“El panorama es sombrío”: duro editorial de The Economist sobre la negociación argentina con el FMI
La publicación británica destinó críticas a la negociación del Gobierno con el organismo multilateral; “Guzmán parece pasar más tiempo tratando de convencer a la poderosa vicepresidenta peronista, Cristina Kirchner, de la necesidad de un acuerdo que escribiendo un programa creíble”, lanzó
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“Sólo un cambio en las políticas argentinas puede sacar al país de su trauma centenario”. Así lo asegura la revista británica The Economist, en un duro editorial que engloba la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la deuda multi millonaria con el país. Con referencias al recurrente chiste de quien abandona la Argentina por diez día encontrará todo cambiado, pero si regresa en veinte años se encuentra todo igual, la publicación anglosajona comienzó con un repaso por la relación con el organismo multilateral, que culminó con un temible pronóstico. “El panorama es sombrío. Y lleva una sensación de déjà vu”, aseguró.
“Durante los próximos dos años, Argentina debe realizar pagos por unos 40 mil millones de dólares o corre el riesgo a convertirse una paria financiera”, resumió The Economist, al diagnosticar la situación que atraviesa el país. “Ese es dinero que el país no tiene, y el telón de fondo de las negociaciones es prohibitivo”, remarcó, mientras destacó un peso devaluado y una inflación anual que supera el 50%.
En este sentido, la publicación continuó por recorrer la historia de los últimos veinte años. Tras la crisis de 2001, la Argentina disfrutó una década de crecimiento económico, motorizado por el auge mundial en el comercio y el precio de materias primas. Hasta que todo se comenzó a frenar en 2012. “La frustración por el estancamiento económico contribuyó a la elección, en 2015, de Mauricio Macri, un político de mentalidad liberal”, destacó la revista.
The Economist señaló que los problemas estructurales impidieron la recuperación del país, pese la búsqueda de algunas reformas por parte del gobierno de Mauricio Macri. “En 2018, cuando el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos contribuyó a endurecer las condiciones financieras mundiales, los mercados comenzaron a desconfiar del estado de las finanzas argentinas y Macri recurrió al FMI en busca de ayuda”, recordaron en el editorial.
Así se explicó cómo la Argentina volvió a un préstamo con el FMI, el más grande jamás otorgado por el organismo. Con el cambio de color político y en un contexto internacional atípico, la publicación destaca que las negociaciones actuales llegan “en un tiempo difícil”. “Y el gobierno [de Alberto Fernández] ha seguido incurriendo en fuertes déficits presupuestarios, que financia imprimiendo dinero”, indicaron, y subrayaron: “En 2021, el Banco Central imprimió el equivalente al 4% del PBI”.
Pese a la importancia que The Economist señala en las negociaciones actuales con el Fondo, la publicación advierte que “los males económicos de Argentina son anteriores al préstamos de 2018″. “Los políticos populistas se han entrometido durante mucho tiempo en los mercados”, se subrayó, al tiempo que se destacaron medidas oficialistas como la prohibición de exportaciones y el control de precios.
“El FMI no puede simplemente exigir reformas para abordar tales problemas”, sostuvo The Economist, y reflexionó: “Cuanto más le pide a la Argentina, menos seguro puede sentir que se cumplirán las condiciones. Sin embargo, el Fondo parece haber insistido en una mejora de las perspectivas fiscales”.
En este sentido, la revista destinó una observación también al arco político en general. “La clase política parece estar demasiado ocupada peleando para lidiar con problemas más importantes”, sostuvo, y disparó: “El Gobierno no ha logrado unirse en las negociaciones. [Martín] Guzmán parece pasar más tiempo tratando de convencer a la poderosa vicepresidenta peronista, Cristina Fernández de Kirchner, de la necesidad de un acuerdo que escribiendo un programa creíble”.
“Con los plazos acercándose, el Gobierno se tambalea”, remarcó The Economist. “Caer en mora con el FMI dejaría a la Argentina aislada de otros prestamistas multilaterales, que son una de las pocas fuentes de crédito que le quedan. En el peor de los casos, un incumplimiento podría desencadenar un pánico similar al de 2001. El panorama es sombrío. Y lleva una sensación de déjà vu”, cerró.
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