El peligroso rumbo de Putin
NUEVA YORK.- No se pueden exagerar los peligros de la crisis en Ucrania. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está incitando al separatismo en la Ucrania oriental y ha declarado el derecho unilateral de Rusia a intervenir, en contravención del derecho internacional. Las provocativas políticas de Rusia lo están haciendo internarse en la colisión con Occidente.
Putin explicó su punto de vista en televisión: las actuales fronteras internacionales de Rusia son provisionales, pues las determinaron accidentes de la Historia. Putin afirma que Rusia tiene el derecho y el deber de defender a los rusos étnicos en los países vecinos, en particular a la luz del carácter arbitrario de las fronteras actuales.
Según él, si los rusos étnicos quieren regresar a Rusia, ésta debe escucharlos. Putin está convencido de que el resultado de la presión, será una Rusia más fuerte, con mayor capacidad para afrontar a Occidente. En el pasado reciente, Rusia se opuso firmemente a la intervención militar americana y de la OTAN en Libia, Siria y Serbia con el argumento de que Occidente estaba violando la soberanía de esos países. Ahora Putin afirma el derecho a pasar por alto la soberanía de los países vecinos con el pretexto de que Rusia se limita a defender los derechos de los rusos étnicos en el extranjero.
Sin duda, Putin abriga la esperanza de crear realidades fácticas en el terreno sin provocar una reacción occidental severa. Aun sin invasión, Rusia puede usar las amenazas, los despliegues de poderío militar y una retórica acalorada para desestabilizar a sus vecinos, lo que podría ser suficiente para lograr los fines rusos en materia de política exterior. Pero es probable que el aventurerismo de Putin tenga al final muy malas consecuencias para Rusia. Aunque Occidente se muestra reacio, justificadamente, a dejarse arrastrar a cualesquiera confrontaciones militares con Rusia fuera de las fronteras de la OTAN y a aplicar sanciones económicas, las acciones de Putin han desencadenado una reacción fuerte y en aumento en los Estados Unidos y Europa. La reacción de Occidente se intensificará dramáticamente, si Rusia despliega fuerzas militares fuera de sus fronteras. El comercio, la inversión y las relaciones financieras existentes entre Rusia y Occidente ya están deteriorándose gravemente.
A corto plazo, Rusia tiene unas reservas de divisas suficientes para compensar las salidas de capitales, pero la inversión de las corrientes de capital empezará a hacer mella al cabo de unos meses. Tras la anexión forzosa de Crimea por parte de Rusia, resulta casi inimaginable que unas relaciones económicas normales entre Rusia y Occidente sobrevivan a una intervención en otras partes de Ucrania o su anexión por parte de Rusia.
Putin parece creer que Rusia puede compensar cualquier empeoramiento de las relaciones económicas con Occidente fortaleciendo sus relaciones económicas con China, pero las tecnologías y los negocios están muy entrelazados a escala mundial para dividir el mundo en bloques económicos. China sabe que su prosperidad depende de unas buenas relaciones económicas con los Estados Unidos y Europa. Putin no parece entender eso.
La fuerza económica futura de Rusia depende de su capacidad para actualizar las tecnologías de sectores decisivos. Sólo lo conseguirá, si las empresas rusas están más integradas en las redes de producción mundial que las vinculan con empresas alemanas, japonesas, americanas y chinas basadas en la tecnología de vanguardia.
La situación podría empeorar y una nueva guerra fría podría calentarse con demasiada facilidad. En los Estados Unidos muchos están pidiendo que se arme a Ucrania como factor disuasor para Rusia, pero, si bien la disuasión militar da resultado a veces, Occidente debe insistir en las represalias comerciales y financieras, en lugar de en las reacciones militares a las provocaciones rusas.
La OTAN defenderá a sus miembros en caso necesario, pero la beligerancia y el atroz comportamiento de Rusia no deben permitir que los intransigentes occidentales se hagan con el control del debate político. No cabe duda de que Putin está actuando en Ucrania con la vista puesta en gran medida en la política interior. La economía rusa está flaqueando y la población está harta de la represión, por no hablar de la omnipresente corrupción.
Pero los verdaderos intereses de Rusia a largo plazo radican en el multilateralismo, la integración en la economía mundial y el imperio de la ley internacional. La vía actual de Putin está sembrada de grandes peligros. Está socavando las perspectivas económicas de Rusia, al tiempo que enfrenta al mundo con una amenaza de guerra cada vez mayor.
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El autor es profesor de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Columbia