El modelo aplicado por un país europeo que puede guiar las desregulaciones en la Argentina
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Estonia representa un caso ejemplar de transformación económica y eficiencia gubernamental, derivado de sus audaces políticas de desburocratización y desregulación. Desde su separación de la Unión Soviética en 1991, Estonia no solo ha abierto su mercado con rapidez, sino que también ha adoptado una especie de gobierno electrónico, posicionándose como líder en innovación y transparencia.
Este pequeño país báltico con solo 1,3 millones de habitantes, es uno de los más digitalizados del mundo. Lidera el ranking mundial de creación de empresas por habitante y tiene el récord de crear una compañía cada 15 minutos con 33 segundos. También ocupa posiciones relevantes en el DESI, el Índice de Economía y Sociedad Digital que utiliza la Unión Europea para medir el grado de desarrollo tecnológico de acuerdo a parámetros como conectividad, capital humano, uso de internet, integración de tecnología digital y servicios públicos digitales.
Es el segundo país del mundo con más unicornios per cápita, con 10, entre los que se encuentran Skype, Wise o Bolt.
Su historia ofrece valiosas lecciones para naciones como la Argentina, que está en busca de una renovación económica y de la eficiencia administrativa. Estonia enfrentó desafíos significativos al principio, con altas tasas de inflación y desempleo. Sin embargo, mediante la privatización de empresas estatales y la liberalización de su economía, logró una notable recuperación.
Acompañando estas reformas económicas, fue pionera en la adopción de soluciones digitales para la administración pública, permitiendo a los ciudadanos realizar casi todos los trámites en línea, desde registrar un negocio hasta votar en elecciones. Este proceso de digitalización no solo ha mejorado la eficiencia y la transparencia, sino que también ha minimizado los índices de corrupción al reducir el contacto humano y los procesos administrativos tradicionales.
“Estonia fue pionera en la adopción de soluciones digitales para la administración pública, permitiendo a los ciudadanos realizar casi todos los trámites en línea, desde registrar un negocio hasta votar en elecciones”
Mart Laar, primer ministro de Estonia durante los años 90, fue crucial en la implementación de estas reformas. Laar promovió una economía de libre mercado respaldada por un sistema judicial eficaz y un marco legal que protegiera la propiedad y los derechos empresariales. Bajo su liderazgo, Estonia introdujo un sistema de impuesto plano, o flat tax, que simplificó enormemente la estructura tributaria y favoreció el crecimiento económico.
En el caso de la Argentina actual, Federico Sturzenegger, al frente del recién creado Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, enfrenta desafíos similares. Inspirado por el ejemplo estonio, el ministro ya inició una serie de reformas para reducir la burocracia y liberalizar la economía, comenzando con la “Ley de Hojarascas”, que busca eliminar regulaciones obsoletas y redundantes.
El pilar más rotundo de Estonia probablemente haya sido la infraestructura digital para fomentar los negocios. Gracias a su programa e-Residency virtual, vigente desde 2014, los ciudadanos extranjeros pueden crear compañías sin tener que residir en el país, así como gestionarlas, contratar trabajadores, realizar trámites administrativos, operar con los bancos, pagar impuestos, y todo a la distancia, de manera online.
“El pilar más rotundo de Estonia probablemente haya sido la infraestructura digital para fomentar los negocios”
También se revolucionó la forma de participar en política. Por ejemplo, un ciudadano estonio puede votar en elecciones nacionales desde cualquier parte del mundo utilizando su tarjeta de identificación electrónica. Este proceso hoy día es seguro, transparente y toma menos de cinco minutos, gracias al uso de la tecnología blockchain, que garantiza la integridad de los votos.
El modelo estonio ofrece un camino viable hacia la modernización y el éxito económico para otros países que enfrentan disyuntivas similares. La Argentina, al considerar las políticas y tecnologías que han hecho de Estonia un líder mundial, puede encontrar inspiración y aplicaciones prácticas para superar sus propias metas, revitalizando su posición en el escenario global.
La historia de Estonia demuestra que las naciones, independientemente de su tamaño, pueden convertirse en líderes económicos globales mediante la adopción de tecnología avanzada y políticas económicas que potencien las libertades individuales.
El autor es project manager de la Fundación Internacional Bases
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