El mercado está atento a cómo la Reserva Federal retira el estímulo
En una reunión realizada a fines de enero, la Reserva Federal le advirtió al mercado que las tasas de interés empezarían a subir pronto. La decisión tomó por sorpresa a los inversionistas que no demoraron en reaccionar: las acciones y los bonos se desplomaron y el dólar se disparó.
No se trata de un pronóstico de la reunión de esta semana del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal, sino de lo que pasó hace seis años. En estos momentos, nadie espera que la Fed se aparte de su promesa de mantener las tasas bajas "durante un período prolongado".
Pero las turbulencias de la semana pasada, que provocaron una caída de más de 5% en apenas tres días en el Promedio Industrial Dow Jones, sirven como recordatorio de que el estímulo sin precedentes que impulsó el gran repunte bursátil del año pasado empezará a ser retirado este año. Un aumento modesto de las tasas estadounidenses probablemente no será la chispa que provoque un declive. En 2004, hubiera sido inconcebible que la decisión de China de endurecer las condiciones para otorgar crédito causara un alud de ventas como lo hizo la semana pasada.
La gran pregunta para los inversionistas es qué porcentaje de la recuperación del mercado fue impulsada por la mejora de los fundamentos y cuál por el plan de estímulo fiscal.
Algunos creen que las saludables perspectivas de ganancias de las empresas seguirán impulsando a las acciones estadounidenses siempre y cuando los potenciales aumentos de tasas sean moderados y respondan a un mayor dinamismo de la economía. Pero los acontecimientos de la semana pasada propulsados por China podrían constituir un preludio de lo que sucederá en el futuro cuando haya variaciones de liquidez.
"Es un vistazo de lo que se nos avecina si Estados Unidos empieza a reducir la liquidez", opina Barry Knapp, estratega de renta variable estadounidense para Barclays Capital. "Hay dos lugares en el mundo en los que la política monetaria fue tremendamente agresiva, uno fue el Banco Popular China... y el otro fue la Fed".
Las bolsas de todo el mundo cayeron la semana pasada, el dólar se fortaleció y las monedas ligadas a las exportaciones de materias primas, como el dólar australiano, perdieron fuerza. Los bonos del tesoro de EE.UU. repuntaron, al ser los grandes beneficiarios de la búsqueda de inversiones más seguras. Pero este libreto, que los inversionistas han seguido desde que empezó la crisis financiera, probablemente cambiará cuando la Fed empiece a subir las tasas.
Hasta el remezón de la semana pasada, los inversionistas se estaban volviendo más pasivos y los indicadores de volatilidad alcanzaban sus niveles más bajos desde que se intensificó la crisis financiera hace casi 18 meses.
El mercado, en todo caso, afronta múltiples riesgos. Los temores sobre los grandes niveles de deuda fiscal tras la crisis financiera empiezan a hacerse realidad en Europa. En EE.UU., los mercados enfrentan riesgos políticos. La semana pasada, las acciones de muchos grandes bancos se desplomaron tras la propuesta del gobierno de Barack Obama de limitar sus actividades. La oposición por parte de algunos demócratas a un segundo mandato del presidente de la Fed, Ben Bernanke, se sumó a la incertidumbre.
Para hacerse una idea de lo que podría suceder a corto plazo tras un endurecimiento de la política monetaria, Knapp se remite a la historia.
Después de que la Fed elevara sus tasas en marzo de 1988, el Índice Standard & Poor’s 500 cayó 6,7% en dos meses. En febrero de 1994, cuando la Fed tomó por sorpresa a los inversionistas con lo que sería una agresiva serie de alzas de tasas, el S&P 500 cayó 9,7% en dos meses. Y después de que la Fed empezara un ciclo de ajuste en 1999, el S&P declinó 7,6% en tres meses.
No obstante, hay algunas diferencias cruciales entre la situación actual y aquellos episodios. De partida, no se espera que la Fed empiece a subir su tasa de referencia. En su lugar, es probable que empiece revirtiendo el llamado relajamiento cuantitativo, un proceso mediante el que se inyectaron fondos al mercado de valores respaldados por hipotecas, al comprar el 70% de estos instrumentos emitidos el año pasado.
Nick Kalivas, vicepresidente de investigación financiera de MF Global, dice que la Fed probablemente no elevará las tasas hasta evaluar el éxito de su retirada del mercado hipotecario. Como resultado, los inversionistas deberían fijarse en dicho mercado, en lugar de esperar declaraciones explícitas de la Fed, observa.
"La gente se fijará en el alcance de esa salida y en cómo afecta a los mercados", dice Kalivas. Un aumento significativo en las tasas hipotecarias podría perjudicar a los consumidores y a los mercados de bienes raíces comerciales y de bonos corporativos. En última instancia, podría llegar a afectar al mercado bursátil al golpear las ganancias de los bancos y las compañías de seguros.
Pero si la retirada va bien y la Fed luego indica que aumentará moderadamente las tasas de interés, eso no tendría grandes efectos sobre el mercado bursátil, según Kalivas. "No es gran cosa que la Fed suba las tasas 25 o 50 puntos base (un cuarto o medio punto porcentual)", señala. "En cierto sentido, podría hacer que algunas personas consideren que la economía es robusta".