos bloquearían a los productores estadounidenses de productos tales como el queso feta, el gorgonzola y el jamón de Parma para exportar a los socios comerciales de la UE.
La postura de la UEha enfurecido a funcionarios, políticos y productores de alimentos de EE.UU., que dicen muchos de esos nombres son genéricos y que no deberían poder reservarse exclusivamente para los productos de una región.
Este es uno de los principales focos de interés de los productores europeos de alimentos en las negociaciones comerciales. Según Federalimentare, el principal grupo de lobby de la industria de alimentos de Italia, el año pasado ese país exportó a EE.UU. alrededor de 1.350 millones de euros (US$1.530 millones) de productos con indicaciones geográficas. El grupo esti-ma que el mercado de América del Norte para productos "que suenan italianos" supera los 24.000 millones de euros. "Ningún consumidor debe dejarse engañar por un producto que evoca a Italia cuando no se ha producido en Italia", sostiene Luigi Scordamaglia, presidente de Federalimentare.
En Grecia, la producción de queso feta —que significa "rebanada"— es la fuente de ingresos de unos 50.000 criadores de ovejas y cabras. En Kalavryta, un pequeño pueblo en las montañas del Peloponeso, la Cooperativa de Kalavryta produce queso a partir de la leche obtenida de unos 1.300 granjeros. El queso feta se ha fabricado de la misma manera en esta región durante siglos. Aun así, Grecia tuvo que dar una lucha en la UEpara lograr la protección para el nombre feta, ya que fabri-cantes de queso de otros países europeos también producen queso blanco en salmuera. En 2006, el Tribunal de Justicia de la UEdictaminó que sólo los griegos podían usar el nombre feta.
El gobierno griego ha tomado una línea dura en las protecciones para el queso en las negociaciones comerciales más recientes de la UE. Ha amenazado con bloquear el acuerdo entre la UEy Canadá, que permite que continué el uso del nombre feta para los productores que ya los usan pero prohíbe que lo hagan nuevas empresas.