"El problema argentino es el conflicto distributivo"
-En un libro que escribieron junto a Pablo Gerchunoff (Entre la equidad y el crecimiento) hablaban de igualdades y desigualdades en la historia económica del país. Sostenían que la Argentina había sido un país de salarios comparativamente altos y actores sindicales fuertes. ¿Esa puja salarial no genera un problema inflacionario?
-El problema argentino de hoy no tiene que ver con el nivel de los salarios, sino con que el "conflicto distributivo" es azuzado por la combinación de políticas macroeconómicas inflacionarias y descoordinación de las negociaciones salariales. Todos quieren agrandar su pedazo de torta: algunos empresarios quieren devaluación, cada sindicato quiere ganarle a la paritaria de los demás, el Estado se apropia de los aumentos salariales con Ganancias y de las devaluaciones con retenciones. Y como nadie quiere perder y nadie coordina perdemos todos, porque al final la inflación termina achicando cada pedazo. Por eso creo que un acuerdo social es una condición indispensable (aunque no suficiente) para encarar esa pacificación de la economía y la sociedad que es una "desinflación" expansiva.
-Otro de los conflictos de los que hablaban era la difícil combinación entre un agro competitivo y una industria que necesitaba protección. ¿Persiste ese dilema?
-No. La industria de los 40 o 50 era mano de obra intensiva: demandaba trabajo, que al país no le sobraba y que era caro. Hoy muchísimas ramas industriales pueden ser competitivas internacionalmente porque la industria manufacturera depende más de tecnología y conocimiento. Pagando salarios argentinos y no asiáticos, con un tipo de cambio lógico y con libertad para importar insumos, el país debería aumentar sus exportaciones industriales. En cuanto al agro, todos los motivos por los que fue discriminado en las décadas de posguerra (estancamiento tecnológico, precios externos declinantes, concentración de la tierra, influencia decisiva en los precios al consumidor) son inverosímiles. En la Argentina del siglo XXI pueden crecer de la mano y sin conflicto el agro, la industria y los servicios, y todos ser protagonistas de un boom exportador.
-El tercer conflicto histórico era entre una Pampa y un puerto ricos, y un interior más pobre. ¿No seguimos igual?
-Sólo si seguimos complicando a las producciones regionales con el atraso cambiario y las trabas comerciales. En una Argentina competitiva y exportadora, todas las provincias pueden encontrar su lugar en el mundo, si en vez de trabarlas se las promueve con un shock de infraestructura en transporte y comunicaciones.
El autor es economista de la Universidad Torcuato Di Tella
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