El pilar del imperio Batista, al borde del colapso
Una solicitud de protección por bancarrota podría ser el fin para la petrolera OGX
OGX, la atribulada petrolera del magnate brasileño de los commodities Eike Batista, se alista para acogerse a la protección por bancarrota en Brasil en los próximos días, según fuentes al tanto.
Se prevé que la compañía sea reorganizada, pero los próximos pasos no están claros. Una quiebra sería la mayor en la historia de América Latina y un humillante hito en el meteórico ascenso y estrepitosa caída de Batista.
La decisión representa un drástico revés frente al año pasado, cuando Batista figuraba entre las personas más ricas en la lista de la revista Forbes, con una fortuna valorada en más de US$30.000 millones. Pero su riqueza se ha evaporado desde que OGX admitió que encontraría poco petróleo. Eso hizo que las acciones empezaran a caer en sus otras empresas de commodities. Así, Batista desapareció de la lista de Forbes.
OGX ha tratado de llegar a un acuerdo con sus tenedores de bonos, que poseen en torno a US$3.600 millones en deuda de la petrolera. Entre ellos, se encuentran compañías de peso como la firma de private equity BlackRock Inc. y el gigante de los bonos Pacific Investment Management Co., que respaldaron a una empresa que no tenía producción petrolera ni ganancias. La bancarrota se veía venir desde que OGX incumplió un pago ligado a su deuda este mes.
La compañía y los acreedores se reunieron esta semana en Rio de Janeiro para tratar de alcanzar un pacto de reestructuración, pero las negociaciones se hundieron, dijeron fuentes al tanto. OGX se está quedando sin efectivo. Una de las dificultades durante las conversaciones fue el estilo impulsivo de Batista a la hora de tomar decisiones, señalaron personas involucradas. Recientemente cambió de bancos y abogados y despidió súbitamente a gerentes de la petrolera.
Desde 2006, Batista sacó a bolsa seis compañías de bienes básicos e infraestructura, en un momento en que los mercados emergentes y los commodities gozaban una bonanza global. A los inversionistas les decía que planeaba convertirse en el hombre más rico del mundo y bautizó sus compañías con nombres de tres letras terminados en "X", para simbolizar la multiplicación de la riqueza.
"La crisis en el grupo de Eike Batista es un síntoma de la fragilidad del modelo económico brasileño, que se basa en gran parte en los precios de las materias primas en los mercados internacionales", dice Marco Aurelio Guerra de Sa, director de corretaje de Crédit Agricole Securities, en Miami.
OGX Petróleo e Gas Participações SA era el pilar del imperio de Batista. En el prospecto para su emisión de acciones por US$4.100 millones en 2008, la mayor en la historia del país hasta entonces, la firma aseguró que contaba con los derechos para explotar yacimientos que contenían hasta 10.800 millones de barriles de crudo.
Sin embargo, OGX gastó gran parte de su efectivo en un fallido esfuerzo por desarrollar esos campos. En julio, OGX anunció que era incapaz de extraer petróleo de la mayoría de ellos, lo que desató un derrumbe de sus acciones.
El colapso de OGX se propagó por todas las empresas de Batista, ya que muchas tienen operaciones interconectadas. Por ejemplo, la naviera OSX, que salió a bolsa, tenía a OGX como su principal cliente. Se suponía que OSX fabricaría buques en un puerto en construcción por su firma de logística, LLX, que también trabajaría con su minera MMX.
Representantes de OGX todavía albergaban la esperanza de que uno de sus yacimientos, Tubarão Martelo, fuera económicamente viable. Las negociaciones de reestructuración se habían centrado en si los acreedores inyectarían más dinero para desarrollar el campo.
Otras firmas endeudadas, como OSX, tienen activos como plataformas de perforación que pueden ser vendidos. No obstante, también podrían verse golpeadas por la solicitud de protección por bancarrota de OGX. La petrolera podría suspender el alquiler de equipos petroleros marinos de OSX, lo que resultaría en cientos de millones de dólares de reclamaciones de la naviera que competirían con las de los acreedores de OGX.
"Es trágico para los tenedores del valor y para él como persona", dice Greg Lesko, que gestiona unos US$800 millones en Deltec Asset Management y solía tener valores de OGX. "No hay nada que Eike pueda hacer en este momento para hacer de la empresa lo que él quería que fuera. El petróleo no estaba ahí".
Los tropiezos de Batista también son una mancha en la estrategia brasileña de respaldar a empresarios clave que puedan catapultar la potencia económica del país. El banco de desarrollo de Brasil, BNDES, otorgó préstamos a las empresas de Batista por hasta US$4.500 millones, si bien no concedió nada a OGX. Un vocero de BNDES dijo que una bancarrota de OGX no tendría ningún impacto sobre el banco.
En su solicitud de protección bajo la ley de bancarrota, OGX presentará un plan de reestructuración ante un juez, que lo aceptará o lo denegará. Si no lo aprueba, la empresa sería liquidada.
—Paulo Winterstein contribuyó a este artículo.