El nuevo líder de BP necesita hacer cambios radicales para preservar la independencia de la firma
Cuando Robert Dudley asuma las riendas de BP PLC el viernes, sentirá la presión de actuar rápidamente para restaurar la reputación, apuntalar el precio de la acción y, posiblemente, proteger la independencia de la petrolera británica.
Dudley, un estadounidense de 55 años, tomará las riendas de una empresa acosada por la incertidumbre después del derrame de petróleo en el Golfo de México. La escala de su responsabilidad por el peor derrame petrolífero en la historia de Estados Unidos sigue siendo incierta y su licencia para operar en ese país está en duda.
De hecho, la viabilidad de BP como una compañía independiente podría verse amenazada. Algunos altos ejecutivos comentan en privado que están sorprendidos de que rivales como Exxon Mobil Corp. no hayan hecho el intento de adquirir BP, considerando el bajo precio de su acción.
"La magnitud del reto que enfrenta Dudley es que si en seis meses no hay un cambio en el precio bursátil, BP quedará bastante vulnerable a una oferta de Exxon o (Royal Dutch) Shell", predice un banquero de Londres.
Tanto Exxon como Shell declinaron comentar al respecto.
Incluso a medida que se prepara para repeler las amenazas, el avance que consiga Dudley en su promesa de transformar la cultura corporativa de BP también estará bajo escrutinio. "Ahora, BP tiene que ser la primera en todo, es¬pecialmente en seguridad", dijo Fadel Gheit, analista de Oppenheimer & Co.
Es muy probable que parte del escrutinio sea interno. Una fuente cercana dijo que los directores de BP analizarán si dos comités clave —el de seguridad, ética y medio ambiente y el de auditoría—, supervisan a la gerencia de manera adecuada. Ambos podrían "necesitar reconsiderar su jurisdicción, estatutos y miembros" a la luz del desastre en el Golfo, dijo la fuente.
Se trata de una agenda apretada a medida que el presidente ejecutivo saliente, Tony Hayward, le pasa la batuta a Dudley. La buena noticia para BP es que lo peor de la crisis del Golfo ya quedó atrás. La empresa selló permanentemente el pozo Macondo hace una semana.
Las acciones de BP, sin embargo, no han registrado grandes variaciones desde mediados de julio, cuando la empresa detuvo el derrame de petróleo y continúan 38% por debajo de su nivel previo a la explosión.
El viernes, los ADR de BP cerraron con un alza de 33 centavos para quedar en US$38,46 en la Bolsa de Nueva York.
Dudley no ha dado ningún indicio de qué podría hacer una vez instalado en la presidencia ejecutiva. Muchos analistas esperan cambios en la cúpula ejecutiva, especialmente en la división de exploración y producción que supervisaba la perforación del pozo que explotó.
Algunos se preguntan si Dudley será capaz de conseguir el tipo de cambio radical que BP necesita. "Es diplomático y de buen carácter, no el tipo de ejecutivo que golpea la mesa", dice un directivo de BP.
Por otro lado, su estatus como una persona relativamente externa podría ayudarlo a limpiar el desorden en BP. Es el único miembro de la alta gerencia que vino de Amoco Corp., la petrolera estadounidense que BP adquirió en 1998 y será el único no británico en liderarla en sus 102 años de historia.
Dudley dejó BP en 2003 para manejar la empresa conjunta de la petrolera en Rusia, TNK-BP Ltd. y por años ha estado alejado de la exploración y producción, por lo que no tiene conexión alguna con el desastre del Golfo.
En sus primeros cinco años bajo la dirección de Dudley, TNK-BP se convirtió en uno de los principales productores de crudo en Rusia. "No conozco a mucha gente que puede hacer que una empresa pase de cero a ser la séptima petrolera de capital cerrado del mundo como lo hizo Dudley", señala John Dolson, que trabajó como asesor de exploración técnica de TNK-BP.
Una guerra por el control de TNK-BP entre BP y sus socios rusos culminó con la salida de Dudley de Rusia en julio de 2008, cuando el ejecutivo pasó a la clandestinidad en medio de quejas de "acoso sostenido". Después de un tiempo dirigiendo la empresa desde un lugar secreto, finalmente dejó el mando como parte de un acuerdo entre BP y los rusos en septiembre de 2008. El año pasado, Dudley volvió a Londres, donde lo recompensaron con un puesto en la junta de BP y el cargo de subdirector para Asia y América.
La catástrofe del Golfo le dio finalmente a Dudley su oportunidad de brillar. Lo pusieron al frente de la limpieza, reemplazando a Hayward, que había enfurecido al público estadounidense con varias metidas de pata. Poco después, Dudley ya era mencionado como el posible sucesor de Hayward.