El país está mejor que en 2003, pero sólo por factores externos
Un barómetro basado en el valor de las empresas muestra que los vecinos de la región aprovecharon mejor el viento de cola
La Presidenta tiene razón: la economía está mucho mejor que en 2003. Pero al sugerir que la mejora se debe a sus políticas, corre el riesgo de confundir correlación con causalidad. La ocurrencia simultánea de política kirchnerista y mejora respecto de 2003, no necesariamente implica que lo primero haya causado lo segundo. Una hipótesis alternativa es que la mejora se debe a la bonanza externa, al buen stock de capital heredado del menemismo y al alto tipo de cambio real que dejó el duhaldismo. Y que incluso las perspectivas mejoren en el final de su mandato, no por méritos de su gobierno, sino porque éste termina.
Nuestro PBI creció mucho desde 2003. Pero la política no sólo genera efectos sobre el presente sino también sobre el futuro, y en condiciones habituales el PBI de un año es poco sensible a las señales de largo plazo que emite la política económica. Por ejemplo, las inversiones en infraestructura y energía en los 90 permitieron un gran crecimiento en la presidencia de Néstor Kirchner, aun con precios de los servicios y de la energía planchados. Las consecuencias se terminaron de ver cuando Néstor ya no estaba, y le tocó a Cristina pagar la bonanza adelantada por su predecesor.
Propongo repensar el tema analizando el valor de las empresas, un barómetro que revela el atractivo a invertir y generar puestos de trabajo en un país. A diferencia del PBI, los precios de las acciones incorporan las señales respecto del futuro que genera el entorno. Otra ventaja es que, comparando la evolución del valor de las empresas en distintos países, podemos identificar los determinantes comunes que hacen que todas suban y focalizarnos en las diferencias entre países que reflejarían el efecto de cuestiones nacionales, como la política local. Por último, el valor de una acción es un precio que alguien paga, no sujeto a cómputo del gobierno.
Tomando un valor base para la empresa típica argentina de $ 100 en abril de 2003, justo antes de la asunción de Néstor, esa empresa valía $ 227 ajustados por la inflación real a fin de 2014. Nuestras empresas más que duplicaron su valor en estos 12 años. Sin embargo, el valor de la empresa típica de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú pasó en igual lapso de 100 a 427 (ver gráfico). Este gran rezago respecto de la región refleja una opinión muy negativa sobre nuestra política económica por parte de quienes tienen capacidad de hacer inversiones. El gráfico tiene varias perlitas, pero me focalizaré en sólo tres:
- Los grandes logros del kirchnerismo en empleo, salario y distribución del ingreso, se dieron en los primeros años, cuando también subía el valor de las empresas locales. Y éste subía al compás del resto de la región.
- La gran bifurcación respecto de la región se dio a partir de la intervención al Indec. El 44% de la nueva deuda emitida en la reestructuración de 2005 era en pesos indexados a la inflación oficial, así que ésta fue una señal clara de la verdadera voluntad del kirchnerismo de cumplir con su propia palabra.
- En las PASO de 2013 nos enteramos de que no habría un tercer mandato de la Presidenta. Desde ahí, el valor de nuestras empresas ha subido 42% ante la perspectiva de un cambio en la política económica. Para medir regularmente los cambios en las expectativas económicas, creé el indicador Copa América Bursátil que compara los rendimientos de cada país netos del viento de cola (http://goo.gl/4mZrHE). La Argentina ganó la Copa en 2013 y 2014, venciendo por goleada a Brasil, Chile, Colombia, México y Perú.
El autor es profesor en la Universidad Torcuato Di Tella