El misterio de la ballena franca: abren una investigación porque se extraviaron 26 hojas para hacer billetes de $200
Casa de Moneda, la empresa estatal encargada de fabricar los billetes y el metálico con el que día a día se mueve la economía argentina, acaba de arrojar una rareza: sus directivos abrieron por primera vez en décadas un sumario para investigar el faltante de papel para hacer dinero, que se perdió en medio del proceso industrial entre marzo y abril pasados y hasta ahora no fue hallado.
Ocurrió en la planta que la firma tiene en Retiro. Las máquinas estaban procesando un pedido del Banco Central (BCRA) para imprimir 70 millones de billetes de $200 con el dibujo de la nueva familia dispuesta por la entidad, compuesta por animales autóctonos. En este caso, se trataba de la figura de la ballena franca austral.
Entre el proceso de serigrafiado, uno de los primeros, y su pasaje para hacer fondos, faltaron en total 26 hojas de 28 posiciones (la cantidad de billetes que se pueden imprimir). Ese número representa el material necesario para hacer $145.600. El 12 de marzo se extraviaron 10 hojas y el 9 de abril, otras 16.
Fuentes relacionadas con la impresión del dinero reconocieron que suele darse la pérdida de material mientras se lleva a cabo, pero en la mayoría de los casos el papel extraviado aparece y se termina el círculo con los pasos que ordena el manual. Eso no ocurrió en este caso, donde aún están rastreando el camino del material, lo que haría las delicias de los fanáticos de la serie española " La casa de papel ".
Como no aparecieron esas 26 hojas, las autoridades de Casa de Moneda abrieron un sumario administrativo. Tiene el objetivo, al final de la investigación, de averiguar qué ocurrió con el papel. Pero lejos de buscar a un autor intelectual, como "el profesor" de la serie televisiva, o a su autor material -acaso Berlín-, la meta de corto plazo es determinar por qué el personal a cargo de ese sector no avisó inmediatamente sobre el faltante.
Dos fuentes consultadas por LA NACION sostuvieron que no pueden descartar por completo que haya habido un robo, pero estiman que es una alternativa muy poco probable por diversos motivos. El más importante: el faltante ocurrió en una etapa incipiente del proceso de fabricación de los billetes. Dicho en términos que quizás un especialista en esta clase de trabajo no aceptaría, estaban impresos de un solo lado. De manera que se necesitaría una máquina muy compleja –las de Casa de Moneda tienen el tamaño de una pequeña locomotora- para completar el trabajo.
Hay otros elementos que desestimulan la hipótesis de un robo. El lugar está lleno de cámaras que siguen punto por punto el proceso, por lo que sería muy difícil que alguien tomara las hojas sin ser registrado.
Finalmente, cada persona que sale del edificio debe pasar por un cacheo. Si alguien entró con su propia billetera, las normas dicen que debería dejar su propio dinero al salir.
La historia reciente de Casa de Moneda, además, no registra muchos robos. Los trabajadores tienen memoria de uno que ocurrió a mediados de la década pasada, cuando algunos operarios se llevaban monedas escondidas en los zapatos de seguridad. Fueron descubiertos y denunciados.
El papel faltante representa una cantidad menor entre el movimiento que hace mensualmente Casa de Moneda. En Retiro, por caso, se operan unas 450.000 hojas diarias, contra las 26 que faltan.
Fuentes familiarizadas con la operación de las imprentas que pidieron reserva de su nombre agregaron que las pérdidas de papel pueden ocurrir. Tiempo atrás, cuando el Banco Central lo compraba, Casa de Moneda debía pagar el faltante a su valor facial (el número que está sobre el billete), pero no se iniciaban procesos posteriores.
Allegados a la gestión actual sostienen que iniciaron un sumario no sólo para saber qué pasó con las hojas, sino para instalar una cultura del control dentro de la empresa, en señal hacia los empleados. De hecho, la medida molestó a los trabajadores, que lo tomaron como una decisión exagerada. Eso se da en un contexto de tensiones entre los empleados, donde conviven afiliados a cuatro gremios: UPCN, ATE, APEH (en la planta de Retiro) y los gráficos, en el complejo de Don Torcuato, heredados de la ex Ciccone, también con recomposiciones salariales distintas.
Fuentes al tanto de la operación cotidiana no descartan que las molestias gremiales también se deban a que, en la práctica, la operación de Casa de Moneda es menor. Este año saldrán de los talleres 810 millones, contra los 1125 millones del año pasado.
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