El mundo ayuda, la política condiciona
Miguel Angel y Andrea Broda Para LA NACION
La tarea de pronosticar siempre es difícil, ya que el futuro es desconocido. Pero los economistas, provistos de la asistencia de la teoría económica, tratan de predecir el comportamiento de las variables económicas para ayudar en la toma de decisiones. Para ello, suelen definir un escenario base (el que consideran más probable) aunque son conscientes de que existen otros escenarios alternativos posibles. En la Argentina de hoy, a las dificultades habituales a la hora de predecir se le suma el problema del falseamiento de los datos estadísticos claves (por ejemplo, actualmente para las consultoras privadas el nivel del PBI se ubica entre el 7 y el 9% por debajo del publicado por el Gobierno).
Partiendo, entonces, de un nivel de PBI más bajo que el oficial, en nuestro escenario base la economía argentina podría mostrar un crecimiento del orden del 2 o 3% en 2010, tras caer el 3,5% en 2009 (en vez de una suba de 0,5% como proyecta el Gobierno). Se trataría de una recuperación bastante "amarreta" tanto respecto a otras recuperaciones previas como en relación con las que podrían mostrar otros países de la región que se perfilan para salir en forma de "V". Este escenario base se sustenta básicamente en nuestra visión acerca de qué puede venir en materia de política económica y en cómo vemos la recuperación de la economía mundial.
Creemos que la política económica va a estar al servicio de la política. Pese a la derrota electoral, todo parece indicar que Néstor Kirchner está convencido de que el oficialismo tiene buenas chances de cara al 2011, considerando que cuenta con un mínimo asegurado de votos de entre el 25 y el 30%, en buena medida proveniente del conurbano bonaerense. Con el fin de consolidar la continuidad de su proyecto político, su estrategia parece estar centrada en dos ejes: 1) captar los votos del electorado de izquierda de los centros urbanos (con medidas de tinte estatista). Para ello cuenta con el apoyo de los intelectuales de Carta Abierta y de las Facultades de Ciencias Sociales públicas que, a diferencia de otros países, siguen conservando un sesgo exageradamente antimercado. Con este objetivo en mente, el ex presidente seguirá profundizando su modelo intervencionista: a las medidas ya adoptadas, como la intromisión estatal en el negocio del fútbol, el veto de la ley de emergencia agropecuaria, los planes de empleo cooperativo, etc., podrían sumarse otras como nuevos impuestos (a la renta financiera y a las herencias), intervenciones en el sistema bancario para "resucitar" el crédito (que sigue cayendo en términos nominales) o más regulaciones laborales (para prohibir por ejemplo despidos); 2) evitar que se erosione su poder político, como sucedió en el pasado cuando los conflictos ganaron la calle o estallaron crisis macroeconómicas que destituyeron gobiernos. Para mantener el control de la calle seguirá afianzando sus vínculos con piqueteros, sindicalistas, organizaciones de derechos humanos y barras bravas. Y para evitar una crisis macro, el camino elegido es asegurarse financiamiento: por ello, el Gobierno continúa con la estrategia de canjes de deuda "permanentes", ha anunciado que desea volver a los mercados voluntarios y -aunque con idas y venidas- ha mostrado algún progreso al acercarse al FMI, y retomar la iniciativa para reabrir las negociaciones con el Club de París y los hold outs .
Además, en nuestro escenario base se reconoce que el mundo se va a recuperar en forma de "U", lo que ayudará a la Argentina. La economía mundial dejó de caer en el II trimestre ya comenzó una recuperación. Los países desarrollados crecerían en el III trimestre a un ritmo anualizado de entre un 3,5 y un 4%, aunque es probable que esta reactivación sea más amarreta que otras (el mundo desarrollado puede mostrar en los cuatro trimestres posteriores a tocar piso un ritmo de crecimiento del 3 al 3,5% anualizado, cifra menor al 5% promedio de otras recuperaciones). En el caso de los emergentes, varios se perfilan para mostrar una recuperación en forma de "V".
Las mejores perspectivas de la economía mundial, el resurgimiento del apetito por el riesgo y la tasa de interés nominal cero en el mundo, más las señales de Amado Boudou que reflejan la voluntad de pago del Gobierno dieron lugar a una euforia financiera local, que aún no derrama en la economía real, pero contribuye a "tranquilizar los ánimos". En este contexto, el riesgo argentino se desplomó (de 1,883 puntos básicos a principios de marzo a 768 actualmente). Subieron fuertemente los bonos y las acciones. Luego de las elecciones, disminuyó la tasa de devaluación esperada (el dólar futuro a un año en Nueva York se ubica hoy en $ 4,5 cuando llegó a cotizar, en marzo, a $ 5,3 en marzo). Mermó significativamente la salida de capitales (de US$ 2599 millones en junio a unos US$ 800 millones en agosto y US$ 300 millones en septiembre). El BCRA volvió a comprar dólares (US$ 538 millones en agosto y tal vez más de US$ 1000 millones en septiembre, tras vender en junio US$ 764 millones). Por último, repuntaron los depósitos privados en pesos (subieron entre puntas $ 2645 millones en agosto y $ 1716 millones en la primera semana de septiembre, luego de crecer en promedio sólo unos $ 600 millones por mes desde enero) y también bajaron algo las tasas de interés.
La batalla de 2011
Si bien el mundo se recupera, mejora el clima financiero local (que algo ayuda) y NK es consciente de la necesidad de evitar una crisis macro, la política y las ganas del oficialismo de dar batalla en 2011 afectarán negativamente el futuro. Así, en nuestro escenario base, la economía saldría moviéndose muy lenta y frágilmente, tras alcanzar un piso en el II trimestre; podría mostrar en los siguientes cuatro trimestres un crecimiento equivalente a un tercio del registrado en otras recuperaciones previas (del 2,5 al 3% contra el 9% sin computar la salida de la recesión de 1998-1999). Así, el PBI exhibiría una trayectoria algo mejor que la de una "L", sin llegar a ser una "U", lo que contrasta con otros países de la región (Chile, Brasil, México y Perú) que tienen chances de salir en forma de "V". Es que, a diferencia de lo que ocurre en esos países, donde la confianza de los consumidores y empresarios repunta y la inversión tiene chances de registrar un importante rebote, las perspectivas de la Argentina en estos frentes no son muy promisorias. Puede haber un tenue repunte del consumo privado y la próxima cosecha jugará a favor, pero el problema es que el "factor K" y el exceso de intervencionismo estatal seguirán inhibiendo a la inversión, no se cuenta con margen para aplicar políticas expansivas y difícilmente se logre reganar la confianza de los agentes en un contexto en que la economía crece débilmente y la transición política puede mantener elevada la incertidumbre.
Los autores de la nota son economistas.
- El próximo domingo : el columnista invitado será José Luis Espert.
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