El misterioso avión que usa Jaime, en la mira de la Justicia
Personal de un juzgado se presentó en el aeropuerto de San Fernando y se llevó documentación
Ricardo Jaime no viaja por estos días en el sospechoso avión de 4 millones de dólares que hasta hace unas semanas usaba como propio. Y más allá de haber abandonado las ventajas y comodidades de vuelo y avión a medida por los padecimientos de ser un pasajero de Aerolíneas Argentinas y Austral, el secretario de Transporte no se podrá olvidar fácilmente de aquellos días de avión propio.
Al menos dos fiscales y dos jueces han enfocado sus municiones procesales en los vuelos de Jaime. En el fuero federal avanzan dos investigaciones. En una de ellas se intenta establecer quién es el dueño del avión Lear Jet 31A matrícula N786YA y por qué el poderoso secretario se movía a sus anchas en esa aeronave. En la otra, además de buscar precisiones sobre estos vuelos, la Justicia sigue con la investigación que inició el ex fiscal Manuel Garrido por el uso de varios aviones que alquilaban el empresario transportista Claudio Cirigliano y la empresa Aeropuertos Argentina 2000 para que Jaime no se molestara en ir a tomar un vuelo regular.
Las causas tomaron fuerza después de la investigación que publicó LA NACION el 22 de mayo, en la que se daba cuenta de que Jaime se movía en el jet de ocho pasajeros, adquirido en Miami el 24 de diciembre pasado por poco más de 4 millones de dólares.
Según consta en la Administración Federal de Aviación (FAA, en sus siglas en inglés), el avión fue comprado en aquella víspera de Nochebuena por la firma Pegasus Equity Investments, radicada en Costa Rica, mediante un crédito de 3,48 millones dólares suministrado por la sociedad Elkrest Investments Limited, una empresa con domicilio en Tórtola, la principal de las islas Vírgenes británicas. El 15% restante se pagó al contado. El asesor financiero de la operación fue el Banco de Utah, Estados Unidos.
Datos de los vuelos
El engranaje judicial ya ha empezado a cerrar el círculo en las cercanías de Jaime. Fuentes judiciales confirmaron a LA NACION que anteayer funcionarios del juzgado de Claudio Bonadío llegaron al Aeropuerto Internacional de San Fernando. ¿El motivo? "Buscamos datos sobre los aviones y los pasajeros: formularios, pagos de cánones, planes de vuelo y listas de pasajeros", relató una fuente judicial con acceso al expediente. Bonadío ya tiene en su poder varias carpetas con los registros de vuelos y con los listados de pasajeros que subieron a los costosos aviones. "Al parecer, en los vuelos nacionales no es obligatorio declarar el pasaje, sino que es discrecional. Así que en algunas empresas sí aparecen datos sobre los pasajeros en los planes de vuelo, en otras no", reflexionó el informante.
Pero ésa no es la única causa que desvela al funcionario cordobés. Otro juez federal, Norberto Oyarbide, tiene sobre su escritorio una requisitoria del fiscal Carlos Rívolo en la que le pide una decena de diligencias. El fiscal quiere saber "a quién perteneció y pertenece actualmente el avión Lear Jet 31A matrícula norteamericana N786YA, remitiendo en su caso la totalidad de la documentación". También busca tener precisiones sobre quién es la compañía aseguradora del avión y en qué condiciones se tramitaron los permisos de permanencia en el país.
También Oyarbide deberá resolver otro pedido del fiscal: citar a prestar declaración testimonial a los cinco pilotos que alguna vez comandaron la misteriosa aeronave.
Según consta en el expediente, el pedido del fiscal fue presentado ante el juez el 29 de mayo y la resolución de Oyarbide, según estiman en los pasillos de Comodoro Py debería ser inminente. La Justicia se desvela no sólo por saber quién es el dueño del avión, sino también quién paga las nada económicas facturas que generan los viajes aéreos del secretario. Quieren saber, por ejemplo, quién pagó la cuenta del piloto, un norteamericano llamado Rick Valdez, cuando comandó el avión, el 6 de febrero pasado, de Fort Lauderdale a Buenos Aires. O cuál es el hangar que le brinda techo a la desprotegida nave y en qué condiciones lo hace. O quién paga la cuenta de combustible.
En el mercado de vuelos no regulares, que es un sector relativamente chico, el avión que supo tener entre sus pasajeros frecuentes a Jaime se ha convertido en un tema complicado.
Sucede que desde que LA NACION publicó la nota, Jaime ha regresado a los vuelos regulares. De hecho, el domingo, mientras esperaba que llegara el vuelo de Austral que había salido de Buenos Aires con destino a Córdoba, y que luego regresaba a la Capital Federal, Jaime se topó con las complicaciones de las que puede dar fe la gran mayoría de los pasajeros frecuentes de las empresas aéreas que ahora maneja el Estado. En el sector vip del aeropuerto, el secretario aguardaba para volar el trayecto que supo hacer en el lujoso Lear Jet. Pero el MD de Austral pisó el pasto en medio de una maniobra de retome. El yerro a la cinta asfáltica le costó un par de horas de retraso al secretario.
Desde que llegó al país, el 6 de febrero pasado, el suntuoso Lear Jet ha realizado varios viajes, entre otros, cuatro veces a Florianópolis, tres a Porto Alegre, una a Punta del Este, cuatro a Montevideo, doce a Córdoba, tres a Mar del Plata, una a Santiago del Estero, una a Sunchales (Santa Fe), siete a San Fernando y una al aeroparque Jorge Newbery.
Como la matrícula es de Estados Unidos, la aeronave no puede residir en el país. Según la regulación vigente, no puede permanecer en el país más de 75 días seguidos. De ahí sus salidas periódicas, que ahora mira la Justicia.
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