"El Mercosur se acabó hace más de una década"
-¿La incorporación de laArgentina como observador en la Alianza del Pacífico simboliza el fin del Mercosur?
-Como proyecto de unión aduanera, el Mercosur acabó hace más de una década. La incorporación de la Argentina como observador en la Alianza del Pacífico y las declaraciones del nuevo canciller del gobierno provisional brasileño durante su reciente visita a la Argentina formalizan una situación de hecho. El nuevo estatus de la Argentina la suma como observador a otros 48 estados. Se trata de un hecho diplomático con implicaciones comerciales potencialmente modestas. No debe olvidarse que los cuatro miembros de la Alianza del Pacífico tienen un poderoso homogeneizador: sus acuerdos bilaterales con Estados Unidos y la Unión Europea, cuyos compromisos se agregan a los acuerdos bilaterales preexistentes en el marco de la Aladi.
-¿Los acuerdos preferenciales con la Unión Europea o una eventual participación en la Iniciativa Transpacífica deberían tener alta prioridad en la agenda de negociaciones comerciales externas de la Argentina?
-Los acuerdos Norte-Sur han sido un recurso usado de manera estratégica por algunas economías desarrolladas como respuesta a la parálisis de las negociaciones multilaterales. En este sentido no son una buena noticia para la Argentina: por su naturaleza, la agenda de negociación está en buena medida determinada por las economías avanzadas. En cuanto al Acuerdo Transpacífico, más allá de que la Argentina eventualmente califique para una futura incorporación, su propia materialización es un interrogante dado los evidentes obstáculos políticos a su ratificación en varios de los países miembros.
-¿Este panorama es desalentador para la Argentina?
-De ningún modo. El principal problema de la Argentina en materia de política comercial no son las negociaciones externas, sino la dominancia de una macroeconomía volátil, la tradición de opacidad y discrecionalidad en la formulación e implementación de la política comercial, y los problemas de coordinación y consistencia al interior del sector público y entre éste y el sector privado. Para eventualmente aprovechar las oportunidades que puedan abrir las negociaciones comerciales externas, la Argentina necesita ajustar su modelo interno de política. Los acuerdos comerciales internacionales no son un sustituto de las políticas domésticas ni un "ancla" para las mismas. Invertir el orden de prioridades no es una buena estrategia y plantea el riesgo de ser un "entretenimiento": la principal debilidad de la Argentina han sido las políticas domésticas.
El autor es profesor plenariode la Universidad de San Andrés,Roberto Bouzas