“El país tiene un alto potencial de desarrollo”
Si pensamos los negocios del futuro dentro de un contexto como el de Argentina, es sencillo darse cuenta de que, superadas ciertas condiciones de política económica, estamos en un país con un alto potencial de desarrollo. Ello surge de aprovechar las capacidades existentes en agroindustria, energía, salud y en empresas basadas en el conocimiento (servicios informáticos, ingeniería, aplicaciones informáticas, entretenimientos, consultoría y educación).
Siempre el futuro es incertidumbre, pero hoy sabemos que en una proporción muy alta los nuevos negocios se basan en las oportunidades que generan las nuevas tecnologías. La aplicación de algoritmos inteligentes a máquinas y modelos dieron origen a la revolución industrial 4.0, con desarrollos más allá de la robótica y la automatización. La nanotecnología, con nuevos materiales y productos. La biotecnología, con la creación de organismos genéticos modificados, alimentos artificiales y medicamentos para enfermedades críticas. Internet de las cosas, como combinación de big data, robótica, domótica y microbiomética. La manufactura 3D, con aplicaciones en la industria, los electrodomésticos y la salud. La informática, con sus aplicaciones móviles, en red y en la nube.
Es una agenda apasionante que tendrá su impacto en el empleo. En los Estados Unidos suponen que casi el 50% de los empleos actuales será modificado en los próximos 20 años. Algunos desaparecerán, pero también se crearán nuevos. También tendrá su impacto en las organizaciones, con nuevos criterios de trabajo en coworking y cocreación, haciendo más habitual el trabajo en red, donde serán cada vez menos nítidas las estructuras jerárquicas. Y poniendo en tensión la propia supervivencia de las empresas, obligadas a diseñar modos de adaptación efectivos, tanto por los cambios tecnológicos como también por las demandas de las nuevas generaciones.
Esta agenda desafiante está abierta al futuro de los negocios en la Argentina. No son escenarios inimaginables. A favor de ello, hay una sociedad moderna, con alto nivel emprendedor y con una base de capital humano que sirve para el despegue. Pero también hay dificultades en la capacidad dirigente para lograr asociatividad e insuficiencia de capital de riesgo. El escenario del futuro es un escenario colaborativo. No hay posibilidades de que las empresas lo resuelvan solas, sin vínculos con el sistema universitario, que debe integrarse con el sistema científico y tecnológico sobre la base de prioridades sectoriales y alineadas a los potenciales del país. El sistema financiero debe poner su capital al servicio del desarrollo y dialogar con el sistema educativo-científico-tecnológico. El gobierno, en tanto, debe generar políticas que alienten la inversión como base de la revolución cuanti y cualitativa de empleo que generan estas oportunidades.
Si saltamos las barreras de incomunicación entre estos actores, con asociatividad, la Argentina se convertirá en el "negocio del futuro" con pleno empleo y mayor integración social.
El autor es rector del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA)
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